Letras
Poemas

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I

Avisté la boca al atardecer
La lengua no venía en los mapas, pero en el paladar se agrupaban diversas constelaciones
y les pertenecía la ventura de mis dedos
No había noticia de otros pueblos
ni siquiera una mancha de cerezas
Planté el primer seno
la que llamamos Macieira
y abandoné el vientre
a la generosidad vegetal
En esa noche dormimos por dentro y por fuera
del mundo.

 

II

El musgo que corría por la casa
ya no era un animal silencioso
endurecido por los precipicios
Tenía facciones humanas
era un musgo trágico-marítimo
un musgo para un mundo triste
y tu temblabas cuando te llamaba
madre.

 

III

El mar resbala por el diván
son enormes las cabezas de este prado azul —
cada flor tiene una criatura para engullir.
Ninguna noche se cierra
Ningún arpa interrumpe la muerte
Quema la sal
como el silencio.

 

IV

Los hombres venían a soplar en tus labios la música de las hojas
y creían tener en los brazos el árbol donde crecerían en silencio
durante tres estaciones. Eran esos labios la tuba que anunciaba
la primera muerte. Las piernas confundiéndose con las raíces:
ninguno escucharía de nuevo el chirrear de las criaturas
la lengua de los prados tan libre de sus declinaciones.
Dormían y acordaban en tu sangre
el único jardín al que llamaban casa.

 

V

Esta mañana llegué temprano al mundo
Vine a limar los labios en el cuerpo de las piedras
visitar la casa de la infancia —
un poema con la métrica de las grandes danzas
en el intervalo del mar. Mi tiempo es breve
pero va lento como van las olas.
Bajo los labios donde fueron navíos y hubo un cuerpo
todavía resiste el cráter y una gota de vino
la playa sabe qué bichos son esos que beso:
un pájaro que muere todos los días a tu sombra
y la sombra de las cigarras el ramo sin hojas
del árbol que nadie ve partir.