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Literatura oral y retórica en África occidental

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Mujeres malinkés

En África occidental, al lado de la literatura escrita, está también la oral como soporte comunicativo para y por el dominio, la conservación y el recuerdo de las tradiciones orales.

La literatura oral, en tanto que discurso sensible y producto de la imaginación sin la intervención de la notación gráfica (la escritura), está centrada en la oralidad, o sea, en la faz sonora de la palabra, el significante, la velocidad de los sonidos y el dominio de la voz como único recurso basado en procedimientos verbales al oral; por eso, devela una estructura fundada en la retórica.

La problemática central que guía el trabajo es la siguiente:

  • ¿Cuál es el fundamento de la literatura oral en África occidental?
  • ¿Cuál es la relación entre literatura oral y retórica?

La literatura oral en África occidental, que va de la oralidad a temas históricos, legendarios y caracterizados por lo maravilloso y lo sobrenatural, a relaciones genealógicas, de alianza (sánákú) y familiares (mandéka), se caracteriza, del punto de vista estilístico, por el aspecto musical del habla o del relato, de los estilos descriptivo, narrativo, argumentativo, declamatorio o retórico, con todos sus componentes además del diálogo.

Tomando en cuenta esta hipótesis, el trabajo se centrará, a la vez, en la presentación, la descripción y la función de la literatura oral en el subcontinente africano, la estructura y la dimensión retóricas de este tipo de literatura, y la literatura oral como cultura.

 

1. Presentación, descripción y función de la literatura oral en África occidental. Literatura oral y tradiciones orales: sobre oratura o oralitura

La llamada, abusivamente, literatura oral (puesto que el término literatura se refiere a la escritura), no es más que sinónimo de oralitura u oratura, que sólo designa el arte de la lengua al oral.

La oralitura o la oratura se caracteriza fundamentalmente por la oralidad, la lengua oral, o sea el ritmo, las sonoridades, la entonación y las tradiciones orales, y a través del canal del oído se dirige a los oyentes. En cuanto a la oralidad, ésta designa el arte de la tradición oral mediante el habla, la enunciación y la comunicación verbal-oral. Por otro lado, la oratura anterior a la literatura escrita es el arte por el cual uno expresa verbalmente su pensamiento, su imaginación en un estilo artístico; es un producto de la imaginación, y por fin, un discurso sensible. Es, también, la expresión, y a la vez la técnica lingüística trasmitida al oral.

Del punto de vista semántico, la literatura oral encierra las tradiciones orales, es decir el conjunto de los testimonios transmitidos verbalmente por una población sobre su pasado histórico, transmisión realizada mediante distintas formas o categorías literarias tales como cuento, poesía, fábula, mito, epopeya, genealogías, refranes o discursos paremiológicos, adivinanzas y cantos (cantos épicos).

En África occidental, la importancia de este tipo de literatura como conjunto de las producciones de un pueblo se justificaría por lo siguiente: “En África, cuando muere un viejo, es como si se incendiara una biblioteca” (Bâ, 1977, p. 32).1 En el continente africano, el anciano desempeña un papel preponderante en la conservación de las tradiciones orales. Por otro lado, esta importancia se explica por el carácter divino del verbo, verbo en tanto que componente factual de la creación gracias a la palabra considerada como creación divina.

 

2. Literatura oral y retórica: caso del Manding

La literatura oral marcada —sin temor al pleonasmo— por la oralidad, se manifiesta del punto de vista semántico-formal, a través de la voluntad de comunicación y de imploración constante del ser humano con la naturaleza y con los mundos de los vivos y de los muertos. Por eso, la tradición oral como categoría básica de la literatura oral se sigue transmitiendo de generaciones a generaciones, de modo que resulta ser ese arte particular, práctica tradicional, cultura y actividad productora dotada de valor estético. Detrás del arte de la oralidad que determina la oralitura, está el sujeto narrador o el Jàlí con su objeto, el lenguaje.

La retórica es el conjunto de procedimientos constitutivos del arte de hablar bellamente y con elocuencia, focalizado no sólo sobre el interlocutor con la intención de comunicarle algo sino también sobre el locutor y sobre la exactitud de la enunciación.

La relación de la literatura oral con la retórica se entiende como una relación entre discurso sensible al oral y retórica primaria (oral y persuasión), por eso, la retórica es:

La negociación de la diferencia entre individuos sobre un tema preciso [...]. La retórica encierra todos los elementos [...]. Hay emoción, razonamiento, condena y alabanza, persuasión [...] y convicción [...]. ¿La retórica es un “hablar bien” (Quintiliano)? ¿Una manipulación del auditorio (Platón)? ¿Una forma de razonamiento, útil pero en comparación con la lógica (Aristóteles)? ¿Una expresión de valores comunes de una sociedad, la virtus de la que el orador ha de ser la encarnación (Cicerón)? (Meyer, 2004: pp. 123-124).2

La retórica permite caracterizar a la literatura oral desde el punto de vista de la enunciación, eso gracias a sus componentes tales como inventio (temas y argumentos), dispositio (arreglo de las partes), elocutio (elocución y disposición de las palabras), pronunciatio (modo de enunciación) y memoria (memorización).

La sociedad mandinga es la del imperio de Mali habitada por los malinkés, que fueron originalmente guerreros y comerciantes; se presenta bajo tres aspectos:

  • Aspecto histórico. Del punto de vista político, el imperio de Mali o Manding nace tras su separación del reino de Sosso del emperador Soumangourou Kanté, separación lograda por Soundjata Kéïta, quien no tardó en asentar el Estado manding del cual fue enseguida su emperador (1230-1255) tras la batalla de Kirina (1230). Soundjata Kéïta estableció la capital del Manding en la ciudad de Kangaba con las distintas instituciones imperiales y administrativas de su imperio. De la decadencia y del fin del imperio de Mali nace, de estas ruinas, el reino Bambara.
  • Aspecto geográfico. De la época medieval a la actualidad, los malinkés viven en una zona geográfica que abarca el sur de la República de Senegal (Alto Falémé), noroeste de Costa de Marfil, extremo oeste del actual Mali y Guinea (regiones de Niani, Siguiri, Kankan, Kouroussa y Faranah).
  • Aspecto lingüístico. Del punto de vista lingüístico, los malinkés constituyen uno de los principales representantes del grupo lingüístico Mandé,3 que encierra lingüísticamente a tres otros grupos poblacionales, a saber: Bambara, Dioula y Malinkés. Estos subgrupos tienen el mismo fondo dialectal conocido como el bambara o la lengua bambara, que se particulariza a través de la pronunciación o de su aspecto fónico. Pero es de notar que la lengua bambara es para el grupo Bambara, la dioula para el grupo Dioula y la maninka para el grupo Maninka o Maninka-mory.

En el Manding, los detentores del arte oratoria son los Jàlís, especialistas en el arte del habla, de contar hazañas y de recitar de manera declamatoria, alabanzas e historias tradicionales, interfiriendo fondos (temas) y formas, es decir, hablan recurriendo constantemente a los componentes de la retórica. Además, detienen el secreto de las emociones, la genealogía, la magia del verbo y de la música. Depositarios de las tradiciones orales y de la cultura, los jàlís cantan, alaban y hace perdurar la historia de los poderes, de la nación y de la casta. El abuelo de los jàlís fue Bala Fasséké kouyaté, quien fue el primer Jàlí en Manding al servicio del emperador Soundjata Kéïta. Hecha de música extraña y llena de nostalgia del pasado, el arte musical del Jàlí no sólo sirve para introducir la narración de los hechos sino que acompaña dicho relato marcando los distintos episodios. La imaginación y la sensibilidad que enaltecen esta música se conjugan para imprimirle una unidad sonora.

El uso de los instrumentos musicales permite el desarrollo del habla poética entre los Jàlís. En ellos, más que decir el tema, lo declaman armoniosamente ante su público oyente, al ritmo de los instrumentos que tocan, para que éste se aleje de las angustias emocional y psicológica. El Jàlí combina música y oralidad, puesto que canta declamando textos épicos y líricos de manera peculiar, sobre fondos melodiosos de la vibración de las cuerdas, muy a menudo acompañadas de percusión de tambores (dúndú). Pues, el Jàlí opera una simbiosis perfecta al servicio de la oralidad, una verdadera manifestación de performance y de etnomusicología. Es de notar que a veces el Jàlí puede tocar instrumentos sin cantar (otra particularidad), en este caso el mensaje transmitido no descansa en el verbo sino en las notas musicales.

Más allá de los instrumentos musicales, el habla resulta ser el primer y principal instrumento o medio del jàlí malinké, la primera posibilidad oratoria que posee dado que, por si acaso le faltase el instrumento, el Jàlí se contentaría con la argumentación retórica:

[...] gracias a la influencia informal que ejercían [los finá] sobre los gobernantes, podían convertirse y se convertían a menudo en dúkúnàsó. A un nivel más elevado, algunos desempeñaban un papel importante en la corte: tal fue el caso de Nassikha Madi, uno de los griots predilectos del célebre conquistador Samory Touré. [...] En primer lugar, están los griots cuyos instrumentos dejan a quien los toca un gran posibilidad para el habla (bajo la forma de relatos cantados o declamados); entre ellos: los finá (que no tienen más que el habla), los jèli, cuya habla, cantada o no, es sostenida por instrumentos de música: precedidos por los que tocan instrumentos de cuerdas [...]. En segundo lugar, están los griots que tocan el xilófono o baláfólá y los que tocan instrumentos de viento: búdúfóla y filéfólá. En último lugar, los otros griots y sobre todo quienes usan instrumentos de percusión (tambores sobre todo) [...]. Ahora bien, es sobre todo en tanto que gentes del habla que los griots adquieren su particularidad [...] de simples músicos, se convierten en la encarnación de la memoria del pasado de la sociedad malinké [...], en gentes del habla [...], en agentes sociales [...], en portavoces designados del poder (Camara, 1992: pp. 125-126).4

El canto del griot. La literatura del Jàlí que va de la oralidad a temas históricos, legendarios, relaciones genealógicas, matrimoniales, de alianza (sánákú) y a otros familiares (mandéka) que tienen que ver con su casta superior, de la cual es portavoz y mensajero. Más allá del aspecto musical del habla o del relato del griot, cabe notar otros, el descriptivo, el narrativo, el argumentativo, el diálogo y el declamatorio y el retórico. Pues, su relato encierra todos los componentes de la retórica arriba mencionados.

El griot o Jàlí incursiona en los géneros poético, musical, cómico, dramático, épico, fantástico y lírico. El proceso de dramatización develado por su actuación mediante bailes, canto, gestos y de la presencia de una escena (arena) donde actúa, hace más vivo y, aun, más presente lo contado. En la mayoría de las veces, el público oyente se hace cómplice del Jàlí respondiendo detrás de él al final de cada estrofa siempre por las siguientes secuencias afirmativas: “námú, námúnámúlá” que significa “es eso, eso es”. Veamos algunos cantos de Jàlí que, más que leído, debe ser declamado:

Í bá kúma
Kó ílé kúmakoju
Í bá i mákú
Kó ílé jàdàné
Démusonedu
Kúma fàràti lé dì
Mákú kôdô té lô (Camara, 1992: p. 330).5

El arte del griot, a pesar de su carácter musical, épico, maravilloso y sobrenatural, es un arte comprometido, es decir, un compromiso para con la civilización malinké y la conservación de la misma. Más allá de la dimensión lúdica de este arte, es de subrayar la instructiva y la didáctica.

Al fin y al cabo, el arte oratoria del griot sigue perdurando, continuidad que se justifica por el hecho de que sus agentes (los griots) la siguen transmitiendo de generaciones a generaciones (de padres griots a hijos griots). Al respecto leamos lo siguiente:

Es erróneo clasificar dentro de los cuentos africanos la historia de Soundjata, Samba-Galadiégui y de tantos otros. Estos personajes existieron realmente, y si su historia es actualmente teñida de leyenda, se lo debe a la tradición oral que, al transmitir la historia de una generación a otra, contribuye en embellecerla y en agregarla lo maravilloso. [...] El Jàlí que me contó estas historias es del Khasso, región de Mali situada en el antiguo imperio Manding de Soundjata Kéïta, que es considerado, entre los africanos, como el más grande Patriarca. Este Jàlí, llamado Bakary Diabaté, me afirmó que, de joven, fue iniciado al conocimiento del pasado, como suele ser en su casa y principalmente en su casta. Se considera igualmente como nieto de Morfiniang Diabaté, el principal Jàlí de Samory (Sadji, 1985: pp. 9-10).6

Los componentes de la literatura oral son la oralidad y el habla. El habla no procede solamente del verbo y de la articulación de la lengua sino también de algunas partes del cuerpo humano tales como la boca, el cuello, la lengua (órgano) y el vientre, considerados como fuentes de habla. La mànika (lengua malinké) o kúma es asimilada a ciertas partes del cuerpo en particular, a órganos fónicos como la boca, la lengua y el cuello, y las demás partes del cuerpo arriba mencionados.

Para los malinkés, la lengua y el habla simbolizan las distintas rupturas que opera el locutor sobre una misma radical, y cada realización cobra sentido particular. Ruptura que, más allá de la dimensión lingüística, advierte sobre el carácter dual y muy polisémico de la lengua y del habla.

El orador hacede la lengua un uso específico cuando marca la entonación, improvisa, metaforiza, crea símbolos y recurre al sugerimiento; pone en evidencia los momentos de la elaboración de su discurso oral por medio de la búsqueda de los argumentos (inventio), la puesta en orden de los mismos argumentos (dispositio), la estilización o la puesta en estilo (elocutio) y la puesta en voz (actio). Durante la actuación del Jàlí, la actio es la instancia más importante dado que, como orador, el Jàlí llega a ser actor al simular emociones y pasiones.

 

3. Literatura oral como cultura

La significación y la importancia de la oralitura están ligadas a las tradiciones orales que encierran funciones instructiva y didáctica, puesto que en todas las formas de expresión de la literatura oral (cuento, mito, refranes, epopeya, poesías épica y lírica, adivinanzas), es notoria una enseñanza vehiculada implícitamente, y en la mayoría de la veces, en forma de moraleja relacionada sea con conocimiento de la moral, la naturaleza, el mundo de los antepasados, los héroes tradicionales, la filosofía, las conductas sociales, sea con el entendimiento de la sociedad.

En la literatura oral, la formación no es más que actividad cultural, como tal constituye, a la vez, el cimiento de la construcción y la consolidación de la identidad de un pueblo y del arte de la civilización, el modo idealista de comprensión de la historia de la cultura, de la categoría sociohistórica y de la producción sociocultural.

sobre la existencia verdadera del ser humano en tanto que esfera del humanismo [...]. En dependencia de lo que y cómo los filósofos comprendían la esencia del hombre, se iba formando la representación sobre la cultura [...]; no existe una cultura única para toda la humanidad [...] sino hay pluralidad de culturas, que corresponden a diferentes formas de existencia y unión de los hombres (Mezhúiev, 1977, pp. 123, 1.228).7

Si, desde la perspectiva de Mezhúiev, existe una pluralidad de culturas, la literatura como hecho social debe entenderse también plural; por eso hay una literatura escrita y otra oral. Como hecho cultural, la literatura oral se justifica a través de la consideración de la tradición oral en el proceso de desarrollo de las condiciones naturales, sociales y artísticas y, de las prácticas sociales del ser humano.

Al término de este estudio, afirmamos que la naturaleza y la existencia de muchas civilizaciones en África occidental, sobre todo la malinka, están estrictamente ligadas a la oralidad; oralidad expresada constantemente en las diversas formas de representaciones artísticas cuyo representante y actor principal es el Jàlí. El discurso del Jàlí como enunciado pragmático-retórico está siempre marcado por el verbo, por los componentes de la retórica y por el imaginario lingüístico.

 

Notas

  1. Bâ, Amadou Hampâté. Tierno Bokar, le sage de Bandiagara, París: Présence Africaine, 1957.
  2. Cfr. Meyer, Michel. Perelman, le renouveau de la rhétorique, París: PUF, 2004.
  3. El grupo Mandé consta de los siguientes grupos étnicos: Soninké, Bambara, Dioula, Bobo, Bozo, Busa, Koulango, Oma, Mendé, Tura y Dan.
  4. Cfr. Camara, Sory. Gens de la parole. Essai sur la condition et le rôle des griots dans la société malinké, París: ACCT, Karthala, SAEC, 1992.
  5. Si hablas / dicen que tu lenguaje no es cortés / Si te callas, dicen que eres imbuido de ti mismo / Niñas / El habla es arrogancia / El trasfondo del silencio es imprevisible.
  6. Cfr. Sadji, Abdoulaye. Ce que dit la musique africaine. París: Présence Africaine,1985. En este libro Sadji transcribe textualmente lo que le contó el Jàlí Bakary Diabaté sobre la historia de Soundjata Kéïta, Amadou Macina, Bikissa, Kélé-Phaba, Samory Touré, Samba o Kango Moussa Galadiégui, Kombo-Sylla, Fodé-Kaba y de Konia-Mary, grandes héroes de la tradición oral africana.
  7. Cfr. Mezhúiev, V. La cultura y la historia, trad. María Regla. Moscú: Editorial Progreso, 1977.

 

Bibliografía

  • Bâ, Amadou Hampâté. Tierno Bokar, le sage de Bandiagara, París: Présence Africaine, 1957.
  • Camara, Sory. Gens de la parole. Essai sur la condition et le rôle des griots dans la société malinké, París: ACCT, Karthala, SAEC, 1992.
  • Mazzoleni, Florent. L’épopée de la musique africaine. Rythme d’Afrique atlantique, París: Hors collection, 2008.
  • Meyer, Michel. Perelman, le renouveau de la rhétorique, París: PUF, 2004.
  • Sadji, Abdoulaye. Ce que dit la musique africaine. París: Présence Africaine, 1985.