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El libro en el centro del mundo

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El libro en el centro del mundo

Nota del editor

“Cómo editar y publicar un libro: el dilema del autor”, de Carmen Verde Arocha

El 7 de noviembre fue presentado en Caracas Cómo editar y publicar un libro: el dilema del autor, un trabajo a medio camino entre el manual de instrucciones y el tratado de filosofía de la edición, que la poeta Carmen Verde Arocha —a cuyo cargo está desde hace más de dos décadas Editorial Eclepsidra— pone ahora en manos del autor que, en pleno auge de la autoedición digital, sigue confiando en el mundo impreso. El capítulo que presentamos a continuación es el primero de la segunda parte del volumen, en el que se describe cómo se inician los procesos que darán forma, finalmente, al libro, y se exponen las consideraciones que deberá hacerse el escritor que decida convertirse en editor.

Cómo editar y publicar un libro: el dilema del autor
Carmen Verde Arocha
Ensayo
Editorial Eclepsidra
Caracas, 2013
ISBN: 978-980-648048-3
202 páginas

¿Se dan abasto las editoriales?
¿Puedo crear mi propia editorial?

Editar y publicar un libro es la coordinación de procesos y operaciones (edición, producción, reproducción, distribución, promoción y difusión) realizados por expertos de diferentes disciplinas para transformar un texto en un número variable de impresos y llevarlo a los lectores.

Desde la era moderna, los autores han luchado por ser publicados en las editoriales con mayor prestigio y credibilidad en su lengua. Cuando el editor recibe el manuscrito, un “consejo editorial” lo revisa, evalúa y, luego de un tiempo de espera, responde al autor si el libro es o no publicable. Los motivos por los cuales un libro es rechazado pueden ser numerosos y variados, mucho más allá de la demanda que tengan que atender. La empresa se reserva el análisis de factibilidad editorial, cada una tiene criterios y consideraciones diferentes acerca de lo que publica.

Para quien somete su manuscrito a la evaluación de las casas editoras, resulta verdaderamente agobiante la dinámica del mundo editorial, y sufre un desgaste por la ansiedad de esperar no sólo meses sino, como en ocasiones ha ocurrido, años de incertidumbre y paralización, pues no tiene idea de cuál será el resultado de todo esto. Durante esta fase, recomiendo que el autor haga una solicitud de acuse de recibo y pasado un tiempo razonable se asegure de que la respuesta aún no le ha sido enviada. Además debería estar consciente de que no sólo es dejar su texto en la editorial sino que es imperativo cerciorarse de que éste ha llegado a las manos de la persona correcta.

Son comprensibles las demoras de las editoriales ya que cada día las oficinas de los editores reciben más y más solicitudes de publicación. Por más que ese sea su ánimo, éstas parecieran no darse abasto para absorber la oferta de nuevos contenidos. Inevitablemente, son muchos los textos que terminan en una pila de papeles no solicitados (slush pile) cuyo destino, en el mejor caso, es convertirse en papel reciclado.

Es conveniente que los autores, antes de enviar sus manuscritos a la editorial, entreguen un resumen del libro si son textos de creación como novela, cuentos, poesía, dramaturgia y ensayo (se recomienda incluir fragmentos de los mismos o una muestra de varios poemas). También deben anexar una breve biobibliografía y datos de contacto, para que los editores, si están interesados, le respondan o llamen solicitándole el manuscrito o informándolo sobre su destino.

Frente a la creciente demanda de espacios de publicación, muchos entusiastas afirman que la solución es crear más editoriales, lo que ha traído como consecuencia un aumento pero no un crecimiento del mundo editorial. Antes de dar un paso como este, es necesario considerar la responsabilidad que significa asumir este compromiso. Para emprender un proyecto editorial no es suficiente aspirar a publicar libros de calidad. Es indispensable tener un deseo interior que movilice e impulse tal acto. Dedicarse a la edición de libros es elegir una nueva forma de vivir. Lo difícil no es crear una editorial, que básicamente es un procedimiento legal nada difícil. Con la ayuda de un buen abogado no será un acto engorroso. La dificultad podría más bien consistir en concientizar que el editor nace y se hace, porque para ser un buen editor no es suficiente tener el anhelo de publicar sino la voluntad para trabajar con dedicación y la generosidad para apostar por el trabajo del otro, más allá de ser una oportunidad de prestigio o reconocimiento.

Ser editor es hallar una vocación de servicio, en un oficio al que uno se dedicará toda la vida. Se comienza a pensar y vivir en función de los libros. Crear una editorial no hace editor a nadie, aunque legalmente reciba esa designación. A un editor lo hacen el riesgo, el esfuerzo, la disciplina, la constancia y la entrega y los años de aprendizaje. Una formación universitaria que aporte herramientas profesionales no enviste a alguien de esta categoría. Sus elecciones serán las que verdaderamente lo hagan editor.

Preocupa porque en estos tiempos, donde todo el mundo hace de todo, son muchos los que se están dedicando a la tarea de publicar libros sin tener al menos la mínima experiencia. Y, de seguro, siempre fue así, pensarán algunos, porque los grandes editores cuando decidieron crear una editorial ni siquiera imaginaron en lo que se estaban metiendo. Fue el tiempo y el trabajo duro lo que hicieron de ellos unos profesionales de la edición. El trabajo editorial, hasta hace unas pocas décadas, se aprendía no en las universidades sino en el día a día de los talleres gráficos y de impresión. También está el caso de editoriales creadas por escritores decididos a publicar sus propios libros, y que con el tiempo terminaron publicando a los amigos, a los autores cercanos, y así fueron creciendo hasta tener un catálogo.