Letras
Tinga y sus conocidos

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Tinga es un escritor. Aunque tenga nombre de cantante de cumbia, es una persona muy seria y algo tímida. Es tímido comparado con un cantante de cumbia, pero no es tímido comparado con otros escritores. Al final todo es cuestión de con quién te comparas. Lo cierto es que Tinga para algunos puede verse como una persona tímida. Para Laura, Tinga es un desgraciado, un torpe que no sabe controlarse de la cintura para abajo. Todo depende de la perspectiva. Laura está equivocada y no conoce lo suficiente a Tinga como para saber que Tinga es tímido cuando está a solas con una mujer, tímido de veras. La perspectiva de esta historia es la perspectiva de Tinga. Es una historia parcial que favorece lo que Tinga piensa, siente y quiere. El resto es importante si Tinga así lo cree. A pesar de que Laura ahora esté llorando porque acaba de perder a su hermana gemela en un accidente, y como consecuencia Laura se enferma porque deja de comer, de reír, de sentir y casi se muere. En fin, a pesar de que la situación de Laura es desesperada y terrible, no hay nada que se pueda hacer al respecto, ella ya no está con Tinga, entonces esto será lo último que sabremos de Laura.

Tina entra en escena. A pesar de que Tina todavía no conoce a Tinga, en unos días Tinga encontrará trabajo en la librería donde trabajan Tina y Leonel. Al poco tiempo de conocer a Tina, Tinga se enamorará perdidamente de ella, tan rápido como se enamoró de Laura. Ahora, resta saber ¿qué hará Tina? Tinga y Tina, como para morirse de risa, opina Leonel. Leonel trabaja con Tina y ahora los dos trabajan con Tinga. Los tres trabajan en la librería. Lo que les pagan es una miseria. Tina trabaja por las noches en una línea erótica, Leonel como instructor de gimnasio y Tinga los fines de semana en el aeropuerto.

Durante veinticuatro horas seguidas Tinga carga y descarga maletas. Maletas pequeñas, bolsones grandes, de color negro la mayoría, maletas con flores, otras de cuero de mala calidad, algunas tan pesadas que apenas alcanza a levantar. Tinga nunca ha viajado en avión, tampoco está seguro de querer hacerlo. El sonido de los aviones es infernal, insoportable y de sólo verse encerrado dentro de uno horas de horas y a no sé cuántos metros de altura le entran ataques de pánico. Respira con dificultad y se siente mareado, esto es lo más parecido a un ataque de pánico que Tinga ha experimentado hasta ahora. A veces Tinga también se equivoca. Generalmente sucede después de quince horas de trabajo, un sándwich de mortadela con pepinillo y mayonesa, cinco tazas de café y una Coca-Cola. Resultado, una persona en cualquier lugar del mundo se verá obligada a lavar su ropa interior en el baño de un hotel hasta que encuentren su maleta y se la envíen en el próximo avión, porque un desgraciado-hijo-de-puta mandó su maleta al lugar equivocado. Por lo general Tinga está tan cansado que ni siquiera tiene ánimos de sentirse culpable. En realidad no le importa y la mayoría de las veces ni siquiera se entera.

Tinga trabaja en el aeropuerto para poder trabajar en la librería para leer libros gratis. O lo que es lo mismo, es un cojudo porque pierde su tiempo en trabajos de tres al cuarto porque no es capaz de comprometerse con la vida, consigo mismo o con ninguna mujer. Es lo que pensó Laura antes de dejar a Tinga. Tina nunca pensará eso de Tinga, porque a Tina no le importa su futuro con Tinga, y menos aun el futuro de Tinga. Aún no lo conoce, como tampoco conoce al gato de la abuela de Tinga, ni a la abuela de Tinga, los tres igual de insoportables. Por ahora Tina está abriendo una caja de libros que tiene que clasificar y colocar en las estanterías antes de que lleguen los clientes mientras bosteza sin parar. Tina está cansada, anoche durmió mal, pésimo, todo por culpa de Danielle y su noche apasionada con el inglés.

Tina tiene treinta años y un par de canas. Lleva la cuenta, siete para ser exactos. A Tina le gusta trabajar en la librería porque se siente más inteligente, y ser inteligente es sexy, sobre todo si tienes las piernas firmes y los senos grandes como los que tiene Tina. Lo único que le falta a Tina es un tatuaje. Danielle es la mujer más atractiva que Tina conoce y Danielle tiene dos tatuajes. Una rosa por detrás de la oreja y una araña en el tobillo. A Tina los tatuajes la fascinan. Tiene una lista de todos los tatuajes que quiere tener, sólo que todavía no se decide. La lista incluye una araña y una rosa, como las de Danielle, pero a colores. También una mariposa, la letra T de Tina y un arco iris. Al poco tiempo de nacer Samuel, así se llamará el hijo de Tina y Leonel, Tina se hará un tatuaje, pero no será una araña, la letra T, o una mariposa, serán cuatro letras inscritas en su bajo vientre. Tina se tatuará M-A-M-A con guiones y todo, pero sin acento porque según Tina queda feo ponerle acento a una letra mayúscula.

Tina no es como Tinga, los libros no le interesan en lo más mínimo, pero en una librería también venden revistas y a ella le gusta leer revistas de todo, moda, telenovelas y películas. Y en la librería también trabaja Leonel, y a Tina le gusta Leonel. Es más, Tina ha elegido a Leonel porque Leonel es guapo y alto. Por el contrario, Tinga tiene caspa y los pectorales flácidos que parecen senos de mujer. Tina todavía no sabe que Leonel tendrá pectorales más flácidos que los que ahora tiene Tinga, quizás no lo sabrá nunca, para entonces Tina ya no sabrá nada de Leonel, y se inventará una historia fantástica que contará al hijo de ambos. En la historia describirá las habilidades de Leonel como astronauta o soldado, y luego seguirá el trágico final y su consiguiente subida al cielo, junto a los abuelos de Samuel que en-paz-descansen. Tina elije a Leonel porque es fuerte y tiene los ojos claros. Para Tina, Tinga es sólo un instrumento para llegar a Leonel. Su historia con Tinga empieza un miércoles y acaba seis semanas más tarde. Lo suficiente como para que Leonel aparezca en la casa de Tina y se acueste con ella.

Es Lidia quien le abre la puerta a Tinga y se disculpa por Tina. Así, ¿sin una carta de despedida ni nada? Pregunta Tinga. Lidia mira a Tinga y le da pena, pero no piensa acostarse con él. Además Tina y Leonel están por empezar otro round de gemidos escandalosos y Lidia se apresura a despedir a Tinga lo más rápido que puede. Leonel ignora que está inseminando a Tina, sólo está preocupado en su performance desde el espejo del dormitorio de Tina. Le gustan todos sus ángulos, de frente, de espaldas, de perfil. Leonel pasa muchas horas al día viéndose en el espejo. Es la mejor parte de ser instructor de gimnasio, a veces se mira de reojo, otras se para de frente y se observa detenidamente. Empieza por sus pectorales, sigue con sus bíceps, abdominales, cuádriceps y termina en sus glúteos. También le gusta verse de espaldas, mueve sus brazos arriba y abajo, pero lo que más disfruta es tocarse los músculos mientras se tensan y relajan. Leonel está enamorado de sí mismo. El resto no le importa gran cosa. Mientras tenga un espejo cerca donde mirarse está satisfecho. A Leonel le gusta que Tina tenga un espejo en su cuarto, verse desnudo lo vuelve loco, sólo de pensarlo se pone caliente y empieza a sudar. Es un espejo grande y ovalado, el cuerpo de Leonel, más la espalda y las piernas de Tina entran perfectamente.

Seis meses más tarde el espejo que tanto le gusta a Leonel se romperá durante el traslado de Tina, Lidia será la encargada de botar los pedazos a la basura porque Tina está embarazada y hacerlo sería peligroso. Al final quizás Tina sea un personaje más interesante que Tinga, porque Tina se vuelve famosa con las fotos que vende de su embarazo en un periódico semiporno. Un periódico semanal que se vende los sábados con noticias de deportes, fotos de futbolistas y de mujeres semidesnudas. Definitivamente Tina es mucho más interesante que Tinga porque antes de nacer Samuel, Tina se casará con un millonario llamado Ted, que se la llevará a vivir a Los Ángeles. A Ted Tina lo conoce a través de la línea erótica en la que decide trabajar a tiempo completo durante su embarazo.

Esta historia es sobre Tinga y no sobre Ted, Tina o Samuel, y si Tina se va de la vida de Tinga por voluntad propia también se desvanece de la historia. Por ahora Tina no existe como tampoco existe Danielle, la amiga francesa de Tina o Jacob, el amigo alemán de Tina, y Leonel todavía no le ha dicho a Tinga que Tina es una alienada porque sólo se mete con extranjeros. Tinga todavía no conoce a Leonel.

Tinga sabe que Tina está loca por Leonel pero se hace al loco y le sigue la corriente a Tina, que en realidad se acuesta con él no porque lo quiera o porque Tinga le diga al oído está colita está como para comerla, y otras vulgaridades mientras se la tira por detrás. Está claro que Tina procura llamar la atención de Leonel acostándose con Tinga. Danielle opina que es un buen plan, a Jacob Tinga no le importa gran cosa porque Jacob es hombre y además alemán, lo único que le interesa es que Tina esté disponible para acostarse con ella cuando está deprimido. Luego Danielle vuelve a Francia, con el tiempo las cartas son menos frecuentes y más telegráficas, como está lejos de Tina desaparece, igual que Jacob porque Jacob, ahora tiene novia y ya no está interesado en acostarse con Tina. Cuando Danielle se va de la casa de Tina llega Lidia.

Lidia no es tan linda como Danielle y además tiene mal aliento, pero Lidia se vuelve la mejor amiga de Tina y es la que soporta los golpes en la pared de los vecinos cuando los gemidos de Tina se escuchan en todo el edificio. Lidia no le reprocha nada a Tina porque Lidia es una buena amiga, la mejor amiga de Tina, y es lo que las amigas hacen. Lidia desayuna con Tinga mientras Tina duerme un sábado por la mañana. Lidia le hace el café a Tinga y lo escucha hablar de la nueva biografía de un tal Mark Twain o de una edición inédita de un autor portugués que Lidia ya no recuerda. Y es que a Tinga le da por hablar como un desaforado mientras toma desayuno en casa de Tina. Lidia es fea y Tinga se siente menos intimidado por ella que por todas las mujeres que le gustan, incluida Tina. Lidia se siente obligada a prepararle el desayuno, un café y dos tostadas con mantequilla con el pan viejo de anteayer. Lidia es la amiga de Tina y es lo que las amigas hacen.

Unos meses después, mientras Lidia prepara el desayuno un sábado por la mañana, Lidia se acordará de Tinga y de las migas de pan en el café de Tinga y de las uñas sucias de Tinga que levantan la taza de café que Lidia ha preparado. Para entonces Lidia le prepara el desayuno a Leonel mientras Tina duerme exhausta después de haber despertado a todo el edificio, Lidia incluida, porque ahora las noches con Leonel son mucho más intensas que con Tinga. Ni se comparan. Lidia está convencida de que esto se debe a que Leonel es instructor de gimnasio y tiene todo el aguante para Tina que a Tinga le faltaba. Para entonces Lidia ya no lava cabellos, ni pone toallas y tampoco barre restos de cabello. Lidia ahora corta cabellos en la peluquería donde trabaja y punto. Ahora Lidia tiene el cabello rubio platinado y no negro como antes, como cuando le preparaba el desayuno a Tinga. Pero para entonces ya no sabremos nada de Tina, Leonel o Lidia porque Tinga habrá renunciado a su trabajo en la librería, al igual que Leonel y Tina. Cada uno tiene sus razones. Tinga se siente traicionado. Leonel encuentra trabajo a tiempo completo en el gimnasio de la esquina y Tina está embarazada. Pero esto Tinga no lo sabrá porque ya no ve a Tina ni a Leonel, así como tampoco ve a Lidia. Lidia es sólo un recuerdo, y sólo eso, entre tantos recuerdos en la cabeza de Tinga, que ahora odia a Tina tanto como odia a Leonel.

Curiosamente será a Lidia a quien Tinga recuerde con más afecto porque Lidia le preparaba el desayuno. Ahora nadie le prepara el desayuno los sábados por la mañana. Tinga recordará el olor a tabaco de Lidia. Antes le daba asco, cuando comparaba a Lidia con Danielle. Ahora le trae buenos recuerdos. Por ahora, Tinga trabaja en el aeropuerto a tiempo completo. Tiene turnos de doce horas seguidas y un día de descanso a la semana. No está mal, aunque no tenga tiempo de pensar con claridad, duerma poco y mal, y coma comida con sabor a plástico, es el mejor remedio para olvidar a Tina. Después de todo el aeropuerto es un lugar neutral, como los personajes de los libros.

Quizás si esta historia se hubiese tratado de Leonel, Tina, Lidia o Danielle sería menos deprimente y más reconfortante, pero ahora le tocó el turno a Tinga. Un tipo poco atractivo, más bien feo, y a quien tampoco le importa ser simpático y buena gente para compensar. En realidad Tinga es una persona normal y ordinaria. Un tipo condenado al fracaso. Nunca tendrá dinero para comprarse un auto, menos una casa, no viaja porque no le alcanza el dinero ni para contribuir con la luz en casa de su abuela y hace mucho tiempo que dejó de leer porque no tiene dinero para comprarse libros y la biblioteca pública está lejos de su casa. Lejos es un decir, está a veinte minutos a pie, pero para Tinga es lejísimos. Y es que Tinga en el fondo es un vago.

Tinga es un escritor tímido. Tinga es un escritor porque es el autor de un poema, un solo poema que empezó hace diez años y no ha concluido hasta ahora. Tinga ni siquiera es un escritor en serio, no ha publicado nada y nadie lo ha leído. Es un escritor a medias. Tinga es sólo el autor de un poema inconcluso. Más que un poema es un conjunto de líneas en verso que Tinga llama un poema y que Tinga borra y reescribe y corrige a lápiz sobre una libreta de hojas amarillas. Todas las palabras, artículos y tiempos Tinga los ha usado ya. ¿Cómo seguir escribiendo el poema sin repetirse? Tinga no acaba el poema porque lo aterra usar la misma palabra dos veces, y por más que Tinga se siente a escribir el poema con el lápiz en la mano y se concentre, las palabras que le vienen a la cabeza son las mismas. Quizás la solución sería emplear un diccionario, pero esto sería lo mismo que hacer trampa, y ser un escritor tramposo a Tinga no le interesa, en todo caso prefiere ser un escritor a medias. Su poema todavía no tiene título. Tinga ha dejado el título para el final, para cuando lo acabe, si es que algún día lo acaba.

Tinga también desaparece de la historia como Laura, Tina, Leonel, Lidia, Danielle, Jacob, Samuel y Ted porque ya nadie lo necesita y pocos lo recuerdan. Últimamente, Tinga tiene la tendencia de ver televisión, comer, dormir y hablar poco. Tinga es el autor de un poema inacabado, es tímido con las mujeres lindas, vive con su abuela y el gato de su abuela, y ya nadie le prepara el desayuno los sábados por la mañana.