Artículos y reportajes
“Poemas al margen / Demandas del cuerpo”, de Roberto Núñez Pérez
Poemas al margen / Demandas del cuerpo
Roberto Núñez Pérez (San Antero, Córdoba, Colombia, 1968)
Ediciones Puertoarena, Barranquilla, Colombia
2008
70 páginas
Las demandas de Roberto Núñez

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Luego de asistir a un encuentro de escritores, además de algo de fastidio por haber escuchado tantos egos, cada uno en pugna por ser tenido en más valía que el resto de escritores asistentes al evento, e incluso que el resto de poetas de que se tenga noticia, me queda una carga algo fastidiosa: leer algunos libros y revistas que me donan. No leerlos me crea el complejo de culpa de estar despreciando el esfuerzo de personas valiosas que están haciendo esfuerzos valiosos por algo que uno ama. Y si uno que ama estas cosas las desprecia, ¿cómo puede pretender que los demás las valoren? Del otro lado, leerlos implica muchas veces hacer el esfuerzo de adentrarme en textos de baja factura literaria, muchos con grandes fallas en el manejo del idioma, en la edición, o que apuntan a gustos muy lejanos a los míos en materia literaria; textos que si no hubieran llegado a mis manos directamente de las de sus autores, con seguridad no leería.

Entonces tomo una decisión salomónica: leerlos sin leerlos. O sea hojearlos y ojearlos de prisa, leyendo un aparte acá, un cuento allá, un poema o unas líneas, con el fin de tener una idea de qué tratan y quizá poder decir algo de ellos si me vuelvo a tropezar con el autor, ya sea en forma presencial, en la web o por teléfono.

En esas estaba luego del Festival de Poesía Alternativa celebrado en Riohacha, La Guajira, cuando le llegó el turno al libro Poemas al margen / Demandas del cuerpo, de Roberto Núñez Pérez, al que recuerdo como alguien formal, respetuoso, correctamente vestido y de trato amigable, como corresponde al docente de vieja data y coordinador de una institución educativa que es. Es un libro con una portada cuyo colorido repele un poco, con fallas de diseño, una razón más para abordarlo con desconfianza. Sentí en los primeros textos que el contenido me repelía menos que la carátula. Al poco empecé a sospechar que el tipo decía algunas cosas que me hubiera gustado decir; luego me dieron ganas de escribirle un simple saludo y felicitarlo por su escritura; más adelante me pareció apropiado redactar por lo menos un párrafo que pudiera mostrar a sus amigos o familia como prueba de que a alguien, aunque anodino, le gusta lo que escribe (cuando no se es un escritor famoso, suelen ser demasiado pocos los que lo hacen, casi siempre ninguno). Pero el libro continuó imponiéndose, me obligó a seguirlo leyendo, sentí deseos de compartir algunos de sus poemas con alguien, que otras personas sepan que existe, que muchos lo disfruten. Y lo leí completo.

Creo que ese es un gran triunfo de un libro de poemas: que sea tomado sin recomendación alguna, con mucha desconfianza, por alguien cuya pretensión es leerle unos pocos versos, en busca de tener razones para no leerlo, y que el libro termine imponiéndose, haciéndose querer, haciéndose leer completo, provocando en su lector ganas de hacerlo conocer, de compartirlo con los que quiere, y de que quieran a su autor.

Roberto Núñez PérezPoemas al margen / Demandas del cuerpo es un libro que justifica con creces su existencia, su lectura y a su autor. Su tono monológico es sereno, habla dirigiéndose al alma del lector pues se nota que el autor le habla a su propia alma con sinceridad, ajeno a la búsqueda de aplausos o reconocimientos. En cada poema se siente que detrás del texto hay un ser pensante, analítico, con una sensibilidad presta para extraer de la vida la poesía que puede dar. Su lenguaje sencillo es preciso sin dejar de ser poético: “Llegas a mi casa y no estás / (entonces no he llegado). / Mi casa es tu vientre, / tu abrazo, / la palabra simple...”.

Se nota en Roberto Núñez la intención de decir: “Sé que no soy gran cosa, pero canto, y vivo. Y muy seguramente lo que canto y vivo no es gran cosa, pero canto y vivo, y canto lo que vivo, y vivo lo que canto”. Porque en este libro se le canta a todo: a la prostituta, a la oficinista, a la compañera, a la anciana que ya fue todo, a la muchacha que empieza a ser, al ladrón, a los feos, a las personas de éxito, a los amigos y enemigos, al amor y al odio, a los sueños, al padre, a lo efímero... no por cantarlo todo, sino por hacer constar que se está vivo entre todo aquello. Repito, Roberto Núñez no canta para que lo aplaudan, ni siquiera para que lo lean, pero sí para justificar su existencia, no ante los demás ni ante Dios, sino ante su alma pequeña y anodina.

No puedo hacer mucho para que todos los que yo quisiera lean este libro, pero ésta es mi constancia de que lo leí y de que quiero que lo lean.