Letras
Nota del editor
Los poemas que siguen son una selección de este libro inédito del escritor peruano Leoncio Luque Ccota, quien ganara con este trabajo el Copé de Oro en la XVI Bienal de Poesía 2013, certamen que organiza desde 1979 la petrolera estatal de su país.
Igual que la extensión de tu cuerpo
Extractos

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Prólogo a la muerte de Matías Luque

La soledad hiela mis venas
El sol se enrosca como una serpiente
Alejandro Peralta

Levántate y olvida este efímero mundo.
Omar Khayyam, Rubaiyat

En el Ayllu Hachasullcata,1 en la estancia de Quencha
El susodicho: Matías Luque, insuficiente, roído por la muerte,
Ha llamado a los testigos, a familias enteras de esta jurisdicción
Donde ha forjado imágenes de vientos helados, sin cerrojo
A medianoche antes de que el aliento se enfríe en la garganta.
En esta Capital aimara, reino del folklore donde ha vivido despierto
Como un cuerpo deshabitado entre conjuros del pasado y del presente.
A los veinte nueve días del mes de octubre de mil novecientos
Cuarenta y uno,2
Deja la sombra de invierno como cuando el cuerpo se enferma
Al borde de la fiebre y el deseo raspa el alma inquieta de un ojo que parpadea.
Son las dos de la tarde en pleno viento de agosto, de tarde débiles
De balbuceos en que el parca despierta a la muerte,
Herencia de lo humano, espejo con que uno choca cada mañana
Con el viento trenzados de los eucaliptus al compás de la coca que chacchamos
Y que dicta la aspereza de nuestra voz ahogada,
Que devela la frontera de la vida y parece acabar entre insomnios y duermevelas,
Presentándose a los testigos de la vida, reblandeciendo los frutos de los insomnios
Que nos apuntan con su mirada fatal de soledad y soledad entre despedidas y entelequias,
Espantando al dueño del manto negro que debajo de los cabellos acaricia, la herrumbre del rostro cetrino
Cuando el sueño es la llave de otro sueño mágico sin retorno.
Con ruegos de avemarías y cánticos tristes al margen del cuerpo lloran los presentes,
Que tal vez no tengan imágenes de acierto en el dolor en que viven sobre un papel arrugado con noticias antiguas y amarillas.
Están a su lado aprovechando la oportunidad de la partida celestial:
Mariano, Jacinto, Juan, amigos de desengaño, a los cuales les lleva la delantera nada más —que así es la vida—, dice; gimiendo
Ellos, mayores de edad en cosas sólidas, tejen la vida en la mañana con tacto preciso en la pesca de la vida;
Son labradores de amor y hombres crédulos en casamiento
Y consejo de desacierto para la vida, ahora consolando desde esta mañana,
En que amanece todo en silencio de vida torpe,
En esta enfermedad purificadora que es arma secreta para estar despierto
Todos los días, con la muerte de teclado en mi pensamiento;
Que me consume en melancolía y remordimiento.

 

Prólogo de mi muerte uno

Es duro: pero la resignación hace más soportable
Aquello que no se puede cambiar.
Horacio, Oda

Yo Matías Luque Aruquipa3
Postrado entre quebradas experiencias
Vaticinando desdichas, usanzas, entre hojas de coca amarga.
Postrado, enfermo, estoy en cama de metal envejecido,
Entre pausas y lágrimas del silencio juyphi.4
En este momento anuncio estar en mi juicio
Como un yatiri5 sin oficio
En plena facultad y razón,
Para decir lo que pienso y siento.
Expreso que soy mayor de edad y casado
Con doña Catalina Huanca Sejje6
Hasta el último día de mi infortunio.
Dejo todo de mí, el mundo y su fuego,
El temblor de mi vida cercana para mis hijos,
El templo y el navío, para mi esposa
Y para los amigos la sabiduría que otorga
La forja de la amistad en el tiempo.
Y así surco por el canal de lo tranquilo al wiñaya pacha
Por la vida que me queda entre borrones miradas
Sin molestia alguna.
Como dije al principio,
Y si no dije, lo digo ahora,
Soy labrador de plumas sin acierto
E ideas ancestrales que la naturaleza confiere
A quien lo busca.
He vivido muchos guarismos
Por singulares caminos
Que no son suficientes
En esta edad caduca.

Soy peruano
Por todo los poros.
He caminado
Por indivisos lados y pasos
Surcando en el alba preñada de alegría
Para reconocer a los amigos
En las carencias y turbiedades
Ya en el crepúsculo
De los corazones deshechos.
He esperado la vida repicante
De verde pámpano y sequedad del altiplano.
He vivido en Quencha de suaves nubes
Como algodones oscuros,
Un lugar que ustedes no conocen y
No podrán conocer,
Donde la naturaleza
Es hermosa cortando los vientos
A toda hora.
Soy propietario de todo,7 las hierbas y árboles
De piedras, surcos y animales que surcan mis pasos
Soy propietario de mis sueños
Lo que dejo a mis hijos
Como herencia.

Estoy idóneo bajo una dolorosa queja
Que me hace temblar el comienzo del fin
Las familias desfilan como códigos morse
Sin decir nada
A pesar del lamento
Y mi voz triste que encaja en cada oído;
Dejo este lugar anticipadamente
Por voluntad propia para esculpir mí destino.

He acordado otorgar antes de tiempo
Mi testamento de paz conmigo mismo
Como un verdadero poema digno de redención
Sin defecto, como una hierba verde floreando
A favor de mis hijos que serán ecos en el mundo:
José,8 Ignacia,
Guillermo9 y Concepción,
Los que están a mi lado
Llorando de espanto parados en hileras
Que me parte el corazón reseco de vida;
Y los otros hijos, que tuve
Murieron
En primer matrimonio,
Como son Remigio, Domingo,
Manuela, Juana y Gregoria
Que florecieron solteros serpenteando por la vida
Y fallecieron cuando aún soplaba el viento de agosto
Con tanta fuerza desmadejando los techos de las casas
Sin excepción alguna en cólera de tambores y pututos.

 

Prólogo de mi muerte dos

Los fríos chicoteros de las heladas

Oh las moradas de la muerte,
atrayente aderezos
para el anfitrión de la casa, que solo fue huésped.
Oh dedos
el umbral de entrada tendiéndose
como un cuchillo entre vida y muerte.

Nelly Sachs, En las moradas de la muerte (poemas)

En primer casamiento cuando se amarillaba el campo
De una sequía de ala oscura y engañosa
Me casé con Feliciana
Con quien viví feliz estremecido de amor vegetal
Hasta que el viento convertido en guerrero indomable
Flanqueado con los ichus y lagartijas se lo llevó la apachita10
Guardián de nuestros sueños en un linajudo día.

Con Feliciana tuve una hija llamada
Calixta,11
La misma que murió casada con un corazón blanquecina
Con un tal Eusebio Uturunco12
Dejando mi garganta sin voz e hirsuta mi alma
Y mis ojos en diluvio de aflicción y tristeza temblorosa.

He mencionado todo, he descubierto las arterias de mi latido
y sus penas marchitas que suministran de un luto recién salido
he descubierto los latidos de mi corazón que desfallecen
Y si me falta algo decir algo
Diré después, en póstuma ternura
Cuando ondeen las sosegadas ternuras
Estoy agradecido a mi esposa e hijos
Por su amor de cielo azul desinteresado
De gratitud de ramillas tiernas del campo
Y de servicio como de ramaje de eucaliptos cubriendo del sol
Que me hicieron vivir la vida en avidez amor ardiente.
Por eso paso a manifestarles
En este epílogo de la mañana o de la tarde donde brotan heridas
Como de un surtidor de dicha
Para decir que la luz de mis ojos se retira, pero
Declaro ser impenetrable de corazón y cristiano de fe
Amo a mis ancestros y mis dioses tutelares.
Creo en todos los santos misterios que navegan por las parroquias
De nuestra santa madre
Iglesia, Católica
Apostólica, romana,
Bajo cuya verdadera fe
Y creencia he vivido,
Y protesto vivir y morir así,
Y no de otra manera.

Declaro, a través de estas lágrimas sólidas
Que igualmente soy hijo legítimo
De don Gabriel y doña Martina13
Y así inicio la aporía DE MI EXISTENCIA
De memoria testamentaria
Leída después de mi muerte.

 

Primera crónica testamentaria antes de mi muerte

Hecha a favor de mis hijos
Huancané, 3 de noviembre, 1941
Juzgado de Paz - Huancané - Puno.

La sombra me llama en el fondo de un espejo dormido
El sol desaparece devorado por la oscuridad
Considerando que soy casado al divino contagio
Y velado con Feliciana14 consorte del primer matrimonio
Que me lleva entre sus alas a un espacio eólico.
Con ella procreamos una hija llamada Calixta,
En feliz respuesta a nuestro matrimonio que duró para luego volar
Como el aire.

La realidad es un inmenso espacio donde la sombra
Nos arrebata la ilusión de una voz que nos ama
Con sus dientes picados pero filudos.
El dolor se acerca en gramática de balbuceo
Trato de fingir mi quebranto que me roba el pecho
En cada respiro donde se enreda mi lengua.

Casi no hablo mucho

Siento el sabor de una noche sinfónica de ranas que croan
Mi reino se desordena.

En segundo matrimonio es preciso decir,
Soy casado y velado
Con Catalina Huanca, de una voz tibia que circula por mis oídos
Que me mira con sus ojitos de pena
Reduciendo mi pena o incrementando
Desde hace treinta y cinco años
En los cuales procreamos diez hijos en plena luna llena
De los cuales otros hijos míos, se han alejado viajando a las estrellas.
Pero ahora están presentes cuatro
Dos hijas y
Dos hijos,
José, Ignacia
Guillermo y Concepción.15
En este viaje de partida volando a la región donde no hay vuelta
Me quedo solo,
El viento arrastra mi alma como las hojas secas
De los campos a un lugar sin destino incierto a pesar de mi fe.

Me acompañan con pena
Almas de otoño serrano y viento helado
Y llanto cerrado que adoro
A pesar del destino que espero, trágico para
Estos hijos con sollozos quebrados
Que son compañía grata ahora, pero qué será después sin mí en sus días
Jugando en el sonido del viento
Que escucho y es mi lamento.

Por ellos, mi aliento se vuelve ave mítica y roca azul que oculta la noche

Para estar solo con ellos de día como criaturas de la aurora
A los cuales lloro de impotencia, como hierba apacible con sus rocíos
Ante esta desgracia inclemente de la Parca.
Yo aparecí en este mundo confundido en la espuma del rio caudaloso
Del tiempo y la lluvia haciendo renacer la tierra reseca y partida.

Por eso declaro que soy propietario
Y heredero legítimo de mi lágrima y de esta tierra tendida como sábana
Fulgurante que me hechiza y deslumbra como los trinos salvajes de sus aves.
Yo soy de mis padres como soy de ellos, como un río sus laderas
Yo soy de mis abuelos, y de sus huesos infinitos perdido en la tierra
Quienes han dejado este mundo de manera ligera como un haz de luz desaparece de pronto en la oscuridad
Yo he cosechado los matinales días con sus prematuras sombras
Cruzando la apacheta sin saber si voy a regresar después de partir a lejanas tierras
Como lo harán mis hijos, sin saber si regresarán a esta tierra que yace apenas
Y sueña con sus hijos inmortales caminando sobre su tierra fértil.

Yo dormiré en la sombra sin muros de los silencios
Dejaré los terrenos libres que enmudecen bebiendo la sed de la lluvia
Que los abrasa de fecundidad bajo el wayra16
Viejo macho huracanado que siempre nos acompaña.
El cuerpo y el alma son frutas únicas que cuando se separan
Se alejan como las horas nocturnas en las noches.
Mi sonrisa es doliente exhalo tristeza muerta sin haber muerto
La sonrisa es doliente cuando el alma se aleja del cuerpo
Y vemos que nada llevamos de la triste forma de nuestro cuerpo
A pesar de haber adquirido la imagen de la tierra, sus aromas
Que han sido comprados para los hijos, para que ellos continúen
Con el ritual de la lluvia y la mamapacha.

Según la ley del pueblo de un artículo que no me acuerdo
Dejo todo en orden, sin débito alguno,
Dejo todo en claro
En este momento cuando mi sombra decae y sale a pasear
Convertido en mariposa, mi vida se mantiene
Aún no me sumerjo en la tormenta de viento oscuro
De mi cuerpo inmóvil
Me pongo fuerte
Como los eucaliptos se defienden de los vientos huracanados.

A pesar de mi desdicha funesta,
Se siente el olor de la muerte que encrespa mi alma
Aún me sobra la poca vida de un rayo en plena oscuridad
Para alumbrar por última vez e imprimirlo en la retina.
Los yatiris han señalado mi vida en hojas de coca doliente
Yo vi una flor como la luz espiritual de los poetas
Acariciado en besos continuos.

Yo he fracasado varias veces en el intento de no creer nada
En este viaje eterno de insurgencia yatiri
Padre mío;

Muchos amigos llegan como salidos de sombras
Y familias enteras
Se anegan en llanto de cota
Como salido de una tormenta.
Pero yo aguardo con esperanza mi muerte
Y permanezco atento como el sol
Que se anuncia en el morir,
Aunque los recuerdos huyan como lunthatas17
Y hagan daño mi alma
Como mordisco insepulto.

 

Notas

  1. Un ejemplo de la existencia del ayllu en las comunidades en estudio lo constituye el de Hachasullcata, al que se integraba la comunidad de Calahuyo. Esta comunidad fue en el pasado una parcialidad que al lado de otras, denominadas Quencha, Callapani, Accoccoyo, Totorani, Huayrapata, Chacacruz y Azangarillo, conformaba el indicado ayllu. Dentro del conjunto de dichas parcialidades, una de ellas representaba la capital —en el caso de Hachasullcata, la constituyó Azangarillo—, donde se concentraba una autoridad central identificada como el jilakata del ayllu.
  2. Fecha de la redacción del testamento.
  3. Matías Luque Aruquipa nació en 1881 y murió en 1941. Su madre era de Bolivia. Este apellido no existe en Huancané.
  4. Helada.
  5. Adivino andino de la muerte.
  6. Catalina Huanca Sejje, es la segunda esposa de Matías, a quien raptó muy joven, sin conocerla. Era la costumbre del tiempo.
  7. Gabriel Luque, padre de Matías Luque.
  8. José, hijo mayor de Matías Luque, que le robó el dinero, por lo que se enfermó y cayó enfermo, y por lo cual murió: de pena.
  9. Guillermo Luque Huanca, se casó con Damiana Ccota Quispe, con quien tuvo seis hijos.
  10. Montón de piedras que por superstición van haciendo los caminantes y los adoran.
  11. La primera hija de Matías Luque.
  12. Origen del apellido y papá del primer policía de Quencha, llamado. De quien Damiana Ccota estaba enamorada y de Guillermo Luque.
  13. Padres de Matías Luque. No existen las partidas de nacimiento en la municipalidad de Huancané de 1929 para atrás.
  14. Feliciana Zencara, primera esposa de Matías Luque que vivió hasta los 40 años.
  15. Hija menor de 9 años que murió después que falleció el padre: Matías.
  16. Viento huracanado, “viejo, pasa, pasa”.
  17. Ladrones.