Letras
Poemas

Comparte este contenido con tus amigos

Cuanto diablo se remoja en la quebrada

Se me ocurren pequeñas ironías al mirar mis manos hurgando
La travesura del invento que nos llevó tan lejos
Desde la patria conquistada, incondicional, parricida
Hasta la llaga labial de los héroes de la raza
Que se equivocaron de guerra pero acertaron la victoria

Los hijos ya no son tan hijos lejos de las hojas
Mujeres nómadas migraron moribundas
Madres
Puentes y rutas
Permanecen abiertas
Hasta que la selva seca de púas les devuelve
Sanos y salvos amados soldados

 

Camino a Perú

1

Salvaje, vagaré por la colina,
ánima en pos de la fiebre textil
me inventaré historias
y cantaré bajo la lluvia falsificada
botellas de leche que envenenan a los niños

Salvaje, caminaré licuando el vino bajo mis pies,
las uvas del hombre...
llegaré de todos lados pidiendo albergue
en vuestra arca de plástico,
mi diluvio de petróleo, frontera a frontera, ahogado de silencio

Por la noche no volverán a verme,
me habré vuelto uno con la granja,
uno con la poesía,
uno con los búhos y sus alas doradas

Salvajes,
nada podrá reivindicarnos,
ni nuestro conocimiento, ni la lucha divina

el desierto
el cactus
las damajuanas vacías
los ancianos en sus uñas verdes
la vitalidad espartana del tren
todo nos representa

Desde Perú se levanta el polvo de la rebelión:
El Cuzco desnuda su maravillosa nave nodriza
Ha llegado desde la primera jornada de estrellas muertas
a repartir collares de perlas a las mujeres primitivas

 

2

Ni los viajes ni la falta de ellos
taparán este hueco:
mi gabarra invisible de madera
rota en el mueble de la arena
pidiendo una bala en su sien
detrás de ella, el horizonte que rueda
y el horno que despierta
suben y bajan en la cápsula cerrada
en que se ha convertido Arequipa

mil quinientos años después de su último rey

 

3

No hace falta cerrar los ojos
porque lo desconocido conoce nuestra historia

Cerrar los ojos y huir
no hace falta

Los artesanos esperan
cuentan argollas
su venganza el silencio
su delirio las trenzas

La india más bella con los ojos rojos me miró por última vez
le compré una pulsera

Cerrar los ojos no hizo falta
todos conocían mi historia
la historia de ellos mismos
lo desconocido
despertándose en la madera del collar

 

4

Después de un beso tierno en los pies
el algarrobo
a sus raíces como a sus narices
poseso

Después de un coscorrón de fuego
diez horas caminando con la cabeza pelada
ángel leguminoso
tu sombra

Te amamos
porque dos veces al año
te haces flor

 

El finado

Ya no importa nada
Den abrazo al hijo muerto que no ha vencido
En sano juicio fue vencido.
Den luto en sus corazones y agua miel en el abismo
Un signo zodiacal se dispara
Una estrella temprana se disipa
Vengan a cobijar mi órgano sexual expuesto a la intemperie
Ahora sufro de frío
El tiempo no me visita
Ya no voy a campo abierto
Acúsenme si anduve ebrio por la vida
Anduve enseñando la verga en las iglesias, Madre
Padre, he mentido y mentido
Me abstengo de ideales nuevos
Me encomiendo a las visitas
Sobre mis flores pongan flores y sobre mi nombre colores
Solo acepto condolencias
Me encomiendo a los cumplidos
Si lloran mis mujeres córtenles el vientre y dénselo a los perros
Que ninguna me ha parido
No le crean si alguna de ellas grita en medio del salón:
“Déjenme ir con él. Déjenme ir con él, que el finado alguna vez me entregó su corazón”