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Vicente Huidobro
Huidobro: anfitrión.
En marzo abrirá la casa museo de Vicente Huidobro
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La casa donde el poeta chileno Vicente Huidobro residió a partir de 1946 con su esposa Raquel Señoret y su hijo Vladimir, ha sido restaurada por la fundación que lleva el nombre del poeta y, tras obtener un proyecto Fondart por más de $148 millones, será abierta al público el próximo marzo, según informó el diario La Tercera el pasado 26 de enero.

La inauguración es el inicio de las celebraciones de los 120 años del natalicio del padre del Creacionismo, quien nació el 10 de enero de 1893 y murió en esa casa —ubicada en Cartagena, en el litoral central chileno— menos de dos años después de ocuparla, el 2 de enero de 1948, a causa de un derrame cerebral, a los 54 años de edad.

A la muerte de Huidobro, la casa, construida a inicios del siglo XX, vivió un destino incierto: fue administrada por sus hijos, luego adquirida por privados y sufrió severos daños por el terremoto de febrero de 2010.

El museo será parte de un recorrido histórico: el “litoral de los poetas”. Ahí está el hogar de Pablo Neruda, en Isla Negra, con quien Huidobro protagonizó incendiarios enfrentamientos por la prensa, y también se puede divisar a Nicanor Parra, en su casa en Las Cruces.

El lema es “Huidobro vuelve a casa”, dice Vicente García-Huidobro Santa Cruz, nieto del poeta y presidente de la fundación, sobre la apertura del hogar de Cartagena, que comenzó su remodelación y habilitación en enero del año pasado.

Los trabajos están a cargo de Ossa Arquitectura, guiados por el arquitecto francés Christian Godart, mientras que la museografía fue realizada por Ana Eugenia Martínez. “Ella hizo el guión”, dice el presidente de la fundación creada en 1990, sobre la distribución del lugar, donde estará disponible el archivo del poeta, más de ocho mil documentos que incluyen manuscritos, correspondencia, testimonios de época y primeras ediciones de su obra compuesta de poemas, manifiestos, novelas y ensayos.

Además, ahí están las cartas que recibió de poetas como Apollinaire, Breton, Tristan Tzara; fotografías de infancia, los retratos que le hiciron Pablo Picasso, Juan Gris, Hans Arp y textos visuales. También, la muestra permanente incluirá su colección de arte africano: 30 piezas entre máscaras y estatuillas conseguidas por el poeta, en la década del 20, en París.

Macarena Cebrián, licenciada en arte a cargo del archivo, dice que la casa museo tendrá una sala especial de lectura. “Apelando al espíritu libre de su autor, el público podrá sentarse a ‘ver’ su obra. Habrá escritos en las paredes, proyecciones de sus poemas”.

Sin embargo, el recorrido para que Huidobro vuelva a casa no ha sido fácil. La fundación recuperó la propiedad recién en 2011. Durante 20 años había sido administrada por el empresario Mario Lobo. Antes, incluso Nicanor Parra se interesó en adquirirla.

“La fundación posee un patrimonio artístico y cultural muy valioso, pero carece de recursos”, señala García-Huidobro. El año pasado, la entidad recibió $47 millones del fondo estatal Bicentenario para habilitación y reconstrucción. “Se trabajó con un sistema antisísmico”, dice el nieto del autor de El espejo de agua.

El Fondart recién adjudicado, en la línea de organizaciones culturales, permitirá completar las terminaciones y desarrollar labores de gestión y comunicación durante el año.

También habrá una tienda y un café en el hogar, donde en sus últimos años Huidobro era visitado por amigos e integrantes de La Mandrágora, los surrealistas chilenos Teófilo Cid, Braulio Arenas, Enrique Gómez-Correa y Eduardo Anguita. El poeta de pasado glorioso descorchaba los vinos de la Viña Santa Rita y se paseaba con su revólver en el bolsillo, jugando al soldado retirado.

Para 2014 la fundación pretende inaugurar el Parque Internacional de los Artistas. Será un conjunto de áreas verdes, que se emplazará en los alrededores de la casa de Cartagena y que unirá el museo con la tumba del poeta. Un espacio aún desolado, ubicado sobre la colina, donde su lápida dice: “Abrid la tumba. Al fondo de esta tumba se ve el mar”.

Fuente: La Tercera