Letras
Tres poemas

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Casi al principio, fue el Jazz

El despertador que vive sobre la mesita de noche
y lanza rayos láser hacia el techo
para decirme la hora en color rojo,
a veces escribe frases y cuenta historias mías
que yo ignoro.

Hay una muy antigua:
nada menos que del Cámbrico,
allá en la era Paleozoica,
cuando se dio la gigantesca
explosión de vida.

Éramos simples
Cordados los Humanos
por aquel entonces tan remoto,
pero ya nos reuníamos los afines
para compartir el avance
de las
afinidades.

Existía Ilha Vitória, aún sin nombre,
y el continente americano,
macho posesivo,
trataba de acercarse a hurtadillas nocturnas.

Se deslizaba
el atardecer de una solemne primavera
en sosiego indescriptible
roto apenas por el ritmo armonioso
del incremento de especies.

En lo más alto
de un florido promontorio
que alguno de nosotros denominó Penedo,
estábamos cuatro líricos épicos sentados en círculo
cordados entusiastas del equilibrio y la armonía:
cuatro poetas intentando
interpretar una música sabia
que acordamos nombrar
JAZZ.

Joaquim Machado, ángulo recto su rostro,
cerrado por la semicircunferencia del pelo,
tenía facilidad de palabra, le interesaba todo,
admiraba la belleza,
venía de abajo
y sabía.

Cecília Meireles
apoyaba la espalda en un tronco
de sapucaia,
guiaba a las hormigas pequeñas hacia el hormiguero
y observaba
con cariño maternal el incesante
crecimiento de la hierba.

Castro Alves, soñador enamorado
de la libertad,
recitaba poemas sociales a Cecilia
en el pabellón hospitalario de la oreja
izquierda
sin resultados amorosos
visibles.

Sobre la cima vegetal
en el aún no Penedo
de la aún no Vitória, ya Isla acogedora, sin embargo,
en el atardecer sereno
de una solemne primavera,
nos fuimos pasando la trompeta
de mi amigo Satchmo
los cuatro épicos líricos que
compartíamos la irreprimible pasión.

Nada más nacer la palabra,
allá en el Cámbrico,
fue la poesía;
y en cuanto la poesía fue,
fue el Jazz
y fuimos
los más apasionados.

 

Una larga noche en el Sertão

¿Qué hacía
farto do lirismo comedido
Bandeira, en el Sertão?

Me pregunto, ¿qué hacía aquella noche,
farto do lirismo bem comportado,
deseando ser un poeta salvaje
pez de aguas profundas
fiera en las interioridades selváticas;
qué hacía esa noche en el Sertão,
sonrisa insatisfecha
en falsa actitud latifundista?

El sueño era mío y él lo poblaba.
¡Abaixo os puristas!
¡Abaixo o lirismo namorador!
¡Abaixo o lirismo que capitula!

Siento aún el eco de sus palabras
en el pabellón de mi oído

 izquierdo
—el derecho oye distorsionado—
y me sumo a su protesta, calle arriba,
cenáculo literario abajo:

no quero mais saber do lirismo
que não é libertação.

El sueño de libertad
y de justicia
distributiva,

era mi sueño aquella noche en el Sertão.
Discutíamos Ester Abreu y yo
sobre algunos aspectos confusos
de Don Juan, bajando
a los infiernos para surgir de nuevo:
femenino, triunfante,
celestial.

Se desarrollaba el sueño
en un Sertão imaginario

que era la suma
de los Sertões de Jô:
arideces existenciales, aleph,
horizonte detrás del horizonte,

utopía.

En mis sueños
elijo a los invitados
a la espera
de que los invitados me acepten

a mí.

¡Bien, sea,
Manuel Bandeira, quédate!;
al fin y al cabo
mi admiración por tu obra crece y crece.
—No meio da noite despertei.
Profundamente.
Onde estão todos eles?
Onde está a estrela da manhã?
Meu verso es sangue.
Cai, gota a gota do coração:
grita, ríe, vive!, Manuel
y coincidimos en la función liberadora

detersoria
de la poesía.

Quédate en el sueño sertanejo,
quantos bancos de corais!
illas que a tormenta arrasa,
en este Sertão de Sertões

vozes do árido, semiárido e veredas,
imaginando con Ester y conmigo
el triunfo último de don Juan
convertido
en mujer.

 

Globalization

Usa, China, Japón, Alemania

Pude ser tu cómplice
en la cuadratura del círculo
y del triángulo
isós
celes.
Pude serlo
cuando rabia y osadía,
se enfrentaron con tus únicas fuerzas
al brutal
atropello dominante.

Palestina, Sierra Leona, Burundi

Pude ser
tu cómplice
en defensa de la cosa pública
puesta entre paréntesis por la rapiña privada.
En una parte
lo común y, enfrente,
el individuo aislado nutriendo su egoísmo.
Belleza acorralada de las flores,
de la ternura, de la solidaridad fraterna,
bajo un cielo atormentado
sobre una canción protesta.

Tayikistán, Swazilandia, Mozambique

Pude ser tu cómplice
pero no supe aprovechar la rara
ira
de la mano izquierda
bañada en el óleo inconformista,
rebelde,
de tu sangre de fragua,
la que templa el acero
de la espada.

Honduras, Surinam, Guatemala

Ahora es tarde, me dices,
languidece
la queja
entregada a la obediencia sumisa. El Papa
tararea mi canción.
Y la tiranía sigue
aquí y allá,
sana, salva y próspera.

Somalia, Etiopía, Bangladesh

Pude ser tu cómplice
contra quienes juntan riquezas,
genuinos
agujeros negros de todo cuanto
existe;
servidos por legisladores a sueldo,
sacerdotes del dios
dinero,
mercenarios de la inteligencia estéril
                                     y de la justicia sorda.

Haití, Liberia, Moldavia

Pude, y me duele el recuerdo de no haberlo sido.
Pude ser tu cómplice contra aquellos
que borran cualquier risa,
cualquier goce,
verdugos sin conciencia ni piedad,
que día tras día
desangran
corderos humanos.

Chad, Zimbabue, Zambia

Pude ser tu cómplice, y me duele saber
que para vestir a un rico
hace falta desnudar a mil, dos mil,
diez mil
pobres.

 

Globalization

(Traducido por el autor al portugués de Brasil)

Usa, China, Japão, Alemanha

Pude ser teu cúmplice
na quadratura do círculo
e do triângulo
isós
cele.
Pude sê-lo
quando raiva e ousadia
se enfrentaram com tuas únicas forças
ao brutal atropelo dominante.

Palestina, Serra Leoa, Burundi

Pude ser
teu cúmplice
em defensão da coisa pública
posta entre parênteses pela rapina privada.
Numa parte
o comum e, em frente,
o indivíduo isolado nutrindo seu egoísmo.
Beleza encurralada das flores,
da ternura, da solidariedade fraterna,
sob um céu atormentado
sobre uma canção protesta.

Tajiquistão, Suazilândia, Moçambique

Pude ser teu cúmplice
mas não soube aproveitar a rara
ira
da mão esquerda
banhada no óleo inconformista,
rebelde,
de teu sangue de frágua,
o que tempera o aço
da espada.

Honduras, Suriname, Guatemala

Agora é tarde, me dizes,
elanguesce
a queixa
entregue à obediência submissa.
O Papa
cantarola minha canção.
E a tirania segue
aqui e lá,
sã, salva e próspera.

Somália, Etiópia, Bangladesh

Pude ser teu cúmplice
contra os que juntam riquezas,
genuínos
buracos negros de todo quanto
existe;
servidos por legisladores a salário,
sacerdotes do deus
dinheiro,
mercenários da inteligência estéril
                                                       e da justiça surda.

Haiti, Libéria, Moldávia,

Eu pude, e dói-me a lembrança de não ter sido.
Pude ser teu cúmplice contra aqueles
que apagam qualquer riso,
qualquer gozo,
verdugos sem consciência nem piedade,
que dia depois de dia
dessangram
cordeiros humanos.

Chade, Zimbábue, Zâmbia

Pude ser teu cúmplice, e dói-me saber
que para vestir um rico
faz falta despir mil, dois mil,
dez mil
pobres.