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Letralia, Tierra de Letras - Edición Nº 28, del 21 de julio de 1997

Las letras de la Tierra de Letras


Poemas

María Claire Hadzis

A Granada

Granada
Bellísima
Llena de historia
Tus calles susurran en mis oídos
Tus secretos mezclados con recetas
De días pasados
Me invita a adivinar entre las piedras
De tus fuentes
Lo que me quieres enseñar
Pero sé
Que no encontraré esta sabiduría
Ahí donde la busco
Sino en el viento que siento
Entre las sábanas en la noche
En el sol que quema la arena
De tus playas
En el río, la sangre que te corre
Por las venas
Que te da vida
Que me ayuda a encontrar
La identidad.


Señor

Sentado
El hombre me pareció
Una figura del pasado
Alguien que ha cruzado
Océanos de tiempo
Para terminar allí
En ese sitio
Su cara era la cara
De café, de flautas y de humo
Vi una gota de sudor
Correr por su cara
Creando un arroyo en ese
Desierto de cuero
Apretando su guitarra
Se vio como alguien con una intención
En la vida
Había algo bajo de su poncho azul
Su poncho de lana, hecho a mano
Algo más adentro de ese señor
El hombre de las montañas lejanas
Algo que no se veía fácilmente
Una cosa del sol
Algo rojo, amarillo, naranja y azul
Verde brillante y marrón
El color de la tierra
Una tierra rica, aromática
La tierra de su hogar
El hombre con sus ojos negros
Casi dormido
No me vio y tampoco habló
Pero cambió la dirección de mi pensamiento
Sólo con estar allí
Sentado


Luna azul

Con la luz iluminando tu cara
Te veía azul
Y hermoso
Una violeta, fuerte y creciendo
Bajo de un sol nocturno
Y quería cultivarte
Silvestre y libre
Bajo de la luz del faro
De Dios
Azul como el mar
Profundo, oscuro y lleno de vida
Reflectando los faroles
De las calles del cielo
Un espejo casi interminable
Y llena de contradicciones
Y paralelos
A través de las ventanas de tus ojos
Miraba la luna
Una moneda de plata brillando
Reflejando
Maravillosamente azul


Viaje moderno

La carretera
Es interminable
Sentado al lado del Amor
Viendo la televisión
Podría ser una experiencia semejante
Pero puedes cambiar
Cambiar
De programa con cada respiro
La suave carretera
Llegando siempre a una destinación
Pero es un ciclo eterno
También hay que despedir
Y pasando por las ciudades
El amor para a una iglesia
Saltando del vehículo
Sin ver ningún peligro


La necesidad de ser flexible

Poetry is amor
          is vida
Respirar is living
But sentir is a soul
                      is a poema
Standing on the top of the
Rascacielos
I feel a poem trying to
Saltar de
My throat
De my heart
From mi alma
Everyone in their own munditos
Scurrying like ants
I see them
Desde arriba
I too am an hormiga
La humanidad — I am it
What they are I am
Somos all of us iguales
But I like the BIG picture
                  My poema
Is about el minuteness
Del gran esquema


Hijo de la ciudad

El día empezó con un grito

Y el humo y el caos
Y los ruidos de unos coches
Viejitos e impacientes
Se hicieron silenciosos
Al reconocer el poder del momento

De repente el semáforo cambió
De color
Y llegó la paz
Y el nuevo hijo de la ciudad
Entró en su casa por primera vez.

Creció esos años entre
Las fuentes y los cármenes
Corría por las callejuelas
Aprendía cómo esconder
Sus sentimientos naturales
Hasta que llegó el día
En que se dio cuenta
De la historia del cambio del semáforo
De su importancia
      de su propio poder
Y celebró este día que Dios le había dado
Reconoció el único amor en su alma
Que antes de su llegada no existía
Por ninguna parte

El hijo de la ciudad
Echó un suspiro
Y se durmió
Escuchando el silbido del semáforo
Bajo su ventana

       


Depósito Legal: pp199602AR26 • ISSN: 1856-7983