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Antonio OrejudoAntonio Orejudo
“La aparición de nuevos soportes y públicos puede revitalizar la literatura”

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“Si algo puede revitalizar la literatura es la aparición de nuevos soportes y por lo tanto de nuevos públicos”, afirma el narrador, ensayista y crítico literario Antonio Orejudo Utrilla (Madrid, 1963).

“No sería la primera vez que un nuevo soporte revoluciona la cultura. La imprenta provocó la guerra de religiones europeas, el cisma entre católicos y protestantes, y nuevos géneros literarios: el siglo de oro español nunca hubiera sido posible sin la aparición de la imprenta”, puntualiza.

El autor de Fabulosas narraciones por historias (1996) asegura que “la narrativa española se ha trivializado de un modo alarmante; los editores españoles buscan como locos otro Boom, que nos salve del naufragio, por eso se está publicando tanta literatura latinoamericana en España ahora”.

A su juicio, tan intensos afanes resultan infructuosos hasta el momento: “No aparece nada ni nadie, porque el arte literario —como la iglesia católica— ha dejado de tener relevancia social: ni siquiera (Roberto) Bolaño merece la fama que tiene”.

En cuanto a la Guerra Civil y sus alrededores como una rica fuente de la cual fluye buena parte de la narrativa española contemporánea, Orejudo no prefigura un agotamiento inminente: “Eso sólo sucederá cuando volvamos a organizar otra semejante”.

Su primera novela, Fabulosas narraciones por historias, obtuvo el Premio Tigre Juan y mereció la calificación de “tan extraordinaria como desvergonzada, iconoclasta, irreverente; brillante y deslenguada hasta decir basta”, de parte del crítico Javier Goñi (quien saludó al autor como “un peligroso terrorista de la pluma”).

Su segunda novela, Ventajas de viajar en tren (2000), le valió el XV Premio Andalucía de Novela y que el presidente del jurado, Juan José Millás, la llamara “obra maestra”.

“En general no suelo hacer mucho caso de los juicios literarios de mis contemporáneos”, sostiene el escritor. “Como profesor de literatura, estoy cansado de ver escritores que despertaron entusiasmo en su tiempo y que hoy están olvidados. Y al contrario, creadores ignorados en su tiempo, que luego se convirtieron en gigantes”.

En cuanto al rótulo de “generación inexistente” con el que algún crítico pretendió definir a Orejudo y a sus coetáneos literarios, el autor apunta que se trata de “una estrategia de marketing, periodismo cultural”.

“Cuando los escritores de una generación son tan variados que resulta imposible encontrar un común denominador, se recurre al término generación inexistente”, acota.

Acerca de la llamada generación Nocilla (a la cual su presunto máximo exponente, Agustín Fernández Mallo, se refiere como “una etiqueta puesta por la empresa cultural”), Orejudo aclara que “está compuesta por poetas que han escrito narración, renuncia al argumento y a la trama: yo no”.

En Fabulosas narraciones por historias, el narrador plasmó un irreverente relato que aborda la vida en la Residencia de Estudiantes en los años 20 del siglo XX.

“Es la obra de un escritor que todavía confía en las técnicas narrativas tradicionales, y que no siente la necesidad de mostrarse crítico con ellas”, comenta.

Luego explica que esa actitud se rompe en Ventajas de viajar en tren, “donde se cuestionan esos mismos principios y en particular la verosimilitud”.

En las dos siguientes novelas —Reconstrucción (2005) y Un momento de descanso (saldrá en febrero de 2011)—, “las preguntas sobre la verosimilitud dejan paso a una preocupación por el estatus del narrador”.

“En cuanto al contenido, las cuatro son disparos de francotirador a cuatro instituciones, a cuatro verdades heredadas: la historia, la literatura, el poder político y la universidad, respectivamente”, anota.

 

¿Le apetece que le cuente mi vida?

Ventajas de viajar en tren ofrece una historia permeada por el humor y una fuerte carga de locura desatada a partir de la perturbadora oferta/interrogante: “¿Le apetece que le cuente mi vida?”.

En Reconstrucción, ambientada en la Europa del siglo XVI, el autor apunta con certera ironía manifestaciones tan severas como el fanatismo de orden religioso.

“La iglesia católica es una institución irrelevante ideológicamente. Si yo escribí sobre ella en Reconstrucción es porque en el siglo XVI representaba al poder político: hoy sigue siendo un negocio, menguante, pero todavía rentable”, anota.

Orejudo entiende que “España sigue siendo el país europeo donde la iglesia católica tiene más clientes: por eso llega el Papa. Sus declaraciones hay que entenderlas en este marco; el impresentable no es el Papa, los impresentables son los políticos socialistas, que transigen con todas sus exigencias”, sentencia.

La esperada Un momento de descanso “trata de lo incómodo que nos resulta a las personas del siglo XXI vivir sin certezas y huérfanos de referentes morales, históricos, literarios, personales, políticos”, adelanta. “Por no poder confiar, no podemos confiar ni en nosotros mismos”.

En cuanto al humor, cultivado por él y eludido por otros autores, anota que se trata del gran misterio de la tradición literaria española. “¿Cómo siendo el humor un condimento tradicional, puede ser tan denostado? Se debe a una confusión: lo contrario de divertido no es serio, sino aburrido”, enfatiza. “O, como decía Eugenio D’Ors, un escritor catalán: ya que no podemos ser profundos, seamos al menos oscuros”.

Con respecto a un método de trabajo propio, explica: “Escribo con regularidad durante un año o dos. Y cuando tengo un volumen inmanejable de material, comienza el verdadero trabajo del escritor: eliminar material. A veces es doloroso, porque hay que eliminar episodios que a uno le gustan, pero que no le van al texto”.

En relación al Premio Nobel de Literatura 2010 comenta: “Con la lógica de la Academia Sueca, Vargas Llosa merecía el premio desde hacía mucho tiempo. Es un narrador excelente. Me interesa menos como intelectual. Sus análisis políticos me parecen endebles y construidos con prejuicios. Sus análisis literarios tampoco me han iluminado”.