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Poemas

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Mientras tú mi amor tienes a Miami Beach

Tengo una selva,
Un áfrica,
Tengo a Somalia,
Al Congo,
a irán
y a Pakistán,
A todos juntos creciendo
En la grieta de mi alma.

Existen leones, hienas,
Chacales que muerden el pecho,
me saborean las entrañas,
Existen niños armados con ojos de marfil
Que juegan con pistolas y sollozan
En una habitación entristecida.

Existe un ejército que golpea mis murallas.
Ellos trabajan diariamente picando la piedra,
rugiendo exhaustos,
Explotan mi corazón como mina de coltán.
Una carreta y piedra negra, mañana me colgarán.

Las habitaciones son frías,
Un himno patriótico se levanta,
Mi sangre es un arroyo contaminado por el carbón.
Mi raza es descendiente de los monos,
En mi espalda llevo una herida,
Ella encaja con el látigo,
En mi cuello un grillete.
Los niños están llorando en mi hígado,
se arrastran Hambrientos,
Mientras las moscas les prueban la boca...

Tengo una selva,
Un áfrica,
tengo a Somalia,
Al congó,
a irán
a Pakistán
A todos juntos creciendo en mi alma.

Mientras tú mi amor
Tienes medias de seda con encaje italiano,
Un cigarro con filtro de marfil fino,
Pequeños proxenetas de Viena
Sentados en tu sala alejandrina

En ti vive una colonia londinense
En edificios con grutas espaciosas,
Ellos tienen pequeñas alambradas
Campos de concentración,
Para divertirse con una copa de ginebra.
Por tu sangre se desplazan como en la autopista,
Limosinas rosadas, Mercedes Benz
Y un jet aerodinámico...

en ti viven reporteros holgazanes
que ojean el New York Times,
tú, rostro de valla de Wall Street,
tú, una esfinge de Estonia,
tú, una meretriz de Lituania.

¿y yo?
yo tengo una selva,
Un áfrica, tengo a Somalia,
Al Congo, a irán y a Pakistán,
A todos juntos creciendo
En la grieta de mi alma.
Mientras tú mi amor
Tienes a Miami Beach,
Ámsterdam y a Beverly Hills inyectando tus venas.

 

Madre

Ella solitaria
Marcha en un auto hacia la frontera,
en las montañas se escuchan disparos
Los rebeldes cruzan las puertas

Yo de niño tomaba mi maleta
Huía por las callejuelas,
Llevando una botella de ron
Observando las estrellas.

Dormía debajo de los puentes
y araba las cisternas
Una crisálida me robó
el amor por las siestas

Tenía miedo de volver a casa
Había osos en los valles,
Una cabra mugía en el campamento,
Por eso bebía con frecuencia
Ahora el riachuelo
Trae bayas y nueces,
Ahora el río trae una
Serpiente negra

Todo está perdido
Los rebeldes allanan el casón,
Incendian los pasillos,
Hay luz, hay luz

El auto está detenido
Tu maleta hecha jirones,
El pasaporte está en la cisterna,
Con tus pequeñas jeringuillas,
Tus curas y tus navajas de bronce.
La multitud irrumpe en la avenida,
Tu cabello ondeado por la brisa,

La ciudad está destruida,
Todo arde,
Todo está deshecho,
Ahora puedes encontrarme

A casa, a casa
En tus brazos
Ahora puedes llevarme

¡Madre, tengo hambre!

 

El canto de Anne Boni

Ya no habrá piratas ni navíos
Todos naufragaron en la costa
Barba Negra y Henry Morgan
Ahora beben vodka y hacen el amor
Con la pequeña Anne Bony.

Las lágrimas nunca se petrificaron,
La brizna ardió en la hojarasca,
Creíste ser sol aún eclipsado en el horizonte
Nunca la espuma ascendió como pompa,
Nunca el ancla se atascó en los corales

Anne Bony está hastiada de brandy,
Con sus calzones rotos,
Con la mirada turbia,
Sus piratas están ebrios.

En popa la joven Mary Read escribe poemitas
Pensando en hadas y codornices.
Ebria y lujuriosa Anne Bony le asesta un golpetazo en la cabeza
Para que no piense más en imaginerías.

Ya no habrá piratas ni navíos.
Todos naufragaron en la costa
Barba Negra y Henry Morgan
Ahora beben vodka y hacen el amor
Con la pequeña Anne Bony.

Nunca hubo galeones,
Nunca amor,
Nunca costas,
Ni peñas,
Nunca nada estuvo arruinado
Los piratas en verdad amor
Por tu costa nunca, nunca arribaron.