Mocao
En Mocao
Las flores de mi niñez
nacen de muros de piedra
Cortinas de vida
colores de niebla
Ellas producen
memoria
historia
Caminos encontrados
en valles de sol
donde el frío empuja
Preservando
la sonrisa
las manos
Afectos compartidos
Páramo
Un camino perdido
en un lugar
lleva al instinto
a buscar resonancias mórficas
Las piedras
ya no se concentran
en los aires
Viven frente a los ojos
se convierten en largos linderos
hasta que el hombre
deja de trabajar
en su memoria
Permanece en el recuerdo
como una lluvia
que jamás cesa
imponiéndose de humildad
y frailejones
Mixteque
Si miro el puente
el río marca el límite
entre dos pueblos
No sé si es el paso
del Indio Tinjacá
con el Perro Nevado
en tiempos idos
Pero el río
arrastra historia
lágrimas
amores hijos
Te mixtura el paisaje
sin temor y sin rabia
dibujando en las curvas de Mixteque
puentes sobre aguas cristal
que nos hablan
nos cantan
nos llevan a confirmar el cielo
Mucumpate
Es extraño
ver bailadores negros
en las letras de tu nombre
San Benito
se levanta entre risa y pólvora
sombrero
ceniza
para recordarnos que la guerra
apenas comienza
Prepara corazones
que explotan en trabucos
Ruido
Explosión de fuego
Alegría de vivir
La Toma
Allí
en la puerta de la bodega
la curva recuesta
el sol hacia la tarde
Se desnuda en la pregunta
¿la toma o la deja?
Y una carcajada de sorpresa
se escucha tan lejos
que las estrellas vuelcan sus luces
a caminos empedrados
Se instala en sombreros brillantes
verdes-azules
que baten sus alas
como mariposas
rojas de frío
Mucuchíes
San Isidro
nace en la Plaza
y bendice la esperanza
Los violines se riegan
en la brisa de la madrugada
y producen ritmos
de baile y gritos
para espantar tanta niebla
que cubre las luces de los postes de electricidad
Las muchachas se sientan
esperando un caballero
que las invite a bailar
como si el tiempo no pasa
Tiendas
guantes
bufandas
abrigos
Cobijas y panes de anís
música y belleza
Iglesia de incienso y cedro
humilde de altares y pinturas
Simplicidad
llanura fría
viento elevado de buenas nuevas
Hombres de ruana
y caras quemadas
Todos reunidos en la bendición de San Isidro
que ruega por que la memoria
no se congele
en la cumbre de los páramos
Lagunas
En medio de la nada
con la compañía de una yegua zaina
subimos cuestas
caminos de recua
pasos de río
para encontrar
espejos
donde la luna
arregla su coquetería
Por la noche
ella se mira
en menguante
en creciente
siempre nueva
en las lagunas que esperan
en silencio
aguas rutilantes
Siempre llena de mujer
cocina
cuidado
frío belleza
Las lagunas guardan
frailejones como estrellas
en esos parajes
donde el silencio se vuelve aliado
y la niebla corre
al encuentro de los forasteros
Perdónanos niebla:
nadie quiere robar
los espejos de la luna
ni la luz de las estrellas
Fernando
Esta noche
tu recuerdo de sonrisa de mejores tiempos
viaja por Mucuchíes
La música de otros
te trae al presente
con tus cuentos de camino
con tu bondad y galantería
Te veo subir de Barinas
pasando por Santo Domingo
y miras la inmensidad en Apartaderos
Te veo subir de Mérida
y llevar tu perro a la espalda
Para que veas compañero:
preservo lo mejor de ti
en el recuerdo de la geografía
Aquí estás en caminos
de alturas insospechadas
y escucho tu cantar bajito
a lo lejos
El viento te trae hermoso y saludable
como fuiste
Pido a los ángeles de los páramos
que en paz descanses
y donde estés congelo tu locura
y dejo que fluya
el recuerdo
conmovido de belleza
Apartaderos
En la Sierra Nevada
el viento aparta
vida y memoria
entre caminos y linderos de piedra
Encuentro la noria
parada y sin agua perfecta
para continuar la marcha
Los lugares cantan sus historias
en la brisa que silba atenta y poderosa
Las mujeres callan sus angustias
congelan sus esperanzas y llantos
El sufrimiento de una madre
es un lugar turístico
Señor Rafael
Dice el señor Rafael
que hay lagunas encantadas
en los páramos
Que cuando hay brisa y luna
la neblina se vuelve duende
y las lagunas caminan
como nubes y los viajeros
—sin permiso de andar por esos lados—
se pierden
Los duendes terminan escondiéndose
detrás de las grandes piedras
Silban en la oreja del viajero
le dan duro en la cabeza
y entonces hacen que las lagunas
bajen nuevamente
Los viajeros se emparaman y enloquecen
Buscan los caminos de recua
y cuando los encuentran
los duendes han dejado de jugar con ellos
El sol sale
y la mirada se despeja
Camino a Gavidia
Allá, en Gavidia,
queda una trocha
donde la esperanza
cruza los caminos
Detrás de esa montaña
hay luces y fogatas
y una noche que duerme
con las estrellas
que se miran en las paredes de espejo
La punta de la cuesta
se convierte en helada
y los pedazos de sol
se derriten para encontrarse
con sendas piedras
que se transforman
en libélulas peludas
que soportan el tiritante frío
Señora Nelly
Hay mujeres que amanecen
llenas de manos bondadosas
a las tres de la mañana
Para ellas la neblina
se abre por entre los corredores
para que sus tareas
no se interrumpan
Cocina, hijos, hermanos
padre maridos
esperanza fe
amor
La señora Nelly brinda
agua de hinojo y de cidrón
Protección del frío
El tiempo para ella
se extiende en la mesa
en el pueblo
en las montañas que extrañan la nieve
Permanece moviéndose
como la vida
Adornos de papel
Entre calle y calle
entre cielo y tierra
las guirnaldas
anuncian días de fiestas
Anónimas cantan
melodías festivas
mientras el sol de la tarde
huye con la brisa
celebrando las flores de papel
La hora
de una nacimiento antiguo
es alabanza de colores que flotan
Bodega de Mocao
En la puerta de la bodega
están los guantes
esperando calentar las manos
de los compradores
Velas
aceite
chimó se cuelgan del techo
como los corotos para las casas
mientras que los ojos
de la niña que atiende
la bodega de Mocao
son indiferentes
a los caramelos y a las chucherías
Cumbres desiertas
Me siento silenciosa
en la piedra
donde la eternidad
puso su firma
Cerca del cielo
la niebla corre a abrazar
caballos
bueyes
lagunas
En estas cumbres
el silencio
es una canción de vientos
y cada quien en su caballo
se nutre
de sus propios vuelos
Cumbres desiertas
en flores huyentes
hacia la serenidad
Frailejones
Entro a la montaña
luciente de piedras y frailejones
Pelusa de flores
fantasmas de río
duendes de lagunas
Caricia entre las manos
pétalos de espuma
Silencio de altura
Entre paso y paso
cada quien mira a su alrededor
y el silencio explota como una palomita lejana
Se escuchan los latidos
la sangre que circula
y la calma del caballo bajo de una
Trote pasito
una carrerita
y adentro
el silencio
retumba en la paz larga
del camino de piedras
Laguna del Santo Cristo
Una pradera de agua
se abre a la mirada
y salta la inmensidad pasiva
de la laguna del Santo Cristo
Procesiones nocturnas
y cantos religiosos aún se escuchan
entre el silencio de la cumbre
Cuentos de hombres salvados del mal del Páramo
pasito
pasito
pasito
se miran las manos que echan el cuento
El señor Benito
mira la lejura
como quien espera
que los duendes vengan
y cambien la laguna
a lugares de mayor reposo
Moconoque
En Moconoque le regalaron
el Perro Nevado al Libertador
y aún el cuento se escucha como si hubiese sido ayer
Entre el calentaíto y el chimó
los hombres se reúnen y vuelve a echar el cuento:
Allá venía Bolívar
soliiito por el alero
y entonces, el Indio Tinjacá lo encontró
andandito se jue con él
Sin el Perro Nevado
la Campaña Admirable
No se hubiera podido concluir
Mitibivoz
Con lo labidental de tu nombre
compartes la geografía
de lugares extraños al poniente
Misintá
La Musui
Mucumpate
Mucurubá
No sé para dónde voy entre tantos caminos
donde la llegada del viajero
es alegría de quien trae ojos
desde otros lugares de geografía
que terminan en la ruta de Gavidia
para elegir Las Piñuelas
Las Mazorcas
Mi Carache