Letras
Tres poemas

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Maridaje

Claramente su lenguaje es otro,
las formas son otras.
Ella va al sillón, se recuesta un rato
mientras él se entretiene jugando en la sala.
Todo sucede sin enojos ni reproches.
El macho decide tomar una siesta,
al paso de las horas
su compañera se acerca,
da vueltas a su lado
y corre al cuarto.
De inmediato, él despierta y la sigue
de un tranco a la habitación,
posa su pata en el cuerpo frágil,
lame su cabeza y ella
tímida le devuelve el gesto.
Así de simple
es el mundo felino
donde se respetan los silencios,
los espacios
y el instante para el amor.

 

Añoranza

Después de un gran dolor
por desamor
y tras varios desengaños
nunca más
se vuelve a llorar
como la primera vez.

 

El día del adiós

Amaneció nublado como augurando
la tormenta cercana.
Esa mañana gris
ella estaba un poco más frágil
que de costumbre
y él, como presintiendo lo peor,
se recluyó en el cuarto
para mirar desde lejos.
Pedía una explicación que lo consolara
y yo, no se la pude dar.