Letras
Tres poemas

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Suculenta

Algunas con los años
devienen en mujeres.
Yo devine en tuna.
No lo elegí
Pasó.
Es una suerte
que entiendas mis espinas
y me las beses
como si fuesen bocas
es una suerte
digo
más suerte que una lluvia
en medio de esta árida existencia
que hayas aprehendido
lo dulce de mis jugos.

 

Remedio casero para abandonar la soltería

De todos los remedios
caseros que conozco
el de la soltería
es el más complicado.
Requiere que se unte
el cuerpo enteramente
con la tierra de Iruya.

Iruya queda en Salta
y es un pueblo de polvo
perdido donde el hombre
recobró la paciencia.
Tiene senos tan altos
que parecen montañas
y se escuchan amantes
gozando a media tarde.

Si está lejos de Salta,
tome un avión, un tero,
viaje usted como pueda
lo importante es que llegue.

Hecho esto, encremada
con el barro de Iruya
piense en todos los hombres
que no quiso mirar.

Mire a todos, de a poco
con los ojos de Iruya
que se acuesta a la tarde
con los senos tan altos
con los valles tan huecos
con gemidos de barro.

Recapacite, piense,
cuánto amor macerado
siempre hay alguien
que espera
un vecino, un amigo
el hermano de alguien
el padre de una amiga,
qué se yo, piense en algo.

Hecho esto, con calma
quítese todo el barro
sienta cómo la tierra
le penetra en la cara
cómo huele la piedra
cómo el poro conoce
lo esencial y se cierra
con el amor adentro.

Ahora salga, camine
tome un trago,
disfrute,
conozca a mucha gente
bese a todos.
La boca
no cuenta si no habla.
Bese nomás,
que nadie
se resiste en Iruya.

 

Viajera

Alguien me lee lejos.
Hunde su cuchara
en la poesía
que hago en Buenos Aires
y me traga
y me lleva
digerida por ahí.