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Poemas

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Sábanas de humo

Se perfilan zoomorfas, las sombras
que raudas se expectoran
desde el callejón central luciferino.
La corrupción siempre rehúye, mimética.

***

Revienta el muladar henchido,
ascienden cíclicos
                             gases de polución
pérfidas ventosidades del meretricio político
que surgen totalitarias
en la sociedad de hocico lascivo.
Todo se aspira, ante ahogos incesantes.

Lúbricas aceleran
las ruedas del vehículo nacional
y debajo se resquebraja
el cuerpecillo abortado
de nuestra inestable nación.
¿Primeriza?, gime y se distrae ante la noticia
del no-nato cuasi reventado
o en vías de desarrollo.

***

Críticas a discreción, proyecciones retóricas
explotan y reverberan en el tímpano
de la única moral, que destazada
se aglomera como migas de pan.
El presupuesto es volatilizado
entre los bramidos afilados
del ser otorongo: condición aurívora.

 

Ilusoria epidemia

A gripe A

El foco infeccioso se extiende
e implosiona la alerta espectral
que alardea esputando
                             sangre virulenta
pues recrudece

Tras oscilaciones contaminantes
se persigue el cadáver endémico
envolviéndose entre las cortinas de humo
que nos recubren desde el nivel del mar
sobre las olas del viento
seduciendo ideologías contemporáneas
a siniestra.

Excelso morboso
muta enfundado en el todo intrínseco
de la matriz humanitaria,

y muere por alguna inspiración.
Aunque fenezca, transmutará
en obscenas formas atribulantes.

El aire de nuestras voces
lo comunica, regente y obsesionado
por estas redes menospreciadas, intoxicadas
que con humo negro, son devoradas

su grandilocuencia es espléndida.

Ambiciona organismo
diestro para sostener
situaciones corruptas
actuando profuso, endemoniado
y al tiempo infectado,

antihumano, miserable, vencido tiembla
dejando en claro su tenue mentalidad.

 

Etcétera nacional

Difuminadas, las barajas de opciones
en la mediocridad de sus palos
desde oraciones mutiladas.

Tácito, redundante
denotan verdades discernidas
a conveniencia pérfida
para alimentar los andrajos isogenéticos     
que conforman nuestra educación.

Superficial irritante
postulas la decadencia mental inundante
que criminal, rehúyes
pues ante una cita fatal
surcas descomunalmente, los pretextos.

Absurda generalización
demanda sempiternos debates
que precisarían conceptos a plantear.

Soberano del ser engorroso
lúbrico del memorizar frustrante,
privador del lucubrar
en la consagrada institución
adueñada por humanoides.

El tiempo discrepará tu repulsión
y al percatarte, te derrumbarás
como edificio sin bases,
como deudo del fallecido
social y educativo.