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Poemas

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Algo

Yo soy algo.
Algo en el universo que no alcanza a definirse.
Algo como todo y como todos.
Ni más ni menos que todo.

 

Descubrir

No descubras, que puede no haber nada.
Y nada no se vuelve a cubrir.

Antonio Porchia

Intento descubrir,
aun a riesgo de que
no haya nada.
Si nada encuentro
injerto brotes
para que los que vienen
descubran y no encuentren
nada.

 

Tristeza

Con motivo de la relectura de Tristeza de Alfonsina Storni

Tristeza,
en qué negro útero
se gestan tus brazos para envolver así
tan densamente.
De qué huevo rasgan la cáscara
tus punzantes alaridos
del adentro.

Que te gestas al calor
de la cegante luz del triunfo
que confunde
y ahoga ilusiones nuevas,
diría Alfonsina.

¡No! Sé que allí no naces.
Ni de la naturaleza que muere
ni del dolor naces.
Ni de los que creer o amar no pueden.
No naces, no, en la inconsciencia del ser
ni brotas de los tonos que pintan los sentidos.

Apuesto a que naces, tristeza,
en el corazón
del corazón
cual madreselva insana
de malditas flores negras.
Sólo naces aliada del tiempo.
Naces matas.

 

Grito

No he querido cerrar las ventanas
y la primavera se filtra
a pesar de la seca de los sesenta.

Esta mañana me ha despertado la luz
desde afuera
y he visto luego, los pájaros
con todos los sentidos avisados.

En verdes impúdicos y lozanos visos
se hace grito
el viento.

Qué podré hacer yo
con mi piel muriendo.

 

Parir

Que cambia la luna,
que son las cuarenta semanas.
Que viene tormenta,
que se ha bajado la panza.
Que eso no importa,
que el fruto caerá cuando madure.

Comentarios de mujeres que contagia a los varones.

En medio y fuera de esas voces
a la madre de la madre le parece
que la catapultan al aire.
Aunque ya no sirvan sus ovarios
en el parto de la hija
de nuevo siente que pare.
La alegría del nieto no alcanza
para escapar al miedo
que alcanza.

Esa madre es la sangre de su sangre.
La llevó en la panza,
esperó las nueve lunas aquellas
y estas
y con todas las tormentas.

De eso, de eso,
ni siquiera sabe el padre.

 

Infancia

No la esperaba para nada
pero hoy,
ha venido a visitarme
la infancia.

No pude comprenderla demasiado,
tampoco quise,
era mi infancia
vestida con algo así...
¡entre colores lavados!

Su cartera abultaba de recuerdos.
Me regaló voces, olores
y algunos videos
donde pude ver mis silencios
mis ojos grandes
y una muñeca de trapo.

 

¡Eh, Má!

—Aunque se ensucie tu jean
tiro de él
y sacudo tu brazo—
¡eh!... escuchá
¡de tantas formas te hablo!
Hasta cuando no hablo
te hablo.

No importa que no sea justo
que grite hacia ti.
Que la madre es la madre
dicen por ahí.

¡Eh, má! prestá atención:
mirá lo que miro
y mirá mis ojos.
Algunas veces... ¡velá mis sueños!
Observá un poco a qué juego,
no te desentiendas
si salgo
y si tienes que dejarme,
mirá hacia atrás cuando partas.
Prestá atención a mis llantos
sin conformarte si callo. Debes buscar
aun más hondo.

No importa que no sea justo
que grite hacia ti.
Que la madre es la madre
dicen por ahí.

Má, por favor,
prestá atención y buscá ayuda
si estás sola.
Algo pasa en este mi mundo
y me está afectando
a mí.