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Murió el escritor y dibujante chileno Luis Merino Reyes
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Luis Merino Reyes
Merino Reyes: buscando el alma del ser.
 

El escritor y dibujante chileno Luis Merino Reyes, ex presidente de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) y autor de más de veinte títulos, falleció este 28 de febrero a los 99 años a causa de un paro cardiorrespiratorio.

“Toqué lo que conocía: la clase media chilena y la literatura del retorno, buscando el alma del ser”, dijo Merino Reyes en 1998 acerca de su labor como escritor, vocación que mostró por primera vez en 1936 con el libro de poemas Islas de música y que lo paseó también por la novela, el cuento y el ensayo.

Nacido en Tokio en 1912 mientras su padre cumplía una misión en Japón para el gobierno de Chile, Merino Reyes estudió en el Liceo Alemán de Santiago y luego se hizo oficial del ejército en la Escuela Militar. En 1933 se retiró de las Fuerzas Armadas para entregarse a la literatura y el periodismo.

Fue oficial del ejército, conductor de taxi, trabajó en la subsecretaría de la marina y en Investigaciones y estudió dibujo. “Hacía cualquier cosa que fuera necesaria para alimentar a su familia, y cada uno de estos oficios le iba dando nuevas visiones de las personas”, recuerda su hijo, el musicólogo Luis Merino Montero, quien agrega enfático que antes que todo, su padre era escritor.

“Llegaba a las 9 de la noche y escribía hasta las 5 de la mañana. Porque su vocación literaria nunca se doblegó. Cuando le dije que quería estudiar música me dijo: ‘Yo nunca pude dedicarme como hubiera querido a la literatura, así que usted tiene todo mi apoyo’ ”.

Como presidente de la Sociedad de Escritores de Chile y del Sindicato de Escritores, Merino Reyes se abocó a la tarea de darle dignidad al oficio. “Recuerdo que fue donde Carlos Ibáñez del Campo para conseguir que se elevara el monto del Premio Nacional de Literatura, y lo lograron”, narra su hijo, actual director de la Revista Musical Chilena.

Merino Reyes fue parte de la generación literaria del 38, junto con Carlos Droguett, Francisco Coloane y Volodia Teitelboim. Su literatura retrató a la clase media urbana desde su cotidianidad, pero con distancia narrativa.

Con su novela Regazo amargo (1955) obtuvo el premio Zig-Zag; con Última llama (1959), el Atenea, y con Áspera brisa (1952) el Premio Municipal de Santiago. Publicó también Lenguaje del hombre (1938), La vida adulta (1962) y Los feroces burgueses (1964), entre otros libros. También describió la escena literaria chilena en títulos como Epitafios y laureles (1994) y Escritores chilenos de ayer y de hoy (1997).

En 2003 falleció su esposa, un golpe que en cierta forma lo alejó de las letras. En los años siguientes se dedicó más que nada a la crítica literaria y tiempo después dejó de escribir.

Fuentes: El MercurioLa Tercera