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Falleció el poeta y cantautor español José Antonio Labordeta
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José Antonio Labordeta
Labordeta: agradecido.
 

El cantautor, político y escritor español José Antonio Labordeta murió a la 1 de la mañana del pasado 19 de septiembre, a la edad de 75 años, en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, al que fue trasladado al agravarse su estado de salud, que lo tenía postrado en su casa desde hace varios meses a causa de un cáncer de próstata que se le diagnosticó en 2006.

Desde octubre del año pasado su salud había empeorado y había tenido que ser hospitalizado en alguna ocasión, siempre arropado por su mujer y sus tres hijas. Durante el tiempo que estuvo postrado en su casa, Labordeta recibió la visita de sus muchos amigos, con los que comentaba la actualidad de su país, asuntos de literatura, música o de fútbol, ya que era un fiel seguidor del Real Zaragoza, y hasta obtuvo condecoraciones oficiales.

El último acto público que protagonizó fue el pasado 6 de septiembre, cuando recibió en su casa a los ministros de Defensa, Carme Chacón, y Educación, Ángel Gabilondo, quienes le entregaron la Gran Cruz de la Orden Civil Alfonso X El Sabio, reconocimiento que le concedió el Gobierno de España, que también le otorgó la medalla al Trabajo, por su sabiduría, su pasión, sus convicciones y su defensa de la libertad y del pueblo.

La ministra Chacón destacó entonces que este tipo de reconocimientos dan prestigio a quien los recibe, pero hay veces que, por el contrario, el premiado “da prestigio a las distinciones”, como es el caso de Labordeta, una persona que, según agregó, durante toda su trayectoria vital ha puesto voz a la bondad, a la justicia y a la libertad, primero cantando, después “con la mochila a cuestas” y, luego, en la tribuna del Congreso de España, “con momentos memorables de poesía o con una voz más popular”.

Labordeta presentó en mayo pasado el último libro que escribió, Regular, gracias a Dios, una obra marcada por el cáncer, y en el que expresa su gratitud a su familia, a los amigos y los sanitarios que le han atendido en esta etapa.

Es un libro escrito “a tajos”, dijo en un encuentro con los medios de comunicación, tras volver a su casa después de un tratamiento médico en el Hospital Miguel Servet, a cuyo personal se lo dedicó, por la dureza que le supuso escribir entre cada estancia clínica.

Su convivencia con el cáncer, “un mazazo que le dan a uno en la cabeza”, dijo en una entrevista, está insertada en cada capítulo de este libro, porque Labordeta creía que la gente debería hablar de sus problemas, algunos “dramas muy gordos” al lado de los cuales el suyo “no es nada”.

Pero Labordeta, que era catedrático de filosofía, estaba contento con su vida. “Tengo una mujer que funciona de maravilla, tres hijas, dos nietas, una morena y otra rubia, un yerno que canta muy bien y no cambiaría nada. Tengo muchos amigos, estoy muy contento con lo que me ha tocado”, manifestó.

Aún pretendía escribir un nuevo libro de tema policiaco, pero se lo impidió el agravamiento de su salud en los últimos meses, en los que expresó su gratitud por las muchas muestras de cariño y reconocimientos de todo tipo que recibió, incluido un homenaje de sus amigos del mundo de la música en el Teatro Principal de Zaragoza, en el que participaron Miguel Ríos, Víctor Manuel, Ana Belén, Rosana o Carmen París.

Entre otros, el ser pregonero de las Fiestas del Pilar del pasado año, cuando miles de personas congregadas en la plaza cantaron con él su “Canto a la libertad”, su composición más reconocida, un himno de la Transición democrática que interpretó con su guitarra en toda España.

Hijo de Miguel Labordeta y Sara Subías, José Antonio Labordeta nació en Zaragoza el 10 de marzo de 1935. Se licenció en filosofía y letras por la Universidad de Zaragoza, que este año le nombró doctor honoris causa.

En 1963 se casó con Juana de Grandes, con quien procrearía tres hijas, Ana, Ángela y Paula, quienes a su vez le darían dos nietas. Desde 1964 hasta 1970 trabajó como profesor de geografía, historia y arte en el Instituto Nacional de Bachillerato Ibáñez Martín de Teruel, ciudad a la que debió mudarse. Tanto en éste como en el Colegio Menor San Pablo impartió clase a Joaquín Carbonell, Federico Jiménez Losantos, Federico Trillo y Manuel Pizarro.

A su regreso a Zaragoza siguió impartiendo docencia en los institutos El Buen Pastor (como director y profesor de historia), Pignatelli y Alto de Carabinas. En 1972 fundó, junto con Eloy Fernández Clemente (a quien había conocido en su estancia en Teruel), la revista cultural Andalán.

En 1976 participó en la creación del Partido Socialista de Aragón y más tarde se presentó al Senado de España por Izquierda Unida. Ya como miembro de Chunta Aragonesista fue elegido diputado por Zaragoza en 2000, y fue el representante de este partido en el Congreso desde entonces hasta 2008.

Acérrimo defensor del No a la guerra y contrario al Trasvase del Ebro siempre marcó una nota diferente en el Hemiciclo. En un par de ocasiones llegó a un enfrentamiento verbal con algunos diputados del Partido Popular. En uno de ellos espetó su famosa frase “A la mierda”, durante una jornada parlamentaria marcada por una comparecencia del entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, en vísperas de la guerra de Irak.

En esa oportunidad Labordeta exigió que se le dejara hablar, ante un intenso murmullo proveniente de la bancada del PP que le hizo exclamar: “¿No puede uno hablar aquí o qué? ¡Coño, a ver si uno no puede hablar aquí! ¡A la mierda, joder!”.

Más tarde aseguraría ante la prensa que no había perdido los estribos, sino que se limitó a mostrar su hartazgo por las constantes descalificaciones que le dedica la bancada popular cada vez que sube a la tribuna. “Es una técnica que les fue bien con Felipe González y con Barrionuevo y que utilizan siempre: tú sales a la tribuna a hablar y enseguida empiezan a reírse y decir cosas como ‘sácate la mochila’ “, denunció.

Labordeta llegó a decir que su auténtica profesión era la de escritor y que sus canciones no eran sino poemas musicados. En 1959 publicó su primer poemario, Sucede el pensamiento, mucho antes de iniciar su carrera musical.

El libro es un intento de conciliación del estilo intelectual de Juan Ramón Jiménez con el neopopular de la Generación del 27, pero en él aún se aprecia el lastre de la necesidad de adquirir una voz propia, sobre todo teniendo en cuenta la influencia ejercida por la poesía tremendista y epilírica de su hermano Miguel Labordeta, de la que José Antonio no se puede evadir.

Además publicó Las sonatas (1965), Cantar y callar (1971), Treinta y cinco veces uno (1972), Tribulatorio (1973), la antología Poemas y canciones (1976), Método de lectura (1980), Jardín de la memoria (1985), Diario de un náufrago (1988) y Monegros (1994), así como una selección de su obra poética completa, Dulce sabor de días agrestes (2004).

La obra más decisiva de su trayectoria poética es Cantar y callar, que estaba preparado para su publicación en 1967 pero no apareció hasta cuatro años más tarde. Su último poemario, Monegros, tiene un tono distinto, irónico y socarrón, que incide en el aragonesismo, una de las constantes de su poesía. Publicó sus últimos poemas en su blog, cuya última entrada corresponde al 2 de noviembre de 2008.

También fue destacada su obra narrativa, iniciada en 1971 con “Mediometro”, relato incluido en la revista literaria Papeles de Son Armadans. En 1974 se publica su primer libro de narrativa, Cada cual que aprenda su juego, que constaba de dos relatos cortos. En 1986 publicaría El comité, una narración breve.

Le seguirían la novela Mitologías de mamá (1992) y Cuentos de San Cayetano (2004), que tiene por protagonistas e hilo conductor a dos niños, y por escenario la posguerra española. En 2007 aparece su última novela, En el remolino. Existen otros cuentos dispersos que aparecieron en revistas culturales como Andalán o Ínsula.

En el terreno ensayístico es reseñable la importancia de sus libros de viajes Aragón en la mochila (1983) y Un país en la mochila (1995), donde publica, ampliados, los guiones del programa de televisión homónimo. De 2001 data Con la mochila a cuestas.

Se dedicó a la investigación y difusión de la poesía de su hermano Miguel en varios libros de carácter filológico, como el publicado en colaboración con Javier Delgado, Recuerdo de Miguel Labordeta (1987). Escribió, además, varios libros de memorias: Con la voz a cuestas (1982), Banderas rotas (2001) y Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados (2009), en el que cuenta sus vivencias como diputado en Madrid; o el autobiográfico Tierra sin mar (1995), donde antologó algunos de sus cuentos, artículos y poemas, y el ya mencionado Regular, gracias a Dios (2010), sobre su enfermedad.

Como editor y periodista participó en la fundación y el desarrollo del semanario Andalán, que se opuso a la dictadura franquista y marcó la transición en Aragón. También colaboró como columnista en periódicos como El Día, Diario 16, El Periódico de Aragón, Público o El Mundo. Su libro Los amigos contados (1994) es una breve muestra recopilatoria de su actividad como articulista.

Como cantautor, Labordeta se granjeó un prestigio como uno de los principales exponentes de la canción española. Inició su carrera musical en 1968 con el álbum Andros II, que se publicaría posteriormente en la edición de Fuendetodos del libro de poesía Cantar y callar (1971).

A éste seguirían Tiempo de espera (1975), Cantes de la tierra adentro (1976), Que no amanece por nada (1978), Cantata para un país (1979), Las cuatro estaciones (1981), Qué queda de ti, qué queda de mí (1984), Aguantando el temporal (1985), Qué vamos a hacer (1987), Trilce (1989), Tú, yo y los demás (1991), Canciones de amor (1993), Recuento (1995), Paisajes (1997), Labordeta, nueva visión (1999) y Con la voz a cuestas (2001).

Labordeta también realizó incursiones en la televisión. En TVE participó durante 1990 en la adaptación de Del Miño al Bidasoa, la obra de Camilo José Cela, en la que interpretó al vagabundo Dupont. Más tarde fue guionista y presentador del exitoso programa de TVE, Un país en la mochila (1995-2000), una serie de 29 capítulos en la que Labordeta, mochila a la espalda, recorría la España interior mostrando la cara más desconocida del país y de las gentes que en él viven.

Fuentes: EFEWikipedia