Letras
Geografía humana

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I.

Abro la boca y agonizan los pinos
doy mis ramas y me desheredo.
¿Qué dios solloza? ¿Quién se ríe de mí?
El roce del rosal, la profundidad de la tierra
y la desalmada duda envío a la espuma
y nada más.
Otro mar amarillea terriblemente.
Otro mar cae en mis alas.

 

II.

De repente, ¿por qué la dicha
es del aliento del barro
y el dolor tan profundo
que nos seca las entrañas?
Y, ¿por qué, desde los precipicios del mundo
se descuelgan las mañanas
en que no habrá quien nos dé la mano
ni nos cubra de besos las pestañas?

 

III.

Hay un mar, hay un océano
y puede ser que también haya ruidosas gaviotas
sesgando con sus danzas la inmovilidad del cielo.
Hay senderos, caminos,
amaneceres que beben jazmín de nuestras venas
y, aun más sedientos, sesgan la luz del mediodía.
Hay oblicuas huellas, hay despojos
que visten cada noche su destino
sobre los vacíos pechos de los ángeles.
Ellos dicen su nombre. Y el nombre cae.
Cae en la copa de vino donde la sangre se pierde.
Vamos anónimos, a volteretas como el remolino.
Hemos vendido las alas y nos sentimos pobres.