ampollas
empero, para ganar tiempo,
me digo en 2ª persona que si sigues adelante
vas a defraudar o van a defraudarte,
vas a majarte un dedo
o van a empezar a hablar mal de lo bueno,
de lo ajeno y no necesariamente
mal de tu persona
me digo obsecuente que el deber de uno
consta en no necesariamente ganar,
vaya justificación,
en no necesariamente
tomar al pie de la letra la palabra oculta, oscura,
o, más bien, la palabra escrita,
la no necesariamente amordazada
por las visitas que nos hacen o que hacemos
me digo que no hay que dejar de hacerse preguntas,
de chocarse contra la pared, la naturaleza,
contra el código genético, lingüístico o civil
un punto y no necesariamente aparte
más o menos a mi favor, a mi campaña o huelga,
a mi insolencia o resistencia
no de paz ni de guerra, no de pasado ni futuro,
no de hambre ni de causa digna o perdida,
mas sí de cosecha propia
me digo de golpe y de porrazo que sí,
afirmativo, mi comandante,
lo que importa no tiene un céntimo que ver
conmigo, ni con usted
me digo o se lo reitero a una distancia prudente
y sin tocar madera,
sin poner el grito en el cielo
me digo que has dejado de hacerte el loco,
de cantar o hablar contigo a solas,
lo cual no es convincente,
no es la mejor forma de perder el tiempo perdido,
el que se ha ganado
me digo que la esperanza sabe demasiado a mañana,
y que el presente es una ramera,
se acuesta hoy con el pretérito, mañana con el futuro:
según a él le parezca, le convenga
que ahora no se habla de la salvación del alma
sino más bien de la salvación del planeta,
que el dolor ajeno no es para sentirse mejor,
no es para empequeñecer el de uno
me digo que no basta con trasnocharse ni madrugar,
ni con el diccionario para atribuir sentido,
significado a las cosas
que debería decir pasaje y no paisaje, intemperie,
y que el placer se parece al atardecer,
preguntándome a la vez
desde cuándo te ocupas tú, te preocupas de rimar
me digo que hay que volver a la carga,
a las notas al margen
antes de que el ebook las mande a la porra
me digo que está bien, que basta ya
siglas
se trata de patentar un modo propio
de contar, descontar,
de reír y llorar a solas, con toda confianza
de patentar una o dos páginas en blanco,
una que otra aspiración
en peligro de extinción
se trata de encontrar una manera favorable
de perder, cometer errores,
de soñar con ella sin que la que está despierta
vaya a darse cuenta
de hacer viajes al pasado y al futuro,
hacer piruetas en el presente y vomitar,
perder el conocimiento, la vergüenza,
mas nunca la concentración
se trata de patentar un modo particular
de escanciar el vacío, la botella,
de probarse los zapatos
y una que otra frasecilla o palabra
de patentar una manera discreta
de dar y pedir,
de esperar, desesperar y levantar la mano
o la voz
se trata de hacer un esfuerzo y disimular,
llegar al bar de la esquina y transcribirse,
gritar a pleno pulmón su nombre,
su perseverancia
de alfabetizar los números, lo que sobra,
lo que falta,
lo que no parece que cuadra
de denunciar a la esperanza
y ponerle una demanda a la vida
se trata de ponerse a prueba, a quemarropa,
de tomar el bisturí y la panza abrirle
a la alegría, al gato encerrado
por si las moscas
para que me creas,
te diré que tomo el ascensor para descender
y no la escalera,
que sumo para restar
y no necesariamente para multiplicar
que tomo no para saciar la sed
sino para darla a conocer, sin pelos en la lengua
para ver si contagio a otros
que leo y pongo música para deshacerme
de la compañía, la monotonía,
para abrirme un paraguas
entre las condiciones meteorológicas
de mi empresa, mi estado de ánimo
te diré que soy un embustero de lance
o de segunda mano,
que no tengo los ahorros para meterme
en bienes raíces
ni mucho menos para comprarme
un poco de la verdad, de tu alegría
que tomo la escalera y no el ascensor de carga
para ascender,
calcular o considerar la caída, el vacío
para que me creas y te alejes a tiempo
o con tiempo de mi persona,
sin más fracturas
te diré que no me interesa,
que no quiero ser feliz