El pasado 27 de febrero se cumplió un año del terremoto de magnitud 8.8 que azotó a Chile, el segundo en intensidad registrado en la historia de la nación sureña. Como una expresión de humildad ante las fuerzas de la naturaleza, esgrimida desde la poesía y la fotografía, el escritor Gabriel Rodríguez y el artista Fulvio Fernández produjeron este trabajo, cuya versión original en formato PDF, y en español y alemán, puede revisarse al final de esta página.
La tierra maulina, cada cierto tiempo, cada dos o tres décadas, despierta de su siesta empedernida y nos sacude con tal violencia que disuelve monumentos, costumbres y lenguajes.
Perdemos hasta la intimidad; bajo los escombros se escarban las cartas de amor y fotos en sepia que guardan nuestra manera de ser, nuestra identidad asimilada por centurias, milenios, donde lo vernáculo se ha negado a la modernidad avasalladora...
¿Qué pasará ahora que un sismo 8.8 nos ha devuelto a la intemperie? ¿Se reconstruirá Talca, la cursi, con sus aires parisinos, londinenses?, ¿o a pulso trataremos de asirnos a los puros elementos del agua y el polvo, aldeanos consuetudinarios?
Esta obra gráfica-poética tan acertadamente llamada “Herida”, de Fulvio Fernández y Gabriel Rodríguez, nos resitúa en el génesis de un nuevo desafío: volver a volar con las alas rotas...
Ante nuestra mirada se despliegan imágenes que huelen a angustia y a ese desamparo letal que sólo una lente madura y sapiente puede captar en carne viva, y los textos se encabalgan en versos estremecedores y lúcidos, tal vez escritos sobre las rodillas cuando aún las réplicas estremecían el terrón natal.
En suma, el arte maulino en esta interesante propuesta adquiere estatura mayor al dignificar el dolor humano. Enhorabuena.
Bernardo González
Talca in Memoriam
El trueno de Dios
estalló en la noche
y Talca la presumida
se volvió polvo
Las tripas de sus anticuados sillones
salieron a bailar al sol de marzo
las viejas calles
enmudecieron
cabizbajas
Saltaron las piedras
desapareció su aroma
de aristócrata pobre
perdida entre burdeles
de mala muerte
Desesperada
desabrigada
desnudada
deshabitada
El Claro se encogió
lloroso
la reina de la diez
Claudia la indestructible
se sentó en la Plaza
Y reclamó
a la tierra aún caliente
su nuevo traje
de mediaguas y barro
Añoro
la luz de las puertas caídas
el aire de los salones extintos
el humo de los cafés enterrados
el vuelo de las efigies idas
la canción del habitante
Talca la poderosa hija del trueno
la vasalla
la prostituta
susurra su rosario de monjes
cantando sobre iglesias derruidas
desplomadas
despalomadas
desarrapadas
Cayó la endemoniada
la industriosa
la partera de tonadas
París y Londres
se negaron a amanecer
esperando la resurrección
de las ciudades muertas
Fin de mundo
Ya no bajaré a la tierra
a disputar un puñado
de huesos malolientes
la tierra los ha sacado
del fondo de sus vísceras
y los ha expuesto
en la plaza
bailando
caracoleando
riendo a mandíbula batiente
de nuestros monumentos
caídos
heridos
hechos mierda
de un solo corcoveo de la pachamama
¡Fin de mundo!
gritaba un pelado
en la plaza
agarrando sus calzoncillos
¡Arrepiéntanse pendejos
y putas varias!
Los pobres continúan su eterna guerra
con los piojos
caen los libros y las ollas
se rompen las baratijas
saltan las ventanas
se atrofian las puertas
explotan las alarmas
y mi hija llora
quedamente
al borde del mar
que se derrama por los cerros
de Constitución
empelotando la pobreza
de pobre país
cobijado bajo el barro
Cuatro tablas
navegan el Maule
amatonado
furibundo
enloquecido
Las mansiones de barro
descubren su pelambrera oxidada
sus humedades de cocina
desvencijando las chozas de los pescadores
para navegar sin rumbo
sin fecha
sin nombre
como tantos otros
sin memoria
sin rostros
sin cruces
sin futuro
El polvo y el ruido
asaltaron las alcobas
los gritos sucumbieron
al estruendo de las vigas
pudimos embarazar el tiempo
Chanco se inundó de agua y peces
naufragando
entre escritorios y papeles
De nada sirvió el WIFI
twitter
la industria de armas
los espejos
el festival
el bicentenario
los TLC
Se vinieron abajo los edificios
los paradigmas
los trajes de cartón piedra
Una piel mate se estremeció
soñando con el amante
desaparecido
atrapándole los pechos convulsos
desaforados
todo se mueve
se mueve
Un silencio brumoso
emerge del Maule
amanece
cruzo el río de las lluvias
con ojos de sapo
Talca la presumida
no existe
El baile de las tejas
San Javier de Loncomilla
danza
un carnaval de tejas
los hornos de pan caliente
vuelan por los aires
las iglesias se inclinan
acongojadas
los postes rezan
colgados de su rosario de cables
la presidenta
arroja el inútil celular
y vuela al centro de la tragedia
Escombros
La señora Juanita
cobija una bandada de niños
bajo sus enormes pechos
que tiemblan
En Concepción los siúticos
el lumpen
los expropiados
pierden la vergüenza
y asaltan los mall
oleadas de maleantes
en automóviles
atrapan lavadoras y microondas
Pienso en la casa de mi infancia
una polvareda oculta las lágrimas
mientras busco unos patines entre los escombros
Viaje
Un reptil
la carretera
sube y baja
se zangolotea
gruñe
se abre de piernas
zapatea
se hunde
lenta
lentamente
en las entrañas de la tierra