Artículos y reportajes
“Estrategias de supervivencia”, de Carlos Manzano
Estrategias de supervivencia
Carlos Manzano
Cuentos
Libros de Certeza, 2013
88 páginas
Estrategias de supervivencia, de Carlos Manzano

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El aragonés Carlos Manzano, con su libro de relatos Estrategias de supervivencia, hace buena la máxima de Gracián de Lo bueno, si breve, dos veces bueno, porque sus 88 páginas, que reúnen relatos brevísimos, microrrelatos de apenas una página algunos, con otros más largos que nunca superan las diez, son una dosis de más que buena literatura.

Conocía literariamente a Carlos Manzano a raíz de una excelente novela anterior, Lo que fue de nosotros (2011), y en Estrategias de supervivencia, nombre de uno de los relatos que integran el volumen y da nombre al conjunto, no hace más que confirmar su extraordinaria valía como escritor.

Si no se escribe para cambiar, o conmocionar, mínimamente al lector, resulta ocioso el ejercicio literario. Carlos Manzano aplica esa regla a su literatura y reúne en este volumen un conjunto de relatos políticamente incorrectos y protagonizados por personajes que nada tienen de ejemplares. Un adicto a los coches de alta cilindrada que deniega el auxilio a una víctima de la carretera (“Auxilio en carretera”); un japonés que agradece a su prostituta que se vista como una colegiala (“Una historia del Japón”); un cliente que compra los favores sexuales de su hija a la que encuentra por casualidad tras muchos años de distanciamiento (“El regreso de la hija pródiga”); un tipo que convive con una muchacha exhibicionista y de pubis hirsuto (“Estrategias de supervivencia”); una muchacha que tiene un pecho más grande que otro (“Insolente simetría”); un cobarde que se venga de su amigo violento cuya pareja desea (“La ley del más fuerte”); alguien que se enamora de una mujer simplemente por su nombre (“Brenda”); un padre que no puede evitar enamorarse de su hija (“Padre enamorado que mira a su hija”); más la relación personal del autor con su ciudad de Zaragoza (“Crónica de una ciudad solitaria”) o las opiniones del autor sobre el estado actual del cine a través de La meprise de Jean Luc Godard (“El vertiginoso declive del cinematógrafo”) son algunos de las inclasificables piezas cortas, todas perturbadoras, que integran este libro de relatos que no tiene desperdicio.

No me molestaba que me apretara las muñecas con el empeño de un grumete novato ni que me colgara de los pezones pinzas cada vez más pesadas y rígidas, ni siquiera que anudara a mis tobillos unas gastadas cuerdas de liza que ya no valían ni para empaquetar bultos inservibles. Lo verdaderamente insoportable era que, tras vendarme los ojos y forzar en mi torso un gesto de absoluto abandono, no saliera de su boca la más tímida imprecación...

Escritos la mayor parte de ellos en primera persona, a modo de confesión, entre la ironía y la descarnada crudeza, los originales relatos que integran Estrategias de supervivencia son excepcionales piezas literarias magníficamente armadas que entran como dardos en la garganta al lector y le provocan todo menos indiferencia. Maravillosa literatura retorcida.