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Poemas

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Tú te enredas

Yo me enredo
Tú te enredas
Él se enreda
Nosotros nos enredamos
Pero enredar no es un verbo que me guste
Prefiero conjugar vivir-amar-soñar,
Pero cuando nos enredamos
Termino sintiendo los verbos anteriores
Y ¡zaz!
De pronto es muy tarde para desenredarnos
Y los meses se vuelven años
Y las fotos avejentadas por las mudanzas y el polvo
Me hacen lucir como Madame Matisse
Y el sastre a lo Coco Chanel
Que compré con mi primer sueldo
Se ve apolillado en el ropero
Pero tú embustero / infame
No reposas ni un escribo
Te sigues enredando
Creces y creces
Como los girasoles en las casas abandonadas.
Me escondo en la refrigeradora, en el baño, en el ropero
Pero mi aroma a café pasado me delata
Entonces me encuentras y te sigues enredando
Como estría en mis caderas,
Me escondo de nuevo pero eres desleal y te vas
Ya nadie me busca y me pierdo
Doy saltitos
Canto un bolero
Estoy felizmente perdida
Pero tú te habías enredado y de nuevo ¡zaz!
Vuelves y me encuentras
Y te sigues enredando
Y te enredas
Y te enredas...

 

Vocecita

Y si tal vez esa vocecita que me hacía     brincar
                                                                            reír
                                                                            sollozar
se cansó de mi sordera temporal
y se fue                                   corriendo
tras una mejor persona que habitar
o se quedó en algún peldaño
de las 37 gradas que conducen
a mi pequeño refugio,
y si tal vez se suicidó de pena y algún día
una lágrima la encontrara colgada
de una pestaña
¿Qué sería de mí?
¿Qué me quedaría?
quizá vender mi sonrisa por una rupia
a algún fulano de tal
y vagar con la esperanza de encontrar
en el mercado de pulgas
una tímida y económica vocecita
que me diga tal vez en vez de no
y permiso en vez de hola.

 

Te espero

A J. R. R.

Te espero aspirando muerte
en cajetillas de a 10
en la hora incierta
siempre antes de las 12
un puntito verde anuncia tu llegada
hola, ¿qué tal? / a miles de kilómetros
los gallos protervos cantan y sus ecos
son acribillados cuando empiezo a teclear
tric-tric-tric
agradeciendo ninguna suerte.

La música se extiende
y una voz se quiebra:
“I heard somebody whisper, please adore me
and when I looked,
the moon had turned to gold”.
Las menudencias de tu afecto crecen en silencio
tan lejos donde empiezan los sueños
y yo en Webolandia
empecinada en des-nacer
mordiéndome la lengua que no te habla.

 

To know him is to love him

Tres manzanas,
tres te quieros
cuatro despedidas
y un hasta pronto
¿Cuánto cabe en un segundo?
Una aguja atravesando mi piel
otra aguja roma y oxidada
¿Y cuántos besos?
¿Cuánto buscaré tu apego?
¿Cuán perdurable será tu abrazo?

Una esperanza, así, en singular
doce huidizas alegrías
un arroyo de prudencias
un poema doliente y con apetencia.
Cuarenta y dos canciones
To know him is to love him
¿Y algún día caminaremos juntos de la mano?
Versos extranjeros y una flor carmesí
¿Cuándo se me marchó tu sonrisa?
Sé que me aguarda una duda en el filo de mi ventana...

 

Pink Moon

Pink, pink, pink moon
el verano del 2009
aporreando mi cerebro a las 3 am
la imagen mental de testículos vacios
llenando mi útero por seis semanas,
la sangre corriendo por mis piernas
como si escapara de un cuerpo podrido
y las toneladas de hierba con las que
se empaña la memoria.
Por un segundo me figuro como Van Gogh
en una institución mental
dibujando la indefinida figura
de mi lobo estepario
porque hoy no existe placer
de varón ni de mujer que me satisfaga más
que una copa de whisky besándome los labios
y vomitar la culpa
en un recital de poesía de algún bar y gritarle
a los espectadores, maniquíes y fantasmas
que soy un títere en este paraíso de espectros.