Letras
Poemas

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Carnaval

Allá vienen las comparsas.
Pasan entre trago y trago
danzando al compás
de tambores y de quintos.
Los pasos de las bailadoras
parecen latidos acompasados.
Estas hembras nocturnales
entregando sus ritmos
a la desidia de sus vidas
mientras los machos
la envuelven, la giran, la toman
en sus brazos
en ese frenesí desesperado
que se aloca frutal en sus caderas.

Luego pasan los disfraces
los rostros sin rostros
de obreros diurnos,
pasan escondiendo sus deseos
detrás de las mamparas
y los antifaces.
Los conocidos ahuyentadores
de la luz y la paloma
de mano a mano
con sus matracas, pitos
y trapos de colores por banderas
apresados en sus gritos
y jubilosa algarabía,
sosteniendo por un hilo
la tristeza y la nostalgia

Detrás de sus hambres y falsa aristocracia
desfilan las carrozas descargando luces,
lentejuelas, sonrisas estrujadas...
Encima, sin tocar el cielo, pobres mujeres
danzando sus ansias, masticando la lujuria
deseando ser centradas en el breve ciclón
de sus caderas.

Y más atrás, la noche y sus silencios.
Breve, majestuosa,
envolviendo la incrédula mirada
con el manto de la soledad
esta nostalgia y el sosiego.

Y luego paso yo, muñido y desolado,
opaco y neutral,
con la soledad de toda esa multitud a cuestas...
con el silencio de la algarabía en la voz...
En la mano, un copa de sueños...
y en los labios una palabra perdida
en medio de la nada...

 

Otros objetos familiares

Pequeños objetos me convocan al recuerdo.
Me halan del cabello y a empujones
me hacen replegar a otras instancias.
La corbata, por ejemplo, la que me quitaste
con tus dientes femeninos de leves mordeduras.
Este cinto y estas medias que yacen colgados
como suicidas en la sombra.
El pequeño peine con el que tantas veces
desricé los vellos rebeldes de algún pubis.
La ingrata postal de despedida
en la que dos palomas dibujadas
sobrevuelan un cielo abrillantado
hasta el delirio, hoy manchado
por gotas de café y el tiempo.
Descuento de la lista aquellas páginas
donde unos versos hablaban de paz, amor
y juramentos tan triviales que jamás cumplí.

 

Simple vida

¿Por qué el silencio, me pregunto airado,
se hace paz en la mirada yerta?
¿Por qué la soledad llegó a mi puerta
como un perro sin amo y sin cuidado?
¿Por qué se me incinera en este lado
donde el amor reclama lo que es suyo?
¿Por qué además este nefasto orgullo
de ser sin ser la herida en el costado?

Vengo de cortar las alas a mi sueño,
de vindicar la luz ante la sombra
con el verso casual y cotidiano
y vengo con el más humano empeño
de ponerlo azul como una alfombra
a tanta soledad vivida en vano...

 

Variaciones de un no, a la guerra

Porque amo, en primer lugar, la vida.
la que late en mí y en la de todos.
Porque amo lo que hago y lo que escribo,
lo que intento hacer y decir en mis estancias,
Porque llevo mi sangre a bocanadas.
Porque siento al sol arder en mis jardines.
Porque amo al zapato que me lleva a los caminos.
Porque las medias sienten mi calor humano.
Porque mis pantalones caminan sin mis piernas.
Porque el cinto aprieta mis riñones.
Porque no llevo calzoncillos que me asfixien.
Porque llevo camiseta, o no llevo.
Porque la camisa la cuelgo del recuerdo.
Porque mi astigmatismo detrás del espejuelo.
Porque llevo el reloj a la derecha,
porque a la izquierda llevo mis principios.
Porque no uso sombreros, ni gorras, ni paraguas.
y cuando los uso es simplemente porque quiero.
Porque así me siento pleno y casi loco.
Porque no uso el amor de la mujer en vano
ni tampoco las banderas ni las flores.
Porque me siento niño en este parque.
Porque me acompañan mis muertos con sus lanzas.
Por todo esto, señoras y señores.
hago salir mi grito por la vida...
y lo comparto.

 

Escribir

No hay silencio
sino su esencia levitando
en la palabra por nacer.
Su esencia que no es el silencio
sino tú y tus miserias frente a ti
observando cómo nacen las palabras
madurando unas tras otras.
No es el silencio,
es esa coartada contra la muerte
contra el olvido
y contra la palabra misma

máxima enemiga...

 

Casa de la infancia

Hoy perteneces a esta historia
que el tiempo nunca empolvará
que nunca jugará sus naipes
al revés, a contrapartida
de la muerte.
Por alguna parte han de estar
las huellas de mis primeros pasos.
Rebotando contra las paredes
los ecos de mis llantos
de niño enfermo
Por allí mis fiebres
y las ansias sobre todo
de niño todavía, trastornado
en la complicidad de las hormigas.

La llevo en mi memoria,
entretejida en mis sueños
junto al aroma de quicalias
asomando sus colores
a través de la ventana
de aquella estancia donde mamá
era la reina de los olores y sabores
Casa de la infancia
pequeña catedral de la inocencia
y el sosiego...

 

El camino

Se hace camino al andar

Antonio Machado

Allí serpentea, brumoso,
humedecido por las lluvias,
con el peso de las tantas huellas,
cada paso firme
sobre sus grumos y piedras solitarias.
Allí el camino que el hombre traza
y es su ruta cotidiana,
no hay otro posible en sus recuerdos
sino ese, en su largo vagar
por sus zonas,
en el duro bregar hacia la meta
que se va haciendo memoria
a cada paso.

 

La noria

Vueltas y más vueltas para llegar a nada.
¡Qué terrible estuario a la desidia!
¡Qué cansancio a lo que pulsa!
¡Qué nulidad a la razón de los sentidos!
Vueltas y más vueltas para llegar a nada.
Y lo no satisfecho quedar grabado
en una mueca por sonrisa.
¡Qué nula fiesta a lo que nada triunfa,
a lo que nada brota!
¡Qué angustia para lo que quiere
eclosionar y ser galaxia!

 

Generación

Soy tu generación, mi propia huella
Aquel surco que tracé con tus heridas;
soy estas palabras junto a ti crecidas
noctámbulas estrellas.
Yo soy tu propia luz tal vez la niebla
a la orilla de un año y otro año,
que perdemos tras ese sueño extraño
y tanto sueño puebla...

Soy ustedes, acaso, y soy otros
que viven desbordados en canciones.
(yo soy sus mismos rostros...)
Soy ustedes, estrellas desprendidas
del ámbito social chispas de vidas
en simples corazones...