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Redes sociales y blogs: fantasmas que incomodan a los círculos del poder

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Redes sociales

Desde el comienzo de los años 2000 el modo como la gente accede y procesa la información que le ofrecen los medios ha cambiado de manera radical. El fenómeno está ligado a un cambio profundo en los medios y la diversificación de las fuentes de información. Todo esto ha sido posible gracias a Internet, que ha ofrecido a los consumidores de información, canales que les han permitido asumir posiciones más críticas.

Así lo resalta Olga Rodríguez, defensora del lector del periódico español El Diario, para quien “Internet ha originado una novedad importante en el periodismo: la aparición de la reacción de los lectores, de forma inmediata, sin filtros ni cortapisas”. Esto cambió la dinámica en el ejercicio de informar, pues “antes de Internet los receptores eran casi invisibles”. Con el traslado de los diarios a Internet, los lectores pudieron comenzar a manifestarse “sin ningún filtro, de forma instantánea, mostrar su postura, su acuerdo o desacuerdo, subrayar errores, corregir datos”. Atrás quedaron los tiempos en los que una “aristocracia de opinadores [lanzaba] sus ideas” y como éstas no podían ser controvertidas por los lectores, el periodista formaba a la opinión pública a su antojo.

La aparición de la ventana de comentarios ha permitido a los lectores tomar la palabra y manifestar, sin filtros ni cortapisas, sus reacciones de forma inmediata. La visualización de las posturas de los lectores ha favorecido la democratización en la formación de la opinión pública, porque éstos incluyen en su percepción de los hechos, de los que se enteran por los medios, la visión que sus pares tienen de los mismos. En síntesis, la emergencia de la ventana de comentarios ha llevado a que informar y formar a la opinión pública deje de ser un acto “unidireccional”.

Siguiendo esa lógica podría decirse que los comentarios que los lectores de noticias y columnas de opinión hacen a diario en los portales informativos hacen hoy parte de la información, que nos ofrecen los medios en su versión virtual.

El primer hito que se registró en los últimos veinte años, dentro de la oleada de cambios sucedidos en los medios de información, fue la aparición del Real Audio. Este dispositivo técnico permitió a los radioescuchas comenzar a escuchar emisoras en línea que se encontraban al exterior de su territorio. Según el portal Ehow en Español, que documenta la historia de la radio en Internet, la primera emisora que se valió del Real Audio fue la emisora de la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, que produjo la primera emisión de radio en línea en 1994. En cuanto a las emisoras de Internet, Radio HK de California fue la primera. Esta emisora se creó para difundir los trabajos de bandas de música alternativa, que no llamaban la atención de la radio musical comercial.

En lo que toca a los periódicos, el portal NewsPaper informa que el primer periódico digital del mundo fue el Daily Oklahoma, de Oklahoma, Estados Unidos, que se mudó a una plataforma digital en 1993. Después le siguió The New York Times y luego el Daily News. En 1994, el diario The New York Times estrenó su servicio vía Internet, lo que dio paso del “diario impreso al de formato electrónico”. Se dio de ese modo inicio a la era de los diarios interactivos, en los que se volvieron comunes los foros especializados, los chats, las encuestas en líneas y la participación regulada de lectores.

Dentro de ese contexto, como lo resalta la investigadora social de la Universidad Nacional del Rosario Natalia Raimondo Anselmino, que estudió el comportamiento de los lectores en línea de los periódicos argentinos El Clarín y La Nación durante 15 años, surgieron las expresiones “¡Envía tu comentario!”, “¡Responder a este comentario!”, “¡Denunciar este comentario!”, “¡Califica esta noticia!”, “Noticias más leídas”, “Más comentadas”. Para esta investigadora, esas son “las voces con las cuales los diarios online, casi a gritos, invitan a sus lectores al “diálogo” con ellos.

Fue dentro del plano de una estrategia de márquetin, cuyo objetivo principal era el de retener y atraer lectores en línea, como la mayoría de los diarios del mundo terminaron creando espacios de intervención y participación del lector. Cada periódico creó su propia estrategia. Unos le apostaron a la evaluación de la noticia con un me gusta o no me gusta. Otros se concentraron en presentar el escalafón de las noticias más leídas del día.

En cuanto a los comentarios, Raimondo Anselmino afirma que fue La Nación Online la que optó por abrir sus páginas virtuales a la opinión de los lectores, abriéndoles una ventana de comentarios para que expusieran directamente debajo de las noticias sus puntos de vista. Esta iniciativa lo convirtió en el primer diario del mundo que permitió a los lectores tomar la palabra.

Con Internet el acceso al periódico y la escritura en él, privilegios históricamente reservados a la clase media educada y a las élites ricas, se volvió accesible a una franja de público más amplia. Amplios sectores sociales han pasado así de ser espectadores marginales del proceso de generación de opinión, para comenzar a intervenir en él, en el escenario mismo donde se lleva a cabo su producción: el medio de información. Internet le ha permitido a los destinatarios de la información impactar de forma significativa la manera como los medios producen sus noticias.

Eso ha introducido innovaciones en las políticas editoriales de algunos diarios, como la adoptada por un diario pequeño, publicado en el condado de Litchfield, en el estado de Connecticut, en Estados Unidos. Según Leah Silver y Nicole Martinelli, The Register Citizen —en su afán de conservar sus lectores y aumentarlos— ha acuñado la política de “transparencia extrema”, que consiste en “permitir a lectores ser parte de reuniones editoriales”. Al adoptar dicho comportamiento, el periódico busca mejorar la precisión en el manejo de la noticia, minimizar los errores, corregir rápidamente aquellos que se cometen, adaptar contenidos según la preferencia de su público y obtener información importante de éste (IJNet).

Pero el gran salto en materia de democratización de la información y de producción de opinión ha sido el blog. Este recurso le ha permitido a un sinnúmero de personas apasionadas por el ejercicio que conduce a la generación de opinión pública, pero que no tienen acceso a un espacio en la nómina de columnistas de un diario, de crear ellos mismos su medio de información y de influir sobre el público. Con el auge del blog entra en escena el prosumidor de información, pues el bloguero es al tiempo productor de opinión, promotor de la producción de opiniones ajenas y regulador y orientador de éstas.

La aparición del blog refrescó el mundo de los medios, pues los blogueros se han dado a la tarea de interpretar las noticias, de recrear y de informar sobre aquellos temas que los medios tradicionales no informan. Si bien un alto porcentaje de los blogs se centran en temas light y técnicos, también hay un alto porcentaje de blogueros que se han dedicado al análisis de la realidad social y la vida política de cada país, arrebatándole a los medios tradicionales su rol de orientadores y formadores de la opinión.

Desde los medios periodísticos tradicionales se insiste en que los blogueros no son periodistas. Sin embargo desde a mediados de la década 2000, los blogs han ganado una gran notoriedad como medios alternativos de información. El fenómeno ha tenido fuertes efectos en el mundo del periodismo formal. Según el periodista y bloguero Juan Varela, el auge de los blogs se debe a que:

  1. En la era digital, la blogosfera representa el nuevo espacio para el ejercicio de lo público;
  2. Los blogs permiten la comunicación directa entre los ciudadanos más activos de la sociedad;
  3. La blogosfera le permite a la persona intelectualmente inquieta construir una identidad de dominio público;
  4. La entrada en escena del blog le ha permitido a los activistas sociales crear comunidades virtuales, que si bien son coaliciones frágiles, su elasticidad les permite moverse alrededor de intereses y motivaciones muy concretas y vitales, que giran en torno de valores comunes.
  5. La blogosfera permite desinstitucionalizar las relaciones en materia informativa. Dentro de ese contexto la actividad comunicacional se rige sólo por los intereses comunes, gobernados por las relaciones virtuales
  6. La blogosfera le permite a los individuos crear una narrativa propia a la hora de tratar los temas que les interesan, o sobre su propia vida, socializando con sus lectores y comentaristas o con quienes se enlazan a su blog (ver blog Periodistas21).

Ha sido tan efectiva la actividad del blogueo en materia de tratamiento de la información que, según Raimondo Anselmino, El Clarín focalizó su relación con los lectores a partir de una plataforma de weblogs, estimulando al lector a producir contenidos bien estructurados sobre temas de interés general o particular. Una estrategia parecida parece tener el periódico El Heraldo de Barranquilla, donde hay una invitación que estipula: “ Únete a nuestra red de bloggers”.

El papel de los blogs como herramienta de educación política está bien precisado en el trabajo de José Luis González Esteban, profesor de la Universidad Miguel Hernández de Alicante España. En su análisis de la victoria de Barak Obama en las elecciones de 2008, en el Estado de Carolina del Norte, un estado que vota tradicionalmente conservador, González Esteban resalta que una de las claves de Obama consistió en montar un equipo de blogueros profesionales, que trabajó sin parar para generar análisis positivos sobre sus acciones y contrarrestar, con análisis argumentados, los ataques de los formadores de opinión hostiles a su campaña (revistasocialesyjuridicas).

Otra prueba de la efectividad de los blogs como herramienta de información alternativa es el periódico The Huffington Post, lanzado en 2005 a partir de una confederación de blogueros liberales, que querían controvertir los contenidos de portales como Drudge Report. El portal se convirtió en un sitio de información alternativa exitoso y en febrero de 2011 sus fundadores Arianna Huffington, Kenneth Lerer y Jonah Peretti lo vendieron a America Online (AOL) por 315 millones de dólares.

La historia de The Huffington Post, las elecciones de los Estados Unidos en 2008 y el caso del blog Generación Y, de Yoani Sánchez, dan testimonio de manera fehaciente del lugar que hoy ocupa el blog en el mundo del debate político.

Sin embargo, la emergencia del blog significó apenas un primer paso en lo que concierne a la historia de las herramientas virtuales para el ejercicio activo de la ciudadanía. Dicho proceso se aceleró con la aparición de las redes sociales y particularmente con el auge de Facebook. Estas herramientas han transformado el ejercicio de la presión ciudadana sobre los actores de poder, pues para influir sobre los gobiernos, sobre las empresas o sobre los medios, los ciudadanos no están hoy obligados a crear grupos formales de presión. Como lo resalta Juan Varela, la tendencia de hoy consiste en crear comunidades virtuales, que se multiplican rápidamente, visibilizan un fenómeno, generan un impacto en la opinión pública y “desaparecen una vez conseguidos los objetivos propuestos”.

Por eso no es ilógico que en el portal español Puro Marketing se afirme terminantemente que “las redes sociales han transformado el papel de los medios de comunicación”, o que la agencia EFE sostenga que, en países como los Estados Unidos, las redes sociales son “un nuevo y rentable termómetro político en las elecciones”.

En efecto, como lo precisa Liliana Gómez, Internet está influyendo fuertemente en la movilización sociopolítica de los ciudadanos. Esto puede traducirse en el mejoramiento de su participación en la vida política de los países y en el mejoramiento de la democracia, pues Internet ha puesto a disposición de los ciudadanos una serie de dispositivos que “permiten desarrollar una comunicación bidireccional entre todos los que están interesados” en el debate social.

En lo que concierne a los medios de información, Gómez destaca que Internet los ha revolucionado, porque puso a disposición de las personas un abanico de herramientas que han sido fundamentales para “genera nuevas formas de comunicación”. Estas herramientas han forzado cambios sustanciales en las prácticas de los medios masivos a la hora de informar al público. Esto era improbable que sucediera en el pasado, pues los medios a “través de su historia” han sido —y siguen siendo— “predominantemente unidireccionales” (Monografías).

 

Redes sociales y movimientos sociales: el caso del paro agrario colombiano

El 26 de agosto de 2013, después de haber participado de un cacerolazo en Bogotá en apoyo a los campesinos que realizaban el paro nacional agrario en Colombia, Juana Gonzales Alonzo envió a sus amigos virtuales un mensaje, que resulta revelador sobre lo que significan las nuevas dinámicas sociales, que han emergido con las redes sociales: “Estoy sorprendida. En realidad las redes sociales sí han logrado lo que la izquierda nunca ha podido. Me siento muy orgullosa por esta movilización. Yo también salí con mi ollita a protestar”.

El cacerolazo de apoyo a los campesinos fue convocado a través de las redes sociales y aunque González Alonzo no se hubiese dado cuenta, al origen de la convocatoria estaban los sectores sociales, que componen la izquierda colombiana. No en vano Juanita León sostuvo en La Silla Vacía que “con el paro, el Polo gana fuerzas”, porque con los bandazos dados en el manejo del paro, el presidente Santos “le está haciendo la campaña al Polo”. En opinión de León el paro se convirtió en “un escenario de campaña para hacer explícitas” las tesis del Polo, que fue —según ella— el único sector político que salió ganador de la protesta, porque el presidente Santos —con sus acciones equivocadas— se convirtió en “su mejor estratega de campaña”.

Dejemos de lado el asunto de los posibles cosechadores de los beneficios políticos del paro agrario colombiano para volver al asunto de cómo las redes sociales y los blogs morigeran al poder y lo regulan de manera eficiente. Sin duda alguna un buen ejemplo de eso es lo que pasó en dicho paro.

Sobre la manera como los manifestantes explotaron las redes sociales para agitar el paro, el diario El Pilón de Valledupar puso a disposición de sus lectores una muestra bien lograda, sobre cómo la gente se valió de las redes sociales para agitar la manifestación, controvirtiendo las posiciones del gobierno y usando el humor y el insulto como medio de propaganda. Como bien lo documentó El Pilón, en las redes sociales abundaron “las críticas al gobierno de Juan Manuel Santos y a sus contradicciones frente al paro agrario”.

Por su parte la BBC resaltó el rol que jugaron las redes sociales para despertar la solidaridad de los sectores urbanos con la protesta. Su reportaje resalta la manera como a través de ellas se difundieron “las denuncias de abusos por parte de las fuerzas de seguridad” contra los manifestantes, en su determinación de mantener abiertas las vías que conectan a las regiones productoras de alimento, con las principales ciudades y los puertos del país.

Las imágenes de los abusos cometidos por parte de las fuerzas policiales difundidas por Twitter y Facebook ayudaron a forjar un sentimiento de simpatía hacia a los campesinos, que se manifestó en dos etiquetas virtuales: “Lo que es con los campesinos es conmigo” y “Yo me pongo la ruana”. La indignación por los abusos de la fuerza pública y la actitud despreciativa que asumió el gobierno frente a la protesta llevó a que sectores sociales urbanos convocaran vía Twitter un “cacerolazo nacional en favor del paro”.

Otro ejemplo de la manera como la gente ha usado las redes sociales para hacer sentir su solidaridad con la protesta e influenciar a los medios sobre el carácter justo de las demandas de los campesinos quedó patentizado al día siguiente del cacerolazo. Ese día el bloguero Simón Posada recogió en su entrada, en el tradicional diario El Tiempo, el espíritu de un póster que había hecho carrera en Facebook a lo largo de la semana del paro. El objeto de la postal era contestar una frase del presidente Santos, que negaba el levantamiento campesino. A la frase de Santos “ese tal paro nacional agrario no existe”, le respondió un creativo anónimo, que sostenía: “El paro nacional agrario no existe” y “tampoco existe el presidente que niega el paro”.

El juego de palabras fue recogido por Posada, que desarrolló la idea, imprimiéndole a la frase del presidente un contenido político subversivo. Según posada “El paro agrario no existe”, como “Tampoco existe el presidente que salió a decir que el paro no existe. Y aun peor: no existe el país que gobierna ese presidente que no existe”.

Sin exagerar se podría decir que fue gracias a las redes sociales como los sectores afectos y participantes del paro lograron invertir el reporte de fuerzas. A partir de ellas se desarrollaron una serie de acciones que hicieron bajar al presidente de su torre de marfil y lo forzaron a tomar en serio dicho movimiento social. A eso contribuyó, sin duda, la frase desafortunada que resaltamos anteriormente, a la que los internautas le dieron un giro deliberado que reorientó su sentido retorico-político. Con el paso de los días la frase del presidente se retornó contra él y, como concluye Posada, al negar el paro “Santos embistió con su lanza y, sin darse cuenta, se la clavó él mismo”.

En otros tiempos la frase desafortunada del presidente Santos no hubiese alcanzado esa capacidad de impacto propagandístico. Nadie hubiese podido, después de aislar la parte explosiva de la frase presidencial del resto del discurso y de complementarla con una frase de su cosecha, ponerla a correr por el mundo sin desembolsar una suma cuantiosa de dinero. Sin embargo, gracias a las redes sociales, la gente del común terminó mandando el mensaje de que el presidente al negar el paro negaba también su capacidad de dirigir al país. El creativo de garaje, que aprovechó el resbalón de Santos, nos demostró que en épocas de redes sociales el poder no sólo pasa por los palacios presidenciales y la capacidad de modelar la opinión pública no pertenece únicamente a los medios tradicionales de información.

Valiéndose de la frase desafortunada de un discurso presidencial, los activistas de las redes sociales pudieron echar abajo, como bien lo anotó Yolanda Reyes en su columna de El Tiempo, la “negación presidencial y mediática” de “ la crispación creciente que se apoderó del campo”, mientras “Bogotá ni se enteraba”. Las redes sociales pusieron en evidencia “la negligencia de los medios” tradicionales, que sobre la materia trataron de informar al país valiéndose solamente de los comunicados redactados por “los jefes de prensa palaciegos” y las opiniones de los funcionarios gubernamentales responsables de la política social.

Sobre la manera como en las redes sociales se minó la posición del gobierno, usando el propio discurso del presidente, Vanguardia Liberal anotó: “En las redes sociales se burlan del gobierno de Santos (...) por sus contradicciones frente al paro agrario”. La nota fue ilustrada con una variedad de pósteres y mensajes recuperados en las redes.

De otro lado, como lo registró un reportaje del periodista Juan Carlos Agiar, de Noticias Univisión, las redes sociales fueron claves para denunciar la brutalidad de las fuerzas policiales contra la protesta campesina. Las imágenes difundidas allí generaron la indignación de amplios sectores urbanos, que se valieron de ellas para movilizar el apoyo citadino al paro. Así lo mostró la BBC en un reportaje en el que se destaca que las redes sociales fueron esenciales para despertar la solidaridad de los habitantes de las ciudades frente a los problemas por los que pasan los habitantes del campo.

Por su parte Caracol Radio informó que Alejandra Manrique convocó en Alemania “a una manifestación a través de las redes sociales para demostrar que desde la distancia también apoyan el paro”. En Montreal, diferentes actores sociales convocaron a una manifestación y jornadas de reflexión frente a la Catedral de Notre Dame para apoyar el paro. En fin, para direccionar las acciones de solidaridad en diferentes partes del mundo, se creó una página en Facebook: la página Solidaridad Internacional al Paro Agrícola Colombiano. Allí se difundieron fotos, videos, caricaturas y todo lo relacionado con la manifestación.

En conclusión: las redes sociales sacaron al paro agrario colombiano del congelador al que lo quisieron meter tanto el gobierno, al negarlo, como los medios de información tradicional con un cubrimiento parcial y parcializado. El vuelo que alcanzó la protesta, cuando se apropiaron de ella los activistas de las redes sociales, y el temor a que ésta se transformara en un gran levantamiento social en su curso por ellas fue lo que llevó a los editores de la revista Semana a preguntarse: “¿Son los paros la chispa de una ‘primavera’ a la colombiana que, como en el caso árabe y de la plaza Taksim en Turquía, buscan profundas transformaciones democráticas? ¿Constituyen las marchas de apoyo a los campesinos el equivalente nacional de los Indignados europeos y de Wall Street que se levantan contra el sistema económico? ¿O la combinación de paro agrario y marchas urbanas puede explicarse con las mismas claves de rechazo a los políticos que caracterizaron las protestas recientes en Brasil? ¿O, más bien, son protestas sectoriales que defienden intereses específicos y son manipulados por otros intereses a la hora de salir a la calle?”.

Parece ser que los editores de dicha revista esperaban que fuera lo último; por eso no dudaron en sostener que “en la ‘rabia’ colombiana hay de todo un poco”, pero ésta no “clasifica en una manifestación de indignados”, aunque existan “quejas económicas contra los tratados de libre comercio y las medidas de liberalización de los mercados”.

Sostuvieron los editorialistas que, si bien es cierto que hay “una constelación de grupos” que se movilizan para hacer oír sus quejas, este movimiento no se compara con “la reacción de 4 millones de brasileños”, que salieron “a manifestar su descontento contra la clase política”.

En todo caso, tuvieran o no razón los editorialistas de Semana, lo único que dejó claro el paro es que en Colombia las redes sociales están contribuyendo con la creación de una ciudadanía activa, que está vigilante y atenta de lo que sucede en el país, y que parece estar dispuesta a movilizarse cuando se hace necesario denunciar aquello que considera injusto.

El hecho es en sí solo una buena noticia. Sobre todo después de la profunda destrucción del tejido social que se produjo después de la década de 1980, en el marco de una guerra sucia que criminalizó la protesta social de los actores civiles, en el afán de ganarle —a como diera lugar— la guerra a la insurgencia armada.

Finalmente, como lo resaltó Diana Espitia, una comentarista de pósteres de Facebook, las movilizaciones sociales nos están demostrando que Internet, como medio de comunicación masiva, es una herramienta de alto valor estratégico. Ella, con todos sus derivados y con las posibilidades que ofrece para la articulación de medios de comunicación e información alternativos, les permite a las personas formar sus puntos de vista sobre la realidad que lo circunda, a partir de atalayas diferentes.

Gracias a ella, aquellas personas que no tienen los medios suficientes para comprar un periódico o el tiempo suficiente para ver tv pueden terminar informándose de lo que está pasando en su país y el mundo a partir de lo que les comparten sus amigos, de lo que leen en los foros o de lo que les hacen llegar blogueros, que se dan a la tarea de promocionar sus puntos de vista sobre los sucesos cotidianos.