Letras
Confesiones

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“Todos, todos duermen. Todos están durmiendo en la colina”.
Edgar Lee Masters

“Cerró los ojos silenciosos
conservó la costumbre de no protestar”.
Juan Gelman

Amanda Gris

En la placa de mi nicho colocaron una foto
con una frase que decía:
“Aquí yace la mujer más deseada”.
Los que me conocieron un poco van a reírse
al leer tal expresión.
En verdad, mi epitafio debió haber dicho:
“Esta mujer vivió más sola que un perro”.
No logré tener por mucho tiempo alguna compañía,
todos huían al conocer mi temperamento
y ahora estoy en este incómodo y pequeño sitio
rodeada de egoístas!

 

Lucía Vázquez

¿Alguien vio a mi marido traer flores a esta tumba?
Algunos dirán que lo vieron visitar el cementerio,
pero no estuvo aquí, sino frente al sepulcro de Amanda Gris.
En vida, ese hombre egoísta y silencioso
oscureció mis días.
Mi amor no pudo conquistarlo
y ahora, como si hubiera sido poca la tortura,
me humilla con su desfachatez.
Pero aun en este sitio
seré una sombra feroz.

 

Marco Rosso

Descanso aquí, cerca del sepulcro de Amanda Gris,
la única mujer que amé.
Nunca me perdonó que me casara
con su vecina Lucía Vázquez.
Largos años padecí viendo desde mi ventana
su bella silueta inspirando miradas de importantes señores.
Hasta el juez Álvarez Arrieta pretendió desposarla,
pero ella conocía bien su fama de déspota.
En el barrio creyeron que tuve un accidente
y no que hundí el cuchillo en mi pecho
porque no soportaba vivir un minuto
más, sin ella.

 

Plegaria

En la casilla chorrea
como el agua la desesperación.
Suman tres los días de lluvia y frío,
la ropa húmeda se pega en la piel
y los pibes moquean en la tarde gris.
Doña Elsa palidece al enhebrar la aguja
y mira al santo con esperanza
por un poco de luz
para arropar a la cría
y secar la yerba al sol.
Ahora el trueno
espanta al miedo y un rayo
alienta la ilusión.

Los tres juegan bajo el arcoíris,
sin frío ni hambre, como pájaros
en el jardín de las delicias.

 

(Sin título)

Tal vez la ansiada felicidad
son estas cuatros paredes
donde nace y muere el amor.

Tal vez no deje nunca de alabar el cielo      
por ver mis ojos dentro de los tuyos.

Tal vez el relámpago borre
el espejismo y se limpie la mirada.