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Poemas

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Campanas de piedra

Cuando el silencio de la muda voz retumba aun más
que el tañido de campanas de piedra.
No repican las campanas pesadas e insonoras,
doblan una sola vez, mientras el dolor se hace añicos.
Duro dolor de piedra, campanas que vuelan un solo vuelo
de dolor de ave herida.
Cada tañido del corazón colmado de angustias
Una seca campanada da el portazo cerrando
la iglesia que llevamos dentro...

 

17 de noviembre

Un enigma esperaba, la sensación de un viaje con destino imprevisible me inquietaba.
Hoy los recuerdos dóciles, amables compañeros, se me juntan y distancian.
Conmigo la certeza del hondo pensamiento, de lo efímero y posible en el pecho que me libera y me reafirma.
No te sientas con un ala de menos, que el cielo no está gris ni rápido.
Arriba el campo abierto, vuela sin mirar atrás y sueña hacia adelante.
¡Mariposa, ya no te imponga miedo alguno su lámina encendida, ni dejes que tu aliento escape fugitivo!
Alégrate, en tu cielo vuelan aves con tus sueños, y siempre habrá alguien contemplando, queriendo alcanzar sus alas. Tú eres su dueña.
Y si la tarde ardiera en sus filos, mi pensamiento de caminante incierto vagará con sus pisadas tu sendero invisible.
Y cuando la noche cierre ya sus párpados, quizá volvamos a volar mañana.

 

Búsqueda

Te encontré en la oscuridad de un pensamiento, todo colmado por la mirada emocionada de dos sustos.
Te vi en la fuerza de unas calmadas ansias que no permiten la rendición ante ninguna travesía. Igual miré cuando pasabas a mi lado, mientras tu corazón guiñaba brincos para el abrazo próximo. Te hallé en cada color de la mañana, en cada céfiro de la tarde y en cada parpadeo del techo de la noche.
Palpé que lo efímero es un paciente y variable viajero con su vaivén de olas, y lo imposible es lo más posible que nos pueda ocurrir.
No fue necesario rescatarte de ninguna flaqueza inexistente vivida a plenitud.
¡Allí estabas tú, volviéndote a ti misma!

 

Sonrisas de cuerpo entero...

Cuando el cuerpo se llena de sonrisas,
se desborda de risas hasta el alma,
el ritmo del reloj pierde la calma
y del amor renacen las cenizas.

El mar y el viento en sus salinas brisas,
sin pedir permiso bailan la palma,
con leve mueca el corazón se ensalma
y late enamorado con sus prisas...

que nada lo detiene, y de igual modo,
corre a llenarse de sonrisas todo
hasta pulsar felices carcajadas...

hasta el instante en que serenamente,
junto al suyo siente lo que el cuerpo siente,
de luces y sonrisas sus cascadas.

 

Luna de plenijunio

En la hermosa noche de plenilunio
durmió con ella, le arropó su almohada,
era toda una luna nacarada,
sosiego que aleja todo infortunio.

De eventos celestiales, mes de junio
de la pasión, luz de la idea aclarada,
cuando explota de pasión una granada
solo él en su rostro novilunio.

Y fue la noche tan dichosa y plena,
como la luna tan de luces llena,
ni labios ni miradas más celestes...

tan propicia para una serenata,
sonora y silente, brillante plata,
yo quiero que la luna tú me prestes.