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José Saramago y Pilar del Río
Del Río: Lanzarote y Saramago estarán unidos por siempre.
La casa de Saramago en Lanzarote será un museo
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La viuda del escritor portugués participó en la presentación de un libro con opiniones del autor, en Madrid, y dos semanas después en un homenaje realizado en Lanzarote.

La periodista española Pilar del Río, viuda del escritor portugués José Saramago —quien murió el 18 de junio—, anunció en Lanzarote, Islas Canarias (España) que la casa de la localidad de Tías que habitara junto con el Premio Nobel de Literatura 1988 será convertida en un museo, junto a la biblioteca personal del autor de Memorial del convento.

El lugar, en el que el escritor portugués escribió varios de sus libros, se convertirá así en un nuevo y potente referente para los visitantes de Lanzarote, transformándose en un foco cultural “de dimensiones incalculables”, según palabras de la propia Pilar del Río, presidenta de la Fundación José Saramago.

Del Río explicó que la decisión, hecha pública este 30 de octubre, ya es del conocimiento del gobierno de España, con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza, el Ministerio de Cultura, el Gobierno de Canarias, el Cabildo de Lanzarote y el Ayuntamiento de Tías, municipio del que Saramago es Hijo Adoptivo, además de estar hermanado con su pueblo natal, Azinhaga.

La viuda del escritor puso especial énfasis en destacar que esta casa-museo supone un eslabón más de la hermandad entre Saramago y Lanzarote. “Nada ni nadie podrá separar jamás la imagen de Lanzarote de la de Saramago, ni decisiones fiscales injustas ni medios de comunicación deshonestos. Ambos están muy enraizados. No vamos a desmantelar la casa de Lanzarote, que fue su primera casa, la primera que pudo pagar cuando ya tenía noventa años”.

Del Río agregó que los visitantes podrán contemplar los cuadros sobre los que se posaron los ojos del autor portugués, así como las palmeras, los olivos traídos desde Portugal y Andalucía, incluso los relojes “que seguirán marcando las horas que él quiso”. Destacó que “Saramago fue un hombre de puertas abiertas”.

El anuncio fue realizado en la Sociedad Democracia de Arrecife en el marco de las XVII Jornadas de la Asociación Mararía de defensa de los derechos de la mujer, dedicadas este año a homenajear a Saramago.

Del Río participó semanas atrás en el homenaje que le rindiera el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en ocasión de la presentación, el 18 de octubre, del libro José Saramago en sus palabras, que publicado por Alfaguara es una especie de mosaico intelectual y humano del escritor a través de las numerosas entrevistas que dio.

El recopilador, Fernando Gómez Aguilera, exploró en todos los textos, reportajes, entrevistas o conversaciones de Saramago desde finales de los años 70 hasta 2009. El autor de Ensayo sobre la ceguera conoció el proyecto y mostró escepticismo, “como hacía con casi todo”, explicó su viuda, Pilar del Río.

“En el libro se construye un mosaico que condensa la visión del mundo de Saramago. Son fragmentos, unas veces cargados de información y otras, por su fondo sentencioso, se constituyen en una especie de apotegmas, máximas o aforismos propios de la literatura paremiológica. Son latigazos verbales que nos ilumina a quienes los leemos. Que nos mueven a pensar. Son verbalizaciones felices, relampagueantes, muy perspicaces. Configura una especie de libro híbrido entre un diccionario, un manifiesto, un autorretrato y aquello que los clásicos llamaban aurea dicta”, explicó Gómez Aguilera.

Según el compilador, el libro “es Saramago puro, pero también porque sigue siendo un escritor entrañable y muy querido por sus lectores. Un dato lo confirma: en los pasados cuatro meses las ventas de sus libros se han quintuplicado en el mundo y en las librerías siguen demandando sus novelas. Por eso a Pilar lo que más le preocupa, le desasosiega, es defender con uñas y dientes su legado, sus enseñanzas”.

Del Río manifestó en esa oportunidad que al final de la vida de Saramago “le pusimos como tarea que escribiera la Carta de los Deberes Humanos, que él pensaba que debía estar al lado de la Carta de los Derechos Humanos. Y la empezó a escribir, pero lamentablemente llegó la enfermedad”.

En la última cena que tomaron juntos, explicó la periodista, Saramago “dijo que todos sabíamos lo que había que hacer para salir de la crisis. Lo saben los gobiernos y los ciudadanos. Sabemos que para cambiar la vida tenemos que cambiar de vida. Y nosotros no vamos a abdicar de eso. Seguiremos por esa senda”.

En el libro están todos los temas e inquietudes recurrentes del Nobel a lo largo de su vida y obra: desde los asuntos estrictamente literarios, como el pulso creativo y el dilema autor-narrador, hasta su pensamiento político, su compromiso militante, su entrega a causas justas, con un espíritu de solidaridad y compromiso que le llevó a enarbolar, entre otras, el reclamo de justicia y dignidad por los indígenas de Chiapas y del resto de América Latina.

“Saramago decía que el error que llevó a muchas equivocaciones y esterilizaciones del pensamiento marxista fue el acatamiento. La sumisión, la falta de pensamiento crítico. El pensamiento dogmático era algo que a Saramago le ponía muy nervioso, ya sea el dogma religioso o político. Por eso decía que a los derechos humanos les faltaban dos derechos: el derecho a la disidencia y a la herejía”, explicó su viuda.

Fuentes: La JornadaLa Provincia