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Jorge NunesJorge Nunes: cinco instantes

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Cinco libros. Cinco momentos de un escritor que fue atrapado por el silencio por más de treinta años. Una dolorosa enfermedad lo alejó del mundo y lo acaba de relevar de la vida. Jorge Nunes (1942-2012) dejó varios títulos de los cuales cinco arriban al puerto de esta crónica:

 

1. Imágenes y reflejos

El poema anexa imágenes a través de un espejo. Dos caras, dos maneras de verse, de retraerse al mundo. El poema —construido en prosa— es un monólogo que silencia al lector. Aunque hay voces al fondo del azogue: las respuestas siempre quedan colgadas en la lengua.

Que lo diga el mismo texto: “La luz estalla. / El cristal la proyecta sobre tus ojos y crees percibirla. / Te acuchilla la retina y sientes deseos de llorar. / Vuelves la cabeza, intentas pensar y verificas la oscuridad. / Renuevas otra vez la vista sobre el espejo y ahora gritas, enloquecido. / No huyas. No hay remedio / Los rayos se han proyectado disolutos pero la luz permanece atrapada”.

Este ejercicio, Imágenes y reflejos, fue publicado por ediciones en haa en 1967: el poeta anima a un personaje a ser sujeto y reflejo de él mismo. Desdoblamiento, la sensación de seguir vivo en el espejo, aunque la derrota lo atormente: “Constará que le ha perdido el rastro a su existencia. / Entonces, también usted se verificará colgado en la pared, siempre / deslumbrante, en un inagotable estallido de reflejos”.

La imagen —tan falsa como la realidad— es sólo la mirada de quien cree verse más allá de los ojos. Es sólo un reflejo, una imagen. La imagen de un reflejo.

 

2. Fuego sucesivo

Y el otro tiempo / los amigos de entonces / las piedras tibias a orillas de la playa / la arena pegajosa bajo las palmeras, / los amigos de entonces / los yo-yos y los nombres / pronunciados a las cuatro de la tarde, / los crepúsculos temblando / junto a los “escondidos” / los crepúsculos incendiando / sombras de blanco y negro sobre las aceras.

Y así quedó todo, quieto, lejano, olvidado. Aquellos tiempos pasaron, murieron, hasta la memoria se agotó y los cuerpos desaparecieron. En este libro de Jorge Nunes, editado por Monte Ávila en 1972, están las mujeres, los nombres de las mujeres, los sinsabores y la calle. Destaca el recuerdo, la piel sumergida en el otro. Hombre y mujer con un solo bastimento. Libro juvenil dedicado a la sensualidad, al sudor y a los jadeos. El poema rebelde, alocado, desnudo, hecho a la medida de una edad, de una felicidad emergente, eterna porque se es joven. Libro libre.

 

3. Ninfas, fábulas y manzanas

Una novela en las que los sueños se apropian del discurso. Es la novela de Jorge Nunes. Es el universo narrativo de este autor/poeta que se arriesgó con este título, cuyo primer capítulo ganó el Concurso de Cuentos de El Nacional en 1972.

Con este trabajo Nunes experimenta, viaja por los sueños, por los deseos de la carne, por la fantasía, por personajes desleídos, extraviados en su propio caos. Novela de capítulos salteados, donde los actantes entran y salen, aparecen y desaparecen: guerrilleros, imágenes circenses, niños gargantúas, exagerados, pantagruélicos, exorcistas de pulgas... total: una novela de aquellos días que siguen siendo estos. Ninfas, fábulas y manzanas, publicada por la Editorial La Enseñanza Viva en 1977, es una maniobra lúdica, surreal, amparada por una escritura donde la poesía también es personaje.

La entrada del capítulo XIII, “El domador de pulgas y el circo mágico”, nos abre el camino: “Arrastrada pesadamente por un burro raquítico, una mísera carreta fantasma se desplazaba bajo el sol de los llanos. Atrapado en un paisaje desierto, el viejo carromato parecía una visión extraída de algún libro de apariciones. Sentado en el estribo, látigo en mano, cubierto por los restos de un sombrero derruido, un hombre de rostro esquelético se aferraba a las riendas apresurando al animal”.

 

4. Oculto en su memoria

La memoria también es un espejo, refleja, a veces esconde, desfigura, aleja. En este poemario, editado por la Colección Letras de Venezuela Nº 59, Serie Poesía de la Dirección de Cultura de la UCV en 1978, el autor insiste, porfía y desanda algunos tópicos de Imágenes y reflejos. El texto que le da nombre a este libro, Oculto en la memoria, lo advierte: “Trataron de hacerlo a la medida de la vida / y de las cosas que no / permanecen / lo tomaron de las manos / lo contaminaron de calor / y hasta le transmitieron destellos / y caricias / semejantes al amor / y a la luz del trigo / y al brillo de la / noche. // Pero él no estaba allí / Desde hacía mucho tiempo / permanecía oculto en su memoria”.

Instancia para el olvido, espejo para la opacidad, quien vacila en los códigos de este poema se debate entre el equilibrio y el temor a dejarse llevar por algún abismo, por alguna razón contraria a sus deseos. De allí que para evitar caer en la tentación, mejor era esconderse, ocultarse de todo cuanto pudo haberlo extraviado. Pasa igual con el espejo: el reflejo es un escondite mientras la imagen real es parte del mismo escondite. La vida otra, la que no tiene dueño, vive en el poema, como el reflejo en el vidrio. En este otro poema lo leemos: “¿Por qué siempre permanezco estático / como si pretendiera que en mis ojos / se diseña la parte más clara de mi vida? // Al margen de este sueño y de esta noche / queda una vida que nunca será mía / una palabra estéril / y la misma sensación de / cansancio / de inutilidad frente a los / días”.

El recuerdo, lo olvido, el tiempo en el cuerpo y en el alma: la poesía como parte del naufragio. Y el amor, esa ascética liberación. Los sueños, tema ineludible: “Resisten la oscuridad / y los días de lluvia / Son flexibles como las olas / dóciles / y transparentes...”. Esta metáfora se resiste a ser cambiada: los sueños no desvían ningún camino, ninguna hora, ninguna convocatoria: están allá, pasan, se olvidan, se borran, se salen del espejo. Son reflejos. También son parte del ocultamiento.

 

5. Retratos de arena

ecos / provenientes del tiempo anterior / estuve allí lo presiento / a veces atravieso sueños / como si fueran cielos / cuerpos / la textura de otra imagen / la chimenea / altas lenguas brillantes entre sombras / el cuarto acostumbrado a tus pasos / cholmeley crescent 31 / pronto encontrarás la casa / los álgidos corredores / la empinada escalera / el perfume a madera húmeda / incrustado en las paredes / en el techo / todo permanece exacto / inmutable / como el tiempo en la memoria.

Poemas de su hora londinense. Poemas en lo que el autor fija, como en una fotografía, detalles de un hogar, la dirección de la residencia donde vivió, el clima, el olor de las cosas, los cinco sentidos preparados para entrar en una nueva estación. Y así, el tiempo, esa araña que teje sus trampas en la memoria, fuente de ocultamiento, escondite del mundo. La constante se agudiza en la metáfora “el olvido es la nueva memoria”, presente en el texto “Octubre”, en el que dibuja parte de la ciudad: “londres emerge entre la neblina de octubre como bailarina / en escenarios de sombras / octubre titila / dolor casi cobre de hojas caídas / hay un espacio que sobrevive a los pasos / algo de nuestros ojos a sus miradas”. Al final del poema, vuelve el relato del espejo en el traspaso de miradas, en la entrega de quienes se encuentran y se hacen reflejos en una ciudad opaca.

Y como la memoria se diversifica, Nunes la hace homenaje en los nombres de Dylan Thomas, William Blake, Emily Dickinson y en los lugares que más marcaron sus horas en la capital británica: Leicester Square, Trafalgar Square, Picadilly, Hyde Park, Stratford-upon-avon. No podía faltar el reflejo de Los Beatles en “Penny Lane”, una mujer llamada Alicia, las estaciones extremas de ese país, entre tantas otras imágenes que recorrieron recuerdos y se transformaron en libro.

Y así el viaje por una segunda y tercera parte donde la ciudad y sus asuntos continúan impresionando al joven venezolano que hizo estudios de posgrado en Inglaterra y regresó con un legajo de líneas que luego aparecieron con el sello de la Gobernación del estado Mérida, por haber sido galardonadas con el Premio Especial Concurso de Poesía Héctor Vera en 1984. El libro apareció finalmente en 1987.

De Jorge Nunes quedaron en el olvido de este país desenfrenado otros títulos, entre ellos su primera aventura literaria: Oscilaciones (1966) y Aproximaciones al roce (1980), entre otros de ensayos.