no quiero la lucidez de la vigilia
ni el tiempo previo al declive inmóvil
no quiero
desde mis ojos
irritar al mundo
ni el asombro
de quien se sabe
sin regreso.
funeral
están sangrando las costuras
hay ecos atrapados en los rincones de los labios
no quieren escuchar la fuerza de la inercia ni le temen a la vaguada
de la ira silenciosa
unas bocas pronuncian consignas de laboratorio
la multitud se derrama en la demencia uniforme
algunos alzan la voz muda
otros miran vaciados
pocos se atreven
a dudar
la perplejidad no encuentra espacio en las doctrinas calcinantes
ni en el verde sin vida de las armas
hay una sola verdad
una única verdad que grita entre sollozos fragmentados
...no me dejes
en este abismo mío
arropa mi cuerpo que tiembla
a través de la noche de la ciudad traidora
que truene tu voz por mis venas
cállame.
cavamos una fosa en el aire allí no hay estrechez
Paul Celan
tu boca
Sulamita
ya no es el hogar
sino el refugio de gritos suspendidos
las puertas fueron selladas mientras dormitábamos
los serviles desprendieron sus instrumentos de las cuevas
para acompañarnos en la muerte de nuestro nacimiento
recoge los trozos delirantes de esta historia primitiva
vuelve la espalda al silencio
regresemos al césped
y miremos el cielo.
qué raro es verte sin tocar
sabiéndote
me urge retirar mi cuerpo en tu aliento
reconocerme guardada en tus manos y
hacer de mí un ovillo entre tus dedos
extraño retomarse desde lejos.
timidez
que la palabra rebote entre los dientes
que se deje ceñir por la lengua
y disuelva sus letras
mientras me acerco
ceder ante el mutismo
castrar todo intento que devele las fisuras
hundir el ímpetu en los pliegues de la acera
y pisarlo con paso firme
hacia el regreso.