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Poemas

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Me duele tu dolor

Me duele tu dolor de tierra herida,
que aguarda inútilmente la cosecha
me hiere tu dolor de tierra seca
y llanto de la madre campesina.

Me duele tener tierra sin semilla
ni acequia para el riego, y es ajena
la lluvia que está cerca de la aldea
y se queda en el aire, detenida.

Me hiere este dolor y es un castigo
esperar tanto tiempo la cosecha,
pero tengo el alivio de haber visto

La que llega en las tardes a la aldea
con su cesta de dulces campesinos,
con sus dulces caseros como ella.

 

La aldea de mi infancia

La aldea de mi infancia ya no es mía;
ni el vuelo de la garza, ni el caballo,
ni la novia del verso escrito un mayo
ni el pañuelo de adiós de mi elegía.

La aldea en mi recuerdo, cada día
la siento más lejana en el paisaje
del río, que sueña terminar el viaje
con su paso holgazán y en agonía.

Esa aldea perdida es, desde el puente,
un paisaje fluvial en acuarela,
Una iglesia, una plaza y una escuela,

mil árboles de espíritu batiente;
una luz en el aire, intermitente
y de aroma, el olor de Venezuela.

 

La última lluvia

La última vez
que ella vio la lluvia,
estaba en silencio, como los geranios.
El tiempo
parecía correr tras su estatura,
le abrazó, como a un niño,
y juntos comenzaron un viaje interminable.

Yo me escondí a la sombra
de esos días;
mis ojos se mojaron
con esa misma lluvia
que transita el recuerdo
cuando veo los geranios.