Letras
Lunares

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Barcelona 2009 - Vilafranca del Penedès 2010

I. Recóndito tambor

Ser siempre una invitada no compensa.
             ¿Cuántos manjares en verdad se gozan?

A estas horas de la tarde ya nada importa,
atrás queda la visión de lazos del pasado.
Tapiz de verde satén apacentaré en lejano ejido
—si aún seguimos vivos. Selene

Cañón de nuda carneavanza arrollador. Dinosaurio desafiante.
Aplastante vértigo en la caverna del tímpano. Heavy metal.
Bocas de fuego inspiran el verbo de la calle. Abrir paso.
Doscientos trítonos diabólicos por minuto. Insumisos.

No hay quien labore en el libro
de cuentas de mis actos... para registrar en el Más Allá
el postrer balance de mi vida. Fantasía —ilusión a crédito.

Me pregunto por qué se debe odiar
o, no mucho mejor, amar al enemigo.
Asaz cuidar el uso del miedo
y no pasar a cuchillo.

Un rubor encendido recorre el río
             de orilla a orilla. Nítidas sirgas rubíes
viran en el torno, fragante emerge una rosa roja.
                         Labrar un círculo invisible
y de mil y un colores afinar una voz
             en la tabla del río.

Sombras chinescas bailan —campanillas, cascabeles—,
al ser uno por ventura: falso
                                             verdadero
En cualquier caso, fatal por cierto: mi carne muerta.

              Se me antoja ser
una masa de molicie pervertida.
                                      Nube abstracta.

África.
A pleno sol
avanza un bello muchacho,
de su mano derecha pende
la cabeza cortada a un hombre.
Odio:
paso a paso
iza el entero viento,
abrasada tierra levanta.
África.

Se acerca la jauría del malévolo futuro
—exhaustos enfermos... frágiles mortales.
Tan sin par sandez enajena, nos hace carne dañina.
Barrer, barrer con palma real. Barrer, barrer.

                                       Solfeo.
Jondo cantar de plomo, febril baile abre la metralleta.
             (3ª mi) letal suerte retuerce las bisagras del odio,
             (6ª la) última miseria, tortura, golpe de gracia.
(la mi) trémolo fijo de veloz metralleta, ratatatá,
                          plomo dispara, plomo dispara.
Asalta la pena sombrío compás metálico
                          al amor de mi guitarra.

Un olor a carácter podrido exuda el aire:
España a la vista
amarilla de envidia aúlla.
Apegada a la seca “gloria” de un ya remoto pasado
—el de casi ayer se vicia por cualquier barranco—,
vocifera y mata...
Cierto día un foráneo
me dijo que España daba risa,
casi lloré.

÷

Al quebrar albores,
soy dichosa pudiendo cantar...
naranjas finas, toque por siguiriya, por soleá,
me dejaron de herencia...
haga frío o calor, zapatear, zapatear,
además de la luna y el sol...
rodar por las calles al son del villano,
una bata cuajá de lunares...
de la olla al amor faralaes de percal llevan el compás,
soy dichosa pudiendo cantar...
Al quebrar albores.

÷

De norte a sur, de este a oeste, el grito popular se alza.
Oculta en un arcón a piedra y lodo cerrado,
una cuartilla de exquisito papel,
de viejos trapos hecho,
tatuada con rotunda caligrafía pregona:
No hay señor de horca ni cuchillo.
Nadie es más que nadie.
¿Usted qué opina?

Contá una bola linda, con glamour. Sonreí.
Lucífero guante de mimosas bajo la piel,
             borla de plumas finas. Marabú.
Convoca a los sueños aun diabólicos,
transitarás por el fluir sin tiempo.

 

II. Diábolo

Debo marchar y lo único que deseo:
                          tiempo,
                                      lápiz y papel en blanco.

Alcanzar la madurez —lúcida—, con el verbo intacto.

Un sorbo de fresco arroyo: armonía de ser.

Puro candor aflora al rostro del recién nacido.
Radiante asoma la luz de la inocencia,
tierna indefensión. Llanto inaugural.

Audición.
Una vez vibró
el germinal sonido de una letra,
articulamos otro e inocularon
la primera palabra: No.

Al alba
negros lunares negros.
Flor de Loto no tiende sus pétalos
rosa, blanco, amarillo,
ni puntual cita se dan Silencio y Rocío.
Malbaratá, del agua no queda gota.
Irrumpe el sordo grito del Tiempo,
burlesco canto cuatrocientos uno.
Negros, negros lunares
al alba.

Alerta roja.
Humano engaño nos engulle,
navajas hasta los dientes.
veneno en la boca.

Soledad amiga fiel,
dura como el diamante,
diáfana como la luz del día,
              cegar rendijas y ventanas,
                                       banco de hielo,
                                                    yerma Soledad.

              Aventar las nubes que no dejan ver el sol.
                                        Trémula revolotea una hoja,
                          ante mis ojos aparecen un jaguar
              verde y una campana de bronce.
Caricias de una lágrima viva discolor.

Andando el tiempo ellos vendrán. Si así lo quieren.

Gozar del agua de mi fuente, oído atento. Caracola.

Adoro explorar vínculos al clic
                         de una alegre sonrisa, al albur.

Las preguntas se abren en canal ante los genes.
Luz sin agua ni viento. ¿Qué hay de cierto?
Odio(me) por no dar armonía y belleza.     

              Silencio cabal parte Corte Negra.
Tragicómico esperpento. Gran golpe de cuchillo y tijera.
              Murga de rancio léxico impugnando, a Santiago va y ora.
Miles y miles y miles de almas reclaman en las calles de Laie.

Entre dos piedras machacan palabras
y con raros embustes salpican una infernal
e inmutable sopa de burlas.

¡Un papel!
Hay que representar un papel.
Todo se vende,
pero no fundes Fundaciones caritativas.

La estúpida mentira
muestra la intrincada trama
de la boba verdad.

Sobre la mesa flamea el sabor del suicidio.
La vida impone su ley, comer y beber...
Roja savia talismán de violín, clave sol.

No he osado dar cabo
a un acto de auténtica libertad,
finar por propia mano mi tiempo
(soy una cobarde diletante
tenaz me devoro
día tras día).
Hasta la náusea
palpar claro vértigo.
Sintonía,
La Muerte
acecha,
te habla.
Silencio.
Olvido.
Cae la noche.
Distante
cumple su ronda Selene.
Todo muere.
¿Sabré morir?

Estrujo el deseo. Escribo en secreto. Placer de lo opaco.
Zarcillos de rojas cerezas crujientes me iluminan.
La presión es continua, infinitos impulsos avanzan sin freno.
Bajo el ardiente sol de mediodía bulle la sangre. Bombo.
Tres flechas encendidas inician el derrumbe. Colapso.
He caído en las tinieblas para pensar. Crear.

El malévolo latrocinio de tu tiempo te merma, te recluye,
en un suspiro sin vivir te acuestas. Tu sombra se hunde.

                          Avanzamos a golpes,
                                        rebozados en la maraña
                                                      de nuestros propios zurcidos.

El Embuste anda muy picado debido al exceso de trabajo.

La pereza aficionada no rinde beneficios —ni robar miga.

Economía:
agudas pandemias mentales
—pústulas contagiosas—;
Lucro y Avaricia,
con afán avasallador, gustosos
expanden la viruela de su poder;
Valor Añadido: bolsa llena a rebosar —camaleón—;
Objetivos: corcho en el agua ser, borla sin botón fijo;
Arqueo: dislate, indiferencia saciada, estulticia, locura...
Triunfa la retorcida sombra
del gran mercado virtual del golfo,
unto invisible,
Metástasis.

La realidad cruda impone
horripilante saña gratuita,
atiza cruel, bárbara e insaciable
la necedad humana. Piedad.

Miríadas de mamíferos humanos estamos de más.
Sobras somos.
Urbi et Orbi.

¡Querida, amadísima Audiencia!
Venerado icono del mundo pudiente,
fiel columna del share de la parrilla
y de los Principios Fundamentales
del marketing,
que en todo momento y lugar,
pajarera adorada cuenta contigo.
¡Nos vamos a Publicidad!
No os mováis.

Interrogo al despertar
              qué día corre mi término,
quizá disponga sólo de una hora, acaso
              del batir de un solo segundo. ¿Amar?

¿La Vida? Gustar del aire que acaricia.
Reflexiono: yerro y erré —ni ello cierto o falso es.
Vivir me apetece en este átomo de tierra diabólico.

                                                                Tan extravagante realidad,
                                                   martinete que machuca y machuca,
                                      no permite abrigar esperanza alguna,
                          extraviada pena, grave, muy grave
                          —catapulta hacia el abismo.
            No roer el ancla de La Esperanza.
Desafío: armónica razón y coraje.

Soñó O
que sus sienes ceñían
el mítico laurel de la gloria.
Al despertar se dijo:
hoy es el futuro.
Mía es la noche, vuelo.

¿Qué verdad sustancia la libertad de explotar al otro?

 

III. Azul, vivo azul

Luz de leche diluye sombras verde mar. Asilah.

Ensoñaciones de Granada, sentir el cántico
de una fuente, oro y miel. Conmovedor.

Todas las mañanas, entre las cinco y las seis,
             repican cuarenta y ocho campanas
y en el circo dos piedras se jartan a reír.
Voladores escarabajos humanos atacan, escupen
esquirlas lapidarias de camaleónica moral patógena.

Entre mentiras un país se despeña.

Otoño, estrépito del rabión del río,
                         piedra y agua.
Muda ante el duende de la belleza, Toraño.

Don.
Acariciar
al humano género,
delfines, gatas, búhos...
suculentas fresas salvajes gustar,
si bien sea sólo un instante.

Tercer acto.
Claroscuro telón de fondo,
voz forjada en mi fragua.

             Arrebujan mi retina
risueñas visiones marabinas
en un lindo baúl de niebla fina.
             Al caer la noche mudo
fosforece el Catatumbo,
Eterno resplandor en las alturas,
                          Faro Protector.
             Agua de coco, trópico
en la piel relampagueo vivo.
Soles de Maracaibo.

En el Patio de Isabel cantan las chicharras.
Dulce brisa a Los Cinco abanica,
calor indalo, hablador y claro.

He agonizado con el legado del ayer y la utopía del futuro.
Apoyada en el tortuoso tronco, con llamativa copa,
                         de un manzano en flor,
                                      nueva vida saboreo.
            Persiste la huella del tiempo atravesado. Eva

Táctil velo de esplendor ciñe Granada,
Cuesta de los Aceituneros, temblor oculto,
murmullo de ríos, júbilo de cármenes y fuentes.
Oscura, áurea, roja, alba, fría Granada. Melancolía.

¿Nunca quebrará el vicioso cerco del círculo?

En mi amada ciudad de Teodora,
             un punto diminuto, invisible ¿sigue ahí?
Percibo la fascinante geometría del cielo. Estoy aquí,
junto a ti, bajo el árbol de las sedas rosa, carmín, lila.
Júbilo en el parque, entre las flores juega el color del aire.
Ella, intrínseco desconsuelo, oculta su rostro. Nívea luz.
Yace El Desconsol en un estanque ovalado. Mármol.

                         A Jorcada y Estrueno,
                         con mil plumas carmesí
                         el crepúsculo pincela,
                         entre infinitos azules.
                                      Verde.

                         Tabla de armonía.
                                      Del Bosque Luna,
                         conservo un abanico
                                      de sugerentes plumas,
                                                   y una hoja.

 

IV. Reír, reír

No volverán aquellos días pavorosos
de humedad y polvo. Comer dolor.
Óxido verdeante roe la mirada.
Turbias lágrimas tintas en sangre cruzan las calles.
Bramar por las esquinas húmedas.
Impertérrito rito vida-máquina fustiga a porfía del llanto.
Lleno de congoja vive mi corazón un pesar íntimo.

Preñada de células vivas, muero.
Retornar al dolor de nacer
al entregar la vida. Crac.

Barrer el acíbar del fondo
             de mi caldera,
que en la garrucha del pozo
del tiempo de un fino hilo pende.

El íntimo combate no me dejará mentir,    
aunque eche los dientes con un dolor amarillo.

            Reír, reír
por la grave pena que impone la locura.
Resecas las crueles lágrimas rojas,
            reír a carcajadas. Reír.

Un leve soplo de ternura todo vale.

Lágrimas por subsistir, por quienes se fueron, ríos
de lágrimas de quienes no aparecieron... En pie
sobre la lona, fiero llanto vacío subleva la masa de la sangre.
Lágrimas de ceniza por nuestros sueños. Blasfemar.

Hoy por hoy, las mujeres son dueñas
del hambre, la enfermedad y la sed.
¡Qué pérdida tan absurda de tiempo!
Ardo en un mar de cólera absoluta.

No guía el odio, domina la codicia
                         esclava del miedo. Pestilencia.

                         La culebra amadrina el dolor
que trepa por el palo de la candela.

Escuché crudo verbo correr por mis venas,
vertiginoso trepó por las cuerdas vocales
             y cual rayo exclamé con rigor:
             haber nacido es mi mayor error.
                                       Ignorante yo.

Hambruna aúlla
en la boca del estómago
de miles y miles de humanos.
Hora tras hora,
Hambruna aúlla.
Yo
bien mastico todos los días,
ahora mismo voy a comer rica fruta.
¡Qué delicia!
Hambruna aúlla,
hora tras hora.
Reír, reír.

 

V. Amor, perversión

                                                    Amo tu calor de hombre,
el particular horizonte que tiende la ola de tus labios, tu voz...
                          entrelazados aspirar la belleza.

Triangular la escritura y en el vértice rasguear tu nombre.

Luna llena, para tus ojos verdes pura luz de cuerpos celestes. Venus.

Un vaho de amor loco pinta las paredes de bárbaros colores.

Palpitan en un cuenco de agua mundos
             de fragante aroma áurea, ensimisman
                          su poder en el corazón del éxtasis.
                                       En un cuenco de espejos proyectan
                                                el efímero imperio de suaves caricias
                                                            y besos de claveles encendidos,
                                                                 esencia e imán de eróticos juegos
                                                                              satisfechos sin límite ni hora.

                                                                 Nácar, fuego escarlata arrastra la pasión,
                                                    opacos deseos tintinean al leve roce de la piel.
                                                    Jugosas perlas negras sobre gélido hielo
                                       ofrendan llamas de gozo en cuchara de oro.
                                       Exquisitas burbujas doradas exaltan
                           el sumo placer que toma nuestros cuerpos.
              Poseídos por promiscuas volutas de alba nieve
celestial, férvidos apuramos rojos frutos salvajes.

Provocar una sonrisa feliz en tus labios. Deseo.
                          Amor, perversión sin freno.

Sinfonía: en la delicada caricia de tus manos
             reposan mis heridas. Amado mío.

Adoro unos pantalones vaqueros
                         azul intenso,
porque él los lleva puestos.

Apenas hace un instante una viva emoción me movía,
el eco de un suspiro desabrocha un nuevo pálpito.

Tú no me amas y yo lo sé. Tú aclaras que no te amo.

Nada de lo que me das ha desaparecido. Sombra y Sol.

Filigranas de oro, tierra y cielo, fina razón, luces, amor deseo.
                                           Violeta Cifrada

 

VI. Vara de avellano

En presencia de una mañana gris
                          temblaban de frío las alegrías.

No deja de llover, la bruma aún prieta
                          deja oír la voz del viento. Agua.

             Ante la honda herida de la belleza
vómito áspero gris marrón no para, vuela la vida.

Silenciosa la lengua, sin brillo en los ojos,
titilan lágrimas de lluvia a pedradas, al rojo vivo.

             Engañosa densidad.
Puntada a puntada saltamos al vacío
...en el fondo tampoco estoy tan asustada.
Contemplo el abismo sobre la barandilla del balcón.
             Un pasito palante, un pasito patrás.

             El fantasma de la ausencia
deambula con casco y guantes de boxeo,
montado en bicicleta zigzaguea por las calles.

Feliz, a veces, de beber ciertos vientos.

Al alba una rosa rosa ha nacido en Teodora.

Fortuna actúa y con fina precisión
                          hace hablar al taco de billar,
golpea por carambola e hipnótico lance
             encadena el vidrioso enigma del azar.

             Lucíferos ojos soñadores se alzan
a contemplar proyecciones que culminan en el cielo.
             Salta la chispa de una memoria antigua,
                          una campana herida declina versos.

Al recitar
             me prestan
                          su silencio,
                                       dulces peras
                                                    colgadas
                                                                 en el aire.

             Mora Añil, peregrina perla entre las bellas,
en oscuro apogeo de satén, agua hermosa azul abismo,
arco coral, cautiva saeta púrpura prende su hacha, maravilla.
             Ríos de alborozo danzan en el corazón del bosque.
El rumor del mar mecía un rosario de olas en mi habitación.

Habrá que armar un nuevo pliego y dar fin al que espera.
Escritos perdidos, fugitivos de mi memoria. Lunares.

Qué felices éramos cuando nos creíamos de izquierdas.

Negocios de sustancia:
planeta exclusivo del capital,
sin razón, derecho, ni ley.

Gasas y tules oprimen mi corazón.

Hoy es jueves, Charo me regala una palabra.

Minutos redondos recrea el patio de Teodora. Blanco jazmín.

Contento, melancolía, balancín de mis días. Arco sensual.

Gozar la savia de la vida
cuando acaricia la planta de mis pies.
Ascensor panorámico hacia el mítico Cielo.

De súbito la plenitud colapsa en el vacío.

Asunción: la sombra del asesino viaja conmigo.

                                                                                    Escalera de color,
                                                                        magníficas sombras
                                                            se alzan en el Jardín
                                                de las rosas, treinta mil
                                    rosas de mil y un acentos.
                        Al aroma de rosas batir la tierra.
            Rosainómana pasión me arrebata
en el parque. Cisnes en el lago verde.
A lovely day in my dear London!

Una vara de avellano me acompaña
            por el camino de Intriago.
Bajo la lluvia sólo sombras, nubes, formas.
Al arrancar una ortiga se oyó el trueno.

            Rojo, blanco, negro coral
nace del tronco de una mujer árbol.
Conquistaremos el Mundo y su belleza.

Fascinada por el ojo de una aguja pasa la hebra.
Al frente de un séquito de símbolos matemáticos,
iridiscente atraviesa un bosque de seda azafrán.
Clave nómada, cuchillos, tijeras, aguja y peine.
Mujeres en vela, urdidoras de alfombras voladoras.

Meditar: Persona o máscara ¿quién encarna el poder?
Temprano, un claro domingo azul celeste,
al ir en pos del perfume de las rosas
saltó una piedra y perdí pie.
            Sesenta y dos lunas velé
en un sillón de Teodora.

Entrelazados en el tiempo los hilos del sueño infinito,
pujante, enigmático, discurren por las venas de la Casa Tierra.

Noches de póker, ron y limón.
En la tabla de juego barajar el azar.
            Juega la boca.
Noches de póker, ron y limón.

Gusta la doctrina por soleá, doblá y de punta en blanco.

Un humo denso y negro ronda
el cuerpo de la escritora muerta.

Enrollada en mi desván cerebral
aguarda una alfombra rubí,
presta para alzar el vuelo.

Me gustaría ser amada por las multinacionales.

La fiel memoria del río evoca
las despellejadas manos
de las lavanderas.

Cuando a la playa
una patera veo llegar,
arrumados chicos y grandes,
exhaustos vivos
—con mortal suerte otros rindieron viaje—,
doy en oír una palabra, otra y otra caer sin aliento.

Los buenos modales, la cortesía
a la fuga se dieron.
¿Los valores?
Contra las cuerdas.
En cualquier época y lugar
son los valores
de turno óptimos invitados,
blanco y negro,
negro y blanco de distinto rango.
¿Y qué significar del arrogante manoseo de la tolerancia?

Nací el: .................... en: ................... ¿Quién soy?
Vivo en: ................... ¿Por elección, costumbre, o..?
Existo por: ................... ¿Azar?

No estoy ofendida, sólo cansada.
¿El deseo de disolución alienta la vida?
Un beso, un beso la primera acción del día.
                           La puerta está abierta.