Entrevistas
Alexis Cuzme
Alexis Cuzme (Manta, 1980). Licenciado en ciencias de la comunicación, periodista cultural y cronista de cine. Editor de la revista rockera Marfuz. Ha publicado los poemarios Desconsuelo (2001), Complot ante el silencio (2003), Club de los premuertos (2006) y Bloody city (2009). Consta en varias antologías locales y del extranjero. Publicado recientemente en Cajita de música, poetas de España y América del siglo XXI (AEP, Madrid, España). En el campo rockero ha publicado el cuadernillo Legión: década pagana (2006). Actualmente se desenvuelve como asistente de edición en la Editorial Mar Abierto de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí.
Alexis Cuzme
La poesía es eso que muchos llaman alma

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—Alexis, ¿cuándo y por qué empiezas a escribir? ¿Qué poetas o escritores son tus referentes o tus autores de cabecera?

—Desde la adolescencia sentí un gran impulso por escribir toda aquella emotividad y cólera que guardaba; obviamente muchos de esos textos no se publicaron por la inmadurez literaria que presentaban, pero me ayudaron a entender el oficio que debía continuar. He degustado la literatura estadounidense en sus variantes narrativas y poéticas, sigo con muchos de ellos.

—Has publicado varios poemarios, tu último libro es Bloody city, publicado en el año 2009. ¿Qué me puedes decir de este libro?

—Bloody city es el arribo a una madurez poética y mayor compromiso con las palabras. Fue trabajado en el lapso de dos años y disfruté mucho su escritura. Es un trabajo pequeño en su extensión, pero profundo en su complejidad por entender la violencia urbana desde su peor crudeza.

—Tu poesía se nutre de una gran gama de imaginarios sociales, musicales, artísticos y culturales muy diversos. ¿Qué me puedes decir al respecto sobre tu propia poética?

—Hace poco, en un conversatorio, el poeta Juan José Rodríguez me preguntaba si mi poesía había encontrado fusión con mi actividad rockera; ese día dije que no, pero ahora estoy convencido de que todo es un solo cuerpo, que estoy en él, avanzo, me doy de golpe contra los distintos y disparatados escenarios de la vida, me levanto y continúo asegurándome de que estoy en lo correcto. Entonces la poesía es eso que muchos llaman alma, yo prefiero creer, y con convicción, que se trata de un fluido vital que me recorre con desesperación.

—Sé que también escribes narrativa, he podido leer algunos cuentos tuyos en la web y en revistas, ¿qué me puedes decir de esto?

—La narrativa me brinda mayor libertad de explayarme en los mismos temas a los que me aferro en la poesía, pero con más detalles, alucinado al cien por ciento. Allí, en los relatos, aparece la voz más irreal. En cada relato viven innumerables Alexis que en la realidad fueron abortados.

—Eres editor de Marfuz Ediciones. ¿qué me puedes decir sobre este proyecto editorial?

—El proyecto surgió para darle espacio a nuevas voces de la literatura ecuatoriana y de otros lares, escritores que al igual que yo encontraron una fusión precisa entre la literatura y el rock; escritores que han dado la espalda a grandes editoriales costosas; escritores que han preferido mantener a un reducido grupo de lectores a imaginarse que son leídos por miles; escritores a los que sus ediciones por sencillas que sean les importa más el qué trasmitir al qué presumir. Recién he empezado, varias obras siguen en espera y nuevas e intensas voces esperan vociferar su existencia. Seguimos trabajando y sin claudicar.

—¿Qué piensas de la joven poesía ecuatoriana actual?

—Es reconfortante leer a nuevas voces, y lo mejor de distintos espacios geográficos del país; esto demuestra que se lee, escribe y sobre todo se está visibilizando el trabajo. También es cierto que en toda esta explosión poética hay mucha maleza, inmadurez y falta de compromiso con lo que se dice. En el 2005, cuando las voces emergentes de la poesía ecuatoriana de este nuevo siglo se juntaban, se avizoró que no se trataba de simple novelería, hoy, seis años después, hemos podido comprobar que el entusiasmo y sobre todo el trabajo poético ha logrado madurez y continuidad.

—He escuchado en numerosas ocasiones que supuestamente la poesía sólo la leen y la consumen los mismos poetas, ¿crees que es así? ¿Cómo crear mecanismos para que la poesía llegue a otros sectores de la sociedad, pero sin que pierda su parte radical o subversiva?

—Justamente el tema me ha preocupado, por eso mediante Marfuz Ediciones intento abarcar al nicho rock metalero, mostrarles que la poesía es la máquina de fondo para buenas líricas, que ayuda a mostrarnos una sensibilidad de las cosas, sucesos y personas. Pero sin duda el mejor mecanismo que puede emprenderse es el de crear, conjuntamente con el Ministerio de Cultura, campañas de lectura que tengan como prioridad entregar gratuitamente poemarios, no sólo de los poetas reconocidos sino también de aquellos emergentes y cuya voz necesita conocerse. En nuestra década digital los blogs son también excelentes alternativas, los libros digitales, las redes sociales. La poesía (y la literatura) tiene una excelente plataforma para difundirse, ahora su consumo dependerá de los nichos a los que ésta llegue, no toda poesía es apropiada para todo lector.

—¿Actualmente en qué proyectos literarios estás?

—Estoy por publicar el libro Las revistas rockeras de Ecuador, un ensayo en torno a un tema que me ha apasionado por años. Además acabo de terminar un nuevo poemario y sigo trabajando en nuevos proyectos; leyendo y editando las obras de autores en las que creo y estoy convencido gustarán a otros lectores que como yo buscan esas voces que identifican.

 

Podemos mentirle al placer

Sigilosamente
la tarde arrebata desencantos.
Creer en tu sexo,
en su frescura,
sonoridad,
es común y agotador.
Zozobra el artificio,
pero podemos mentirle al placer.
Amor,
tus glúteos encierran otra forma de vitalidad.

 

Club de los premuertos

Frente al club de los premuertos
avanzo,
mi último pasillo,
contemplo las luces
como Al Pacino y Sean Penn.
Me desconecto:
yo no seré tú
y tú no serás yo,
rompo el nexo de la carne.
Pequeña, llorarás.
Todo principio suele ser así,
revivirás las fotografías,
absorberás el escaso aroma de mis camisetas,
releerás las cartas en que mentí para acercarte,
contemplarás hasta agotar
las colillas vetustas bajo la cama,
mis medias y botines jubilados,
los últimos preservativos consumidos,
mis discos gastados de ritmo
y palabras descompuestas en dolor,
el retrete donde paré el tiempo y la mierda
para crear quimeras sin olor ni forma.
Pequeña, llorarás,
sobre la cama en que degustamos nuestros sexos
y degollamos la idea de familia
(sobre todo yo,
responsable no era un complemento que encajara en mí)
Mientras avanzo:
pasillo sin regreso,
pálido tumulto giratorio.
Restaré 21 gramos, quizás más,
para apoyar tu creencia almamito.
Tú y tu dios travestirán mi idea tras la ida.
Pequeña, llorarás,
pero cierra la puerta
no me resfriaré con tus lágrimas.

 

Sobre páginas imaginarias

Te escribo desde el árido rincón de la tarde
sobre páginas imaginarias
frente a una taza de café rodeada por insectos
un track inagotable volviendo en cada clic
una imagen adjunta que no paro de admirar
y la idea común que clama destrucción.
Te escribo y me arrepiento:
tus zapatos enlodados
marcan nuevos signos
la continuación de lo insólito tras de mí.
Suprimo el párrafo
la errada selección inliteraria que asoma sin vergüenza.
Olvida que dije ser poeta
es un título grande aun para mi estatura.
Mientras todo sigue igual:
la tarde árida
insectos flotando en mi café
el track parado en cada nota
y la página imaginaria volviendo a su pureza.