Sala de ensayo
Miguel Hidalgo y CostillaMiguel Hidalgo y Costilla: realidades y ficciones

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I. Miguel Hidalgo en Irapuato

Irapuato, referente estratégico e histórico de la red de caminos de la Nueva España. Durante el siglo XIX se erigió como punto de referencia en el cual confluyeron haciendas, minerales, congregaciones, villas y ciudades. En los inicios del siglo XIX Irapuato fue una congregación que vio la llegada y presencia del movimiento insurgente, así como la estancia de militares, ya fueran conservadores o liberales.

En Irapuato se estableció el Cuartel General Español del Bajío. Fue también sede de los comandantes militares Liñán e Iturbide. Documentos de archivo respaldan la presencia que tuvo Miguel Hidalgo en Irapuato, sobre todo con motivo del subsidio de gavillas.

 

II. Los Arias de Irapuato descienden del Padre de la Patria

Los Arias de Pénjamo, Guanajuato, son una de las varias familias que guardan lazos consanguíneos con los Hidalgo y Costilla. A tales aseveraciones hemos llegado con base en la existencia de un árbol genealógico, el cual fue hecho bajo las órdenes del entonces presidente de México, don Porfirio Díaz, quien además tenía un profundo amor por Guanajuato y una cercanía marcada con personajes destacados de la sociedad guanajuatense como Juventino Rosas, quien compuso el vals Carmen a la esposa del referido gobernante oaxaqueño.

Las ramas de árbol muestran la genealogía de la siguiente manera. Los padres de Miguel Hidalgo fueron Cristóbal Hidalgo y Ana María Gallaga Mandarte. Mariano Hidalgo y Costilla, hermano de Miguel, tuvo por hijo a José María Hidalgo y Costilla, quien se casó con Sebastiana Villaseñor. Esta pareja procreó a Josefa Hidalgo y Villaseñor, quien a su vez, contrajo nupcias con Ignacio Gil. De esta unión tuvo vida Soledad Gil Hidalgo y Costilla. Antes de cumplir los 20 años de edad, Soledad se matrimonió con Rafael Arias. De esta unión bendita nació Miguel Arias Gil Hidalgo y Costilla, quien unió su existencia a Encarnación Bribiesca. De este último contrato social nacieron Marcelina, Paulino, Modesta, Gabriel, Prisciliana, Pedro y José Arias Bribiesca.

José Arias y Bribiesca (hijo de Miguel Arias Gil y Encarnación Bribiesca) se casó con Concepción Cano, quienes tuvieron por hijos a Roberto Mateo, Guadalupe, Alicia, Benjamín, Carlos, Lucha, Enrique, María y Pascuala Arias Cano.

 

“Los pasos de López”, de Jorge IbargüengoitíaIII. Los pasos de López

El Padre de la Patria, Héroe de la Patria, Generalísimo de las Américas, son sólo algunos nombramientos que se le han otorgado al célebre cura de Dolores, cuya acción marcó huella indeleble en la historia de nuestro país.

La imagen de este ilustre personaje ha sido objeto de innumerables estudios de índole histórico con un tono serio y solemne, como lo requiere una figura de importancia trascendental; lo propio ha ocurrido con personajes históricos de la misma relevancia. En el terreno de la literatura, con la novela histórica, no se alejaba mucho del tono del discurso histórico. Sin embargo, fue en la década de los setenta que apareció lo que los críticos llaman la Nueva Novela Histórica.1

Es capital, antes de continuar, introducir la diferencia hecha por Aristóteles entre la tarea del poeta y la del historiador; la tarea del escritor (poeta para Aristóteles) y la del historiador; es obligatorio recurrir a lo dicho por Aristóteles en su Poética: “No es oficio del poeta contar cómo sucedieron sino cual desearíamos hubieran sucedido y tratar lo posible según su verosimilitud...” (Aristóteles, 1996: 143-144). La verdadera diferencia, dice Aristóteles, entre uno y otro, no radica en la métrica con la que escriba el poeta, sino en que el historiador dice las cosas tal y como pasaron, en cambio el escritor dice las cosas como hubieran pasado. Además “la poesía trata sobre todo de lo universal, y la historia, por el contrario, de lo singular”. Al hablar de lo universal, Aristóteles se refiere a lo que es verosímil de manera que el poeta podrá imponer nombres a personas, al contrario de lo singular del historiador que dirá lo que le pasó a una persona en particular.

El realismo de la literatura descansa en el concepto de verosimilitud, que no es otra cosa que el carácter que poseen los textos narrativos pertenecientes a la ficción del arte literario, los cuales deben ser considerados como creíbles desde una verdad poética y no histórica. Así, un texto de ficción no tiene que ser verificable, bastará que sea verosímil para creer en él, y sin tener que comprobarse.

Retomando el tema, la novela histórica es un género que, a grandes rasgos, se caracteriza por la incorporación de la historia en un mundo ficticio, la cual se ve influenciada en conformidad con los cambios y procesos sociohistóricos. Entre algunos de los personajes históricos que han sido protagonistas de nuevas novelas históricas figuran Cortés, Colón, Bolívar y Santa Anna, entre muchos otros. Esta clase de novela se vale de personajes históricos significativos, aunque cabe mencionar que no necesariamente tienen que haber sido próceres.

La novela del escritor guanajuatense Jorge Ibargüengoitia, Los pasos de López (1982), se inscribe dentro de este género al relatar los hechos de la gesta independentista desde una visión desmitificada y paródica. Dicha obra forma parte de las llamadas novelas del Plan de abajo, formadas también por Maten al león (1969), Estas ruinas que ves (1975), Las muertas (1977) y Dos crímenes (1979). Estas novelas, entre otras cosas, comparten la constante de los lugares ficticios Plan de Abajo, Ajetreo, Cañada, Cuévano, etc.

En la novela de marras, el autor cede la voz al personaje Matías Chandón, artillero que servía en un regimiento de dragones cuyas aspiraciones, al comienzo del relato, eran ocupar una plaza en el batallón de Cañada. Es este personaje el narrador principal y quien lleva el hilo conductor del relato:

Me llamo Matías Chandon, soy artillero, pero servía entonces en un regimiento de dragones. Teníamos dos años acantonados en Perote. Hacía unas semanas que había sabido que en Cañada estaba formándose un batallón provincial... (Ibargüengoitia, 2002: 11).

En Los pasos de López presenciamos al personaje histórico Miguel Hidalgo y Costilla ficcionalizado en Domingo Periñón, desmitificado, es decir, no se nos presenta al personaje legendario que nos manejan los libros de la historia oficial, al contrario, se nos muestra un lado humano, pero a la vez privado:2

No llevaba sombrero y tenía la calva requemada por el sol, se sabía que era padre por el alzacuello, pero en vez de sotana llevaba pantalones y botas con espuelas. Cabalgaba dejando colgar el brazo izquierdo en cuya mano llevaba siempre la vara que usaba para espantar perros (Ibargüengoitia, 8).

Asimismo asistimos al relato de un personaje, que la historia oficial maneja como épico, a un ser en la intimidad, alejado del discurso apologético y pomposo que se maneja en las biografías oficiales:

Nos sentamos a platicar. Ellos se trataban con mucha familiaridad: “Pepe” era Aldaco, “Luis” era Ontananza, Periñón era “Domingo” y el presbítero Concha, “Juanito”. La corregidora era para todos “Carmelita”. Me enteré de que... Periñón tenía cultivo de gusanos de seda y que los que le habían mandado de Manila habían llegado muertos... (Ibargüengoitia, 24).

La trama del relato es aquella que narra los pormenores de la gesta heroica por parte de los caudillos insurgentes y el descubrimiento de la misma, así como la proverbial desigualdad entre criollos y españoles. Aunado a ello advertimos el estilo propio del autor, maestro como pocos, para imprimir en sus novelas el humor negro, irónico e irreverente.

En el marco de la ficción, el contexto desempeña un papel muy importante, pues además tiene la función de seleccionar, actualizar y es susceptible de aplicar, según Hamon, “de ampliar esta noción de contexto a todo texto histórico y cultural” (Hamon, 1996: 131). De manera que el empleo de un personaje histórico quedará supeditado “por una Historia previa ya escrita y fijada” (Hamon, 1996: 132). Entonces, atendiendo a esta teoría, significa que al empleo del nombre de Periñón (que de antemano sabemos es la ficcionalización de Miguel Hidalgo y Costilla) queda su accionar en cierta medida comprometido desde el momento mismo de su mención, por llamarlo de alguna manera, es decir, que dentro de la novela está ya predestinado el levantarse en armas y ser actor principal de la Independencia de México. Quedará fija la funcionalidad narrativa de un personaje cuyo nombre tiene referencia en la historia y cuyo papel ya ha sido fijado por ésta.

Estamos ante personajes que reflejan un mosaico de características humanas: pasión, ingenuidad, participación, sensualidad, sagacidad, convicción y traición. Quedan al margen los hechos sangrientos y la guerra encarnizada que localizamos en los libros de historia oficial. La relación que hace el lector sobre los personajes y la geografía y los acontecimientos de Los pasos de López con los del movimiento independentista resulta inevitable en virtud de lo consabido del tema.

 

IV. Guanajuato en la historia

Miguel Hidalgo y Costilla es pues un personaje icono de la historia oficial mexicana. No es casual si consideramos la importancia que en el Bajío mexicano, y en particular Guanajuato, ha tenido —históricamente— la Iglesia Católica en el quehacer cotidiano de sus pobladores. Miguel Hidalgo era religioso, es decir, tenía un peso sumamente importante al interior de la estructura social. No fue casual el hecho de que se erigiera como líder espiritual y luego social. Como tampoco es casual que haya sido en Guanajuato el levantamiento. Si nos detenemos y analizamos la historia de México, nos vamos a percatar de que muchos de los grandes cambios sociales se han gestado en la cuna de la independencia de México, hasta el último acaecido en el año 2000 con el ingreso del PAN y el ascenso al poder del leonés Vicente Fox Quezada. El Bajío es una región histórica, es un semillero inagotable de talentos y grandes próceres. No por nada Guanajuato es considerado como el lugar donde nace la historia de México. Los hechos no mienten. La historia es la maestra de la vida.

 

Bibliografía

  • García Bacca, Juan David. La poética, 1996.
  • Hamon, Philippe. “La construcción del personaje” en Teoría de la novela. Antología de textos del siglo XX, Enric Sullá (Ed.), Barcelona, Grijalbo-Mondadori, 1996.
  • Ibargüengoitía, Jorge. Los pasos de López, Joaquín Mortiz, 2002.
  • Menton, Seymour. La nueva novela histórica de la América Latina, 1979-1992, México, Fondo de Cultura Económica, 1993.
  • Pons, Mª Cristina. Memorias del olvido. La novela histórica de fines del siglo XX. México: Siglo XXI, 1996.
  • Rosas, Alejandro. Mitos de la historia mexicana, de Hidalgo a Cedillo, Planeta, México, 2006.
  • Seydel, Ute. “Ficción histórica en la segunda mitad del siglo XX: conceptos y ficciones”, en Escritos, UAP, 2003.

 

Notas

  1. Particularmente, la novela histórica tradicional en Hispanoamérica se ha gestado bajo la luz de diferentes corrientes literarias hasta dar paso finalmente a la Nueva Novela Histórica, misma que ve la luz en los años 70 caracterizándose por la multiplicidad de perspectivas, anacronías históricas, el uso de la ironía, la parodia y lo burlesco, desmitificación de los personajes o hechos históricos, etc.
  2. Ute Seydel señala que gracias a la desmitificación de la historia se permite incorporar lo fantástico, lo apócrifo, lo surrealista, lo onírico y los mitos a la ficción histórica.