Letras
Tres poemas inéditos

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Horizonte de sucesos

En el vértice del fulgor
el oro que flamea
y no parece invocar
con este lance nada.
Ni una mueca rotunda,
ni un sobresalto.

 

Limo

De pronto
te define el légamo,
la savia que antes conoció
usos y costumbres.
Ahora que los pasos
se rinden
al acoso milimétrico
el estuche se enlaza,
te regala un motivo.

 

Ante la muerte rotunda del poeta José María Lima

¿Imaginé siquiera en aquel gesto
lo que pesa una letra en la epidermis?
A los veinte años moraba en las imágenes
de esos versos secos y espectrales,
veinte han transcurrido desde aquel fogonazo.
La resaca me dice que aún quedan
alquimias en proceso, vestigios de un libro
que eras tú mismo, marcado por lo no dicho
en décadas de ágapes y anuarios.
La duración de ese sigilo sibilino brilla
como una muesca en su propia reserva,
el fulgor de cieno de un viejo
cascarrabias con vocación de orate.
Por eso me conmueve la medida de tu pérdida,
esa muerte rotunda que nos seguiremos pasando,
ahora sí, como un amuleto.

...que hable el Poeta:

Una muerte rotunda
reclama mis palomas,
la hoja, sin embargo,
declara su red,
su arquitectura
pendiente de otro aire,
dócil a otra ventisca
más atenta a los timbres
de auroras por nacer.
Perdonen si no muero
ya sé que es necesaria
la rotura del hilo
y que furias no faltan,
que el paño se destiñe,
que la mano enmudece,
pero una letra nueva
resuena por el cráneo
ya casi todo cuencas
pero alto de deseos.
Perdonen que al meñique
le asigne la tarea
de escribir en el polvo
mis nuevos manuscritos.