Artículos y reportajes
Elsa Sanguino
La noche y el día en Desnudo y a la intemperie

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Desnudo y a la intemperie es el título donde el espíritu poético de Elsa Sanguino disipa el conflicto con quien le ha tocado de contrario, limpiándose la sombra del desamor con una voz que corta el aire, única e incisiva, hundida en la melancolía de aquel pasado, pero también, a su vez, desmarcándose de ese borde de su vida, borrando los espacios de unas huellas que una vez fueron camino y festejo, en la noche y el día, del mundo que buscaron sin dar con él.

La poeta fue tejiendo su canción demoledora en intensos y breves versos, sin coros, fundando de nuevo la sombra que había perdido cuando volvía del pasado, porque:

no hubo más que cuerpos
suplicantes y entristecidos

lo que éramos

lo que pudimos ser

“Desnudo y a la intemperie”, de Elsa Sanguino
Desnudo y a la intemperie
Elsa Sanguino
Poesía
El Perro y la Rana
Caracas, 2006
ISBN: 978-980-376-303-9
40 páginas

Pero si una ventana es la tentación al precipicio como lo señala la autora de Desnudo y a la intemperie, qué es entonces la caída en el tiempo de la que habló Emil Cioran, sino el descubrimiento del aulladero del mundo, la sorpresa de que nada es para siempre y de que todos somos seres llenos de gritos, de congojas y dolor, un bioma, pues, muy particular, y es en estos versos, en su peso, sostengo lo que digo, donde la autora advierte que, limpia de borrascas, se reconoce de nuevo donde:

nada es exacto
nada vivo es exacto
alabando el desconcierto
y mi buena fortuna

Elsa goza las bellas formas con que destina su palabra, esto es, con arte, cada movimiento de ellas origina la emoción del poema. El lector acusaría tal belleza si las viera desfilar en el orden de las páginas, es decir, el libro que lo contiene. La Sanguino vence el minutero del reloj que le señalaba lo que restaba del pasado, de donde supo volver con verba mínima, venciendo los quehaceres vitales del contrario:

soldadito de plomo
sin pies
ni sombra

Esto es para mostrar cómo, con el canto de una poeta, lo que fue caos termina con la muerte de uno que no alcanzó a asilarse en los secretos que siempre la vida brinda, al que logra tocar la otra orilla. La poesía de Elsa se desplaza lejos del común “ay, dios mío” con la suficiencia de una mujer para quien la poesía es su fundamento social y vida cotidiana:

digo adiós
bendigo el horizonte
que me esperen más allá
de los muros

Por eso no creo que la ventana sea el paso para el precipicio, tan cierto estoy de eso como de la brevedad de la vida, creo, sí, que es la señal de una nueva casa y la algarabía de los sentidos del sueño.