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Textos del poemario inédito El hilo

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del silencio

entrar al silencio
despojados de vértices.

Hallar un templo
donde apaciguar al lenguaje,
grito sin tregua
despoblando el aire.
En las manos mansas
plegarias se sostienen,
un inguinal camino
y el torso encendido.

Entrar al silencio,
y desde él, vaciarse del lenguaje,
arrancar de los párpados
la angustiosa necesidad
de nombrar la hierba.

Entrar y domarlo:
ser silencio para el silencio.

 

de la palabra

Hay palabras bicéfalas:

No se puede nombrar el poder
sin que llore el hambre.

Afilo mis dedos y lo intento,
pero nunca es suficiente.

 

de la muerte

¿Tememos los gusanos,
rosados como el vino,
o al sonido hueco
que dejan sus túneles?

Horadando la carne
con bocas imperturbables,
y el acantilado del nicho
festejando el encuentro.

¿Qué otro universo cifrado
de mandíbulas y mármol
adecenta la podredumbre
dejándola inmaculada?
¿Cabrá tanto,
nuestro miedo y la caja?

La muerte es una jaula:
se ha de existir en el temor
como se existe en un espejo.

 


 

¿No ves el tiempo huir, con la luz entre las manos? ¿No encierra el latido un mundo de alambradas? ¿No saltas, acaso, sobre escombros? ¡Cuán perdido andas, cachorro sin dientes! ¿Buscas acaso dónde esconderte de tu sombra? Mientras los tiovivos escupen sus colores, tú acurrucas nieve en tu pecho y le hablas de signos helados en un alfabeto que no entiende, ¿parirá tu espalda alguna vez? o ¿te dejarás morir sin haberte conocido?