Artículos y reportajes

“La Virgen Cabeza”, de Gabriela Cabezón Cámara

La Virgen Cabeza
Gabriela Cabezón Cámara
Eterna Cadencia, 2009
Argentina
160 páginas
La Virgen Cabeza, de Gabriela Cabezón Cámara

Comparte este contenido con tus amigos

Que nadie se deje influir por esta espantosa portada —lo siento, pero he de decirlo—, porque a continuación el lector encontrará una muy buena novela. Y no se sabe de qué género, por lo que todavía resulta más estimulante su lectura.

La Virgen Cabeza, novela por la que transita un travesti llamado Cleopatra, en contacto continuo con la Virgen, Qüity, una marginal con un hijo, que se enamora de ella, putas, chulos y toda gente de malvivir, es un delirante relato que pivota entre sus dos protagonistas, alternándose sus puntos de vista en los capítulos sucesivos.

Con su primera novela esta escritora argentina del 68, una buena cosecha, Gabriela Cabezón Cámara, explora y experimenta con las texturas que le brinda el lenguaje de la calle. Porque con el habla coloquial, del arrabal, la autora monta una novela experimental, pura literatura en la que lo que importa no es lo que se dice sino cómo se dice, en la que la forma acaba convirtiéndose en su fondo.

Ese día empezó el agua, mi amor ¡cómo nos hicimos la Venecia en la villa, vida!, qué lindo era el barrial, pero eso fue después y yo quiero ser ordenada y no ir por las ramas como vos que parece que más que contar una historia estuvieras contando un árbol.

Hay crimen, sí, por lo que por ese lado podría considerarse como una novela de género, aunque muy sui generis, pero también hay amor, ternura, humor, sexo, alcohol en este relato sincopado de la marginalidad desde dentro que infecta el envoltorio literario y lo dota de un ritmo endiablado.

Gabriela Cabezón Cámara se convierte en maga de las palabras y hace que el lector participe en su juego delirante y anárquico. Un ejemplo más de los laxos límites que tiene la novela negra y de sus fronteras con todos los géneros y de cómo el negro, que parece tener unas normas muy precisas y rígidas, puede ser violado y dinamitado por un vendaval de palabras.