La persistencia del alegre
Póngase usted en el caso
De que María y Juan
Farfullan bajito
Como apenados
Sin haber volcado una cruz
Bajo ningún poste afoscado y quejumbroso
Sin haber comulgado bajo
Respetando siempre las aguadas
Ni Juan ni María se añaden a eso de las pedradas
Y no escupen
Gestionan diligentemente cada trámite burocrático
Regularmente no fornican con desconocidos
Pero
Y vaya qué pero
Se les ocurre el ron cuando caminan y se toman de la mano
Dígame hombre de saco y misión
Si el bar no es suyo hasta cuándo se reza
Otro EL
Te necesito con urgencias de peltre
Con agua bendita y de chorro
Nuestra rivalidad se petrifica
Ante La Montaña y El Mar
Sé que te divierten mis intentos
Me frustras
Es imperioso negarte
Estás tan lejos y ronco que no puedo escucharte
Aún tengo piedras y saliva para ti
Continuemos
Hombre que todo lo puedes
No hay nada
Que se haga tu voluntad
Entonces
Que los chorros se disparen
Que el hartazgo se cumpla
No habrá infierno
En el que vernos
Ni multas ni espantos
Las piedras no van al cielo
Sólo rebotan
Hasta lapidar en mí
Al pobre
E inocente blasfemo