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Felipe Calderón
El presidente Calderón reconoció la obra y la trayectoria de José Luis Martínez.
Inauguran en México el Fondo Bibliográfico José Luis Martínez
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El Estado mexicano inicia con este fondo un programa de adquisición de grandes bibliotecas personales.

El Fondo Bibliográfico José Luis Martínez, conformado por 73.500 libros, revistas y objetos, acoge el acervo más grande de literatura mexicana del siglo XX, que incluye la obra completa de grandes como Juan Rulfo, Carlos Fuentes y Octavio Paz.

El recinto fue inaugurado este miércoles 19 de enero en Ciudad de México por el presidente de México, Felipe Calderón, en honor al ensayista y escritor mexicano José Luis Martínez, dueño de la colección y autor de libros como La obra de Agustín Yáñez y Los problemas de nuestra cultura literaria. El fondo puede consultarse desde el jueves 20 en la Biblioteca de México “José Vasconcelos”.

Con la apertura de este fondo —ubicado en un espacio diseñado por el arquitecto Alejandro Sánchez y cuya inversión fue de 20 millones de pesos—, el gobierno mexicano inicia una política de adquisición de bibliotecas personales de los grandes hombres del siglo XX, como Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés, Alí Chumacero y Carlos Monsiváis.

Al abrir al pueblo ese acervo, el presidente Calderón dijo que a través de la conservación de éste, México reconoce la obra y la trayectoria de uno de sus escritores y hombres de letra más destacados. Reconoció que su labor fue crucial para que los mexicanos de entonces, de ahora y de mañana conozcan a México y a ciertos personajes.

El mandatario explicó que con esta adquisición se logra “evitar que este enorme acervo de cultura, de conocimientos, se disperse, se pierda o se quede encerrada en las paredes de una casa. Es importante que esos libros estén al alcance de los mexicanos”. Agregó que el compromiso con la cultura se pone de manifiesto en el presupuesto que para 2011 es de 12 mil millones de pesos, más del doble que el ejercido durante 2006.

En la ceremonia, el historiador Enrique Krauze destacó la labor de Martínez de preservar la memoria de México en los libros y agradeció al gobierno que haya salvado esta biblioteca del destierro, la desmembración o el olvido.

Según informó en conferencia de prensa Consuelo Sáizar, directora del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), este fondo es el primero de cinco que se crearán este año con el objetivo de resguardar el patrimonio literario e histórico de México.

“Inmersos en un mundo digital ya no hay una segunda llamada, si no guardamos las colecciones de papel hoy, mañana las perderemos”, aseguró Sáizar. “Si bien el libro electrónico no va a acabar con el libro de papel, sí va a amenazar las bibliotecas personales y es por ello que hemos emprendido este propósito, sin precedentes, de empezar a albergar las grandes bibliotecas mexicanas del siglo XX para las futuras generaciones”.

Del total de piezas que conforman el fondo, 48.000 son libros y tesis, 22.000 fascículos de revistas y 3.500 objetos como fotografías, cartas, medallas, catálogos y mapas. Los libros y las revistas están clasificados cronológicamente y por colecciones en largos estantes de metal y de madera, mientras que los objetos se encuentran en grandes vitrinas.

Algunos de los títulos presentes son El México antiguo, de Bernardino de Sahagún; Cuando los banqueros se van, de Carlos Monsiváis; El gallo de oro y otros textos para cine, de Juan Rulfo; La voluntad y la fortuna, de Carlos Fuentes, y El laberinto de la soledad, de Octavio Paz.

También se encuentran la colección de Bibliografía mexicana del siglo XVIII, de José Toribio Medina y Joaquín García Icazbalceta, y algunos números de las revistas Contemporáneos, Taller y Tierra Nueva.

“Mi padre no compraba libros de manera compulsiva, tenía una política de adquisición muy discriminatoria, lo que quiere decir que aquí sólo se encontrará lo mejor”, apuntó el hijo de Martínez, Rodrigo Martínez Baracs, quien agregó que la biblioteca está compuesta por colecciones y que al abrirla a los mexicanos se cumple un sueño de que sus libros permanezcan en México.

“La colección de mi padre es única e irrepetible de literatura mexicana de los siglos XIX y XX; también es importante aunque no exhaustiva en libros de historia de México, cultura, ciencia y de otros asuntos mexicanos, aunque destaca literatura de otras lenguas”, continuó.

El mismo 19 de enero, el gobierno mexicano conformó un consejo asesor para la adquisición de bibliotecas personales, cuya misión será analizar y discutir cuáles son las bibliotecas personales que debe adquirir el Estado. Presidido por Sáizar, el consejo está conformado por veinticinco personalidades del ámbito cultural y académico de México y funcionarios.

Los otros veinticuatro integrantes del consejo son José Moreno de Alba, Eduardo Matos Moctezuma, Javier Garciadiego, Enrique Florescano, Héctor Aguilar Camín, Margo Glantz, Juliana González, Enrique Krauze, Eduardo Lizalde, José Emilio Pacheco, Juan Villoro, el presidente de El Colegio Nacional, Jorge Volpi, Joaquín Diez Canedo, Ernesto de la Peña, Luz Elena Gutiérrez de Velasco, Guadalupe Curiel, Gisela von Wobeser, Arturo Menchada, Louise Noelle, Miguel Limón Rojas, Lorena Salazar, Alfonso de María y Campos y Teresa Vicencio.

Con esta política de adquisiciones, el Estado mexicano busca impedir que bibliotecas mexicanas con colecciones únicas e importantes salgan del país al ser compradas por universidades de EUA y Europa, como ha ocurrido con bibliotecas tan ricas como las de Joaquín García Icazbalceta, Genaro García, Nicolás León, José Fernando Ramírez, José María Andrade y Agustín Fischer.

Dentro de ese ambicioso proyecto, hace dos meses, el gobierno federal compró la biblioteca personal del abogado y ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) Antonio Castro Leal, conocido como uno de los “Siete sabios de México”.

El acervo, que cuenta con unos 58 mil volúmenes, de entre los que destaca una gran cantidad de libros en inglés, francés y alemán, ya está en proceso de conservación, pues estuvo cincuenta años sin mantenimiento, además de que la casa sufrió un incendio y, aunque no se quemaron, sí se ahumaron. Mientras se trabaja en la conservación, se adapta el espacio en el que se ubicará, cercano del fondo bibliográfico de Martínez.

Durante el recorrido por el Fondo Bibliográfico José Luis Martínez, en el que convive una biblioteca valiosa en acervo del siglo XX, con la tecnología más avanzada del siglo XXI, Sáizar aseguró que aunque se trata de una gran inversión la que significará adquirir estas bibliotecas, son acervos invaluables, “ni tendrían valor si se fueran de México, sería una pérdida absoluta”.

Fuentes: EFEEl Universal