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Apure en cuerpo y alma: una ovación para mi tierra

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San Fernando de Apure
 

La magnífica poeta apureña Lucía Salerno escribió un breve poema que un día del mundo yo descubrí, como la gran historia de mi Apure: “Duérmete vida / para que tan sólo sea válido / el paisaje y la herradura del caballo”; en esas palabras están grabados los latidos del corazón de la tierra nativa, su vida, su epopeya histórica.

Entonces, vayamos por parte, Apure es como un país distinto al que lo acoge en su mapa, así lo distingo, en la emoción siempre creciente, de tener la fortuna de haber nacido en él; ha sobrevivido, mi tierra, a todo tipo de tormentas, ha sobrevivido a inviernos y veranos feroces, como lo canto en uno de mis poemas, ha sobrevivido a la indolencia de aquellos que, en plaza pública, juran cualquier vana promesa para ganarse la generosidad del pueblo manifestada en el voto.

En los últimos años he visto cambios notables en vías de comunicación terrestres, en la masificación de los cultivos piscícolas, el aprovechamiento de los productos pecuarios y tentativas plausibles de ampliar el cultivo de rubros como el maíz, el sorgo, el frijol y el arroz; la animación sociocultural llegaría más lejos si quienes la promueven se manejaran con más pasión en cuanto a la identificación de los modos y usos que nos identifican como región, y se hicieran con regularidad fechas de encuentros para la valorización y difusión de la obra de nuestros artistas, artesanos y contadores de historias; nos asiste un derecho histórico, que ninguna instancia del Estado venezolano puede soslayar; para tener atención privilegiada en la vida nacional hay que hacer, constantemente, los reclamos pertinentes al respecto.

Gracias a la gentileza de mi distinguido paisano, el escritor Argenis Méndez Echenique, tengo en mi poder Apure en cuerpo y alma, libro de alta factura estética, donde queda manifiesto el genio creativo de su diseñador, Felipe Saldivia; la formidable muestra fotográfica de Manuel Abrizo, que también es autor de las crónicas que hacen el cuerpo del libro, además de la crónica histórica de Méndez Echenique; la coordinación corresponde a Elisenda Vila y Lisandro Solórzano, con una presentación sobria del señor gobernador del estado Apure, capitán Aguilarte Gámez, quien señala, acertadamente: “Es necesario apuntar que este libro no agota el caudal apureño...”.

Apure en cuerpo y alma es un inventario relacional del Apure contemporáneo, personajes, ciudades, pueblos y aldeas, ahí comentados, retratados, son una muestra de la vida de una tierra, de un pueblo, donde cada una de sus palabras nace con su música; hubiese sido una faena completa, inobjetable, si una fotografía y una pequeñísima reseña (ligera, en todo caso) de La Victoria, El Amparo, Puerto Páez, Apurito, Banco Largo y El Samán, estuvieran haciendo vida en Apure en cuerpo y alma, lástima que así no fue; la ovación rindiera la gloria de la admiración completa del deber cumplido; aunque me han dado una explicación de que este libro se complementa con otro, con todo respeto no le doy validez, pues se resaltan en Apure en cuerpo y alma lugares menos importantes, en todo, que los antes nombrados, pero que, indudablemente, les asiste el derecho a ser tomados en cuenta cuando se trata de un trabajo de las características de Apure en cuerpo y alma; pero va mi aplauso por tan loable esfuerzo, el héroe es Apure, renco pero héroe; ojalá que este olvido, tan lamentable, obligue a una edición ampliada y corregida pues José Vicente Abreu no es José Antonio Abreu y Cazorla no es cazarlo.