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La caricatura en los contextos escolares

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¿Cómo puede emplearse la caricatura en los procesos de enseñanza y aprendizaje? El abordaje de la caricatura contribuye a la formación disciplinar y humanística de los individuos, debido a que es un discurso polifónico en el que convergen acontecimientos, voces e ideologías. La misma diversidad de temas hace que este texto humorístico trate hechos sociales, culturales, económicos, políticos, educativos, religiosos, entre otros, desde diferentes miradas. Es por ello que constituye un (pre)texto para llevar a cabo discusiones disciplinares, sociales y éticas más complejas en las aulas de clase.

La caricatura ha sido estudiada por disciplinas y campos de conocimiento como la comunicación, el arte, la antropología, los estudios culturales, la psicología, la semiótica y los estudios del discurso, entre otros, que la definen desde múltiples acepciones. En comunicación, por ejemplo, se asume como un género de opinión. Algunas perspectivas de los estudios del discurso, por su parte, la significan como un discurso humorístico multimodal que puede articular sistemas visuales y verbales (Londoño, 2013). Sus propósitos —o intencionalidades comunicativas— son variadas: ridiculizar, ironizar, satirizar, entretener y criticar, entre otros. Un elemento convergente en estas acepciones resalta el empleo de lo humorístico como estrategia discursiva para comunicar los mensajes. Y entiendo aquí lo humorístico —en contraste con el humor— como una acción discursiva pretendida e intencional (Calsamiglia & Tusón, 2012). De tal forma, el enunciador que construye la caricatura imprime de manera intencional elementos humorísticos para llevar a cabo su propósito comunicativo.

Un recorrido histórico por el origen y la evolución de la caricatura devela cómo este texto, de un espacio más personal, pasó a convertirse en un fenómeno mediático. De tal forma, hasta mediados del siglo XVIII, antes de aparecer las publicaciones periódicas, la caricatura circulaba “de mano en mano” y en algunas ocasiones de manera clandestina. Décadas después se transformó en un importante medio para la opinión pública gracias a la evolución de la prensa. Lo anterior ha atraído el interés de algunos investigadores de variadas disciplinas quienes estudian la caricatura desde la inter, multi o transdisciplinariedad. De tal forma, se han realizado indagaciones de estos textos gráficos a través del análisis del discurso y el análisis crítico del discurso (Medrano, Vásquez & Salguero, 2008; Rodríguez & Velásquez, 2011; Gómez, 2012; Sánchez, 2012; Méndez, 2013), los estudios sociales interculturales (Guerrero, 2008), la semiolingüística (Pedrazzini, 2012) y la historia (Ibarra, 2006), entre otros.

En este sentido, la caricatura opera como un instrumento informativo —de opinión—, propagandístico y de crítica que permea el panorama social y cultural. Se estructura a través de mecanismos discursivos icónicos y verbales simplificados, prácticos y concisos; esto es lo que facilita la comprensión que los lectores realizan del texto. Tradicionalmente, la caricatura —caracterizada desde el género discursivo descriptivo— exagera ciertos rasgos físicos o morales de las personas al acentuar sus posibles “defectos”, lo que genera el efecto cómico. También presenta ciertos acontecimientos o situaciones que le imprimen, incluso, un estilo narrativo. Es por tal motivo que circulan textos humorísticos en los que se presentan únicamente retratos de personas con rasgos físicos exagerados: labios, cejas, ojos, nariz y dientes. De igual manera, en otros casos en los que no se distorsionan tanto estas facciones, la caricatura hiperboliza gráfica o verbalmente el acontecimiento. En este sentido, la hipérbole se define como una figura retórica que tiene como propósito intensificar el significado en dos posibles direcciones: aumentándolo o disminuyéndolo (Beristáin, 2001, p. 237). La caricatura de la ilustración 1 distorsiona algunos rasgos del actual presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.

Caricatura de Juan Manuel Santos (Vladdo)
Caricatura de Juan Manuel Santos (Vladdo).

 

 

Estudio crítico de la caricatura

Una de las formas gráficas más empleadas para construir y presentar la caricatura es la viñeta: un recuadro delimitado por líneas que, en el caso de los cómics y otras narraciones gráficas, presenta un instante de la historia. Incluso, estos textos incluyen estructuras propias de los cómics como globos o bocadillos en los que se presentan enunciaciones, pensamientos o diálogos. De ahí que la caricatura pueda constituirse a través de dos grandes dimensiones claramente definidas: la verbal y la visual. Una de las propuestas que se abordan para realizar estudios semióticos-discursivos de la caricatura es la construida a partir de cuatro niveles de análisis: contextual, estructural, semiótico e ideológico (ver cuadro 1). Éstos, a su vez, se configuran a través de dos dimensiones: la denotativa y la connotativa. La primera hace relación a los significados explícitos, exactos y evidentes que se construyen de la imagen, mientras que lo connotativo es aquello que se sugiere, es decir, lo posible de ser interpretado de otra manera. Esta última dimensión presta atención a los implícitos que el texto propone.

Cuadro 1: Niveles de análisis de la caricatura

Nivel de análisis

Categorías

Preguntas

Dimensión

 

Contextual

Enunciador

Enunciatario

Medio de publicación

Acontecimiento

¿Quién construyó la caricatura? ¿A qué lector va dirigida?

¿En dónde y en qué fecha fue publicada?

¿A qué acontecimientos (sociales, políticos, religiosos, económicos, educativos) se ancla?

 

Connotativa

 

Estructural

 

Líneas

Puntos

Representaciones cromáticas

Técnicas visuales

 

¿Qué elementos estructurales configuran la caricatura?

 

Denotativa

 

 

 

 

 

Semiótico

 

 

 

 

Temas

Elementos visuales (Figuras retóricas)

Elementos verbales

Intertextualidad

Actores

¿Cuál es su tema?

¿Qué elementos visuales presenta el texto?

¿De qué manera se organizan las formas icónicas?

¿Qué enunciados o elementos verbales acompañan las imágenes?

¿Se dan relaciones intertextuales?

¿Qué actores se caricaturizan? ¿Cuáles rasgos físicos o morales se exageran?

¿Por qué se distorsionan tales facciones?

¿Qué relaciones se establecen entre las dimensiones visual y verbal?

 

 

 

 

 

Connotativa

 

 

 

Ideológico

 

Lectura preferente

Intencionalidad

Ideología

Historia

Representaciones sociales

Estereotipos

¿Qué lectura preferente sugiere la caricatura?

¿Cuál es su intención comunicativa?

¿Qué ideologías (de clase, género o raza) (re)construye el texto?

¿De qué manera se ha abordado en el tema en otras caricaturas a través de la historia?

¿Produce el texto estereotipos o representaciones sociales excluyentes?

 

 

 

Connotativa

 

El nivel contextual tiene que ver con las condiciones de producción de la caricatura: enunciador, enunciatario, el medio de publicación (físico o virtual) y el acontecimiento que posiblemente originó la propuesta humorística. Describir esta escena enunciativa, desde la dimensión connotativa, hace que el analista ubique en tiempo y espacio el texto a estudiar. El nivel estructural, por su parte, permite caracterizar de manera detallada los elementos que componen la imagen: líneas, puntos, representaciones cromáticas, técnicas visuales, entre otros. Esta fase del análisis es denotativa y consiste en identificar las características explícitas de los componentes gráficos de la caricatura. El nivel semiótico tiene como finalidad analizar los elementos visuales (como las figuras retóricas) y los lingüísticos (como diálogos o pensamientos) del texto; de igual manera, se determinan los temas o tópicos, las relaciones intertextuales y los actores que se presentan. Finalmente, el nivel ideológico permite (re)conocer la intencionalidad del texto y sus implicaciones políticas e históricas. Estos dos últimos niveles de análisis son connotativos, debido a que interpretan y explican la caricatura desde una postura discursiva y crítica que pone el foco de atención en los significados implícitos del texto.

La anterior propuesta de análisis permite develar los códigos sociales, culturales e ideológicos inmersos en la caricatura; es allí en donde emergen las representaciones y estereotipos, en muchos casos dominantes, que se cristalizan tanto en los textos como en los modelos mentales de los lectores. Es por ello que este recorrido analítico permite a los estudiantes construir sentidos de las caricaturas de manera sistemática y crítica.

 

Efectos de lo humorístico: entre imágenes y crítica

Los efectos de lo humorístico son complejos pues la caricatura puede ser empleada como un (contra)lenguaje que expone y critica hechos políticos, económicos o religiosos. Asimismo, rechaza y trata de subvertir el orden social desigual y hegemónico. Además, critica los estereotipos arraigados y cristalizados en la sociedad sobre grupos minoritarios históricamente excluidos. Al respecto, la caricatura política posee esta vocación deslegitimadora. La ilustración 2 es un ejemplo de una mirada crítica en torno al discurso político.

Caricatura política. Fuente: Discurso político en las redes sociales
Caricatura política. Fuente: Discurso político en las redes sociales.

Esta caricatura fue extraída de la web, específicamente de un blog dedicado a la comunicación política. Bajo el título “Comunicación política. MX”, este sitio virtual presenta textos de opinión acerca de la imagen pública, la comunicación política y la publicidad. La caricatura es una de las imágenes que acompañan el escrito titulado “Discurso político en las redes sociales”. No se evidencia ninguna referencia de autoría del texto humorístico. Cabe decir que, debido a su libre acceso por la ubicación en la Web, esta imagen se presenta también en otros escritos relacionados con el discurso y la comunicación oral.

La descripción estructural de la imagen destaca la presencia de una boca grande que desde un atril se dirige a un grupo de orejas pequeñas que escuchan atentamente. La caricatura presenta la boca detrás del atril y éste se encuentra, a su vez, sobre el planeta Tierra. De la boca sale un globo que indica el discurso que se enuncia; éste se estructura a través de la partícula “bla” reiterada varias veces (bla, bla, bla, bla).

Desde el nivel semiótico podemos observar que la caricatura presenta como tema o tópico el discurso político. Éste se relaciona con “los aparatos y las instituciones del poder político, tanto el hegemónico como los poderes alternativos que producen resistencia” (Haidar, en Londoño, 2012). La caricatura se construye sobre una figura retórica denominada sinécdoque. Para Helena Beristáin (2001) la sinécdoque es una “figura retórica que forma parte de los tropos de dicción y que se basa en “la relación que media entre un todo y sus partes” (Lausberg)” (p. 474). La autora clasifica la sinécdoque en generalizante, es decir, aquella de naturaleza deductiva que expresa lo particular por medio de lo general. Y la particularizante —de naturaleza inductiva—, que presenta lo general por medio de lo particular. La caricatura anterior se configura a través de dos sinécdoques particularizantes, pues muestra el todo (sujeto-sujetos) a través de la parte (boca-orejas).

En este sentido, la boca configura el todo del sujeto (el político) y las orejas conforman el todo de los demás actores (el pueblo). Es interesante observar la posición abierta de la boca y cómo ésta se muestra de un tamaño mayor al de las orejas. Lo anterior connota una ubicación de poder y jerarquía, no sólo de la imagen en comparación con las otras (orejas) sino del sujeto mismo que relaciona: el político. También es relevante anotar que la ubicación de las imágenes: boca en la parte superior de la caricatura y orejas en la inferior, contribuye a tal sentido de polarización y jerarquía sociales. De igual manera, el color blanco del fondo sirve para que las imágenes destaquen. El empleo de esta figura retórica tiene que ver tanto con los efectos de lo humorístico como con la generalización de los sujetos, es decir, al representar el político únicamente con la boca, se hace alusión a que no se habla de un solo actor sino que se involucran otros más.

La presencia del atril, por su parte, contribuye a reforzar esa polarización jerárquica entre los sujetos (político-pueblo); es importante recordar que la historia de este objeto identifica sus frecuentes usos en los contextos religioso, político y académico. De esta manera, el atril ubicado en la parte media de la ilustración supera las acepciones de practicidad: ubicar documentos, computadores, entre otros, y (re)configura el espacio para crear una línea divisoria entre el enunciador y los enunciatarios. El atril está situado sobre el planeta Tierra, espacio inmediato que hace alusión al poder y a la influencia que los políticos y sus discursos tienen en el mundo. Debajo se encuentran las orejas que no se observan dispersas, lo que connota un sentido de atención y sumisión por parte de los ciudadanos.

Se evidencia, además, como imagen de mayor jerarquía, un globo que integra gráficamente el discurso que enuncia el político. Este indicador discursivo presenta, a manera de texto, una serie de partículas reiteradas: la sílaba “bla”, cuya acepción indica que el discurso no es de importancia, legitimidad y “verdad”, sino todo lo contrario: irrelevante, vacío y mentiroso. La disposición tipográfica de las sílabas que usa variados tipos de letras es cónsona con las múltiples estrategias de demagogia que caracterizan algunos discursos políticos. En suma, esta caricatura presenta una visión crítica frente a las enunciaciones de los políticos, pues las representa como alocuciones que no tienen contenido y profundidad, es decir, que están configuradas por palabrerías excesivas o “verborrea”. Igualmente, pone en abismo la pasividad con la que muchos de los ciudadanos recepcionan tales textos políticos de manera acrítica.

 

Caricatura, exclusión y dominación

Otro efecto de la dimensión humorística tiene que ver con lo opuesto a lo anterior, es decir, la caricatura puede emplearse para (re)producir ideologías, estereotipos e imaginarios altamente nocivos, excluyentes y dominantes de ciertos grupos sociales. Esto hace plantear que dicho texto no es un discurso ingenuo o de simple entretenimiento.

Lo que para muchos es un simple juego de lo humorístico sin “malas intenciones”, es en realidad una de las maneras en que se (re)construyen las ideologías dominantes. Las ideologías son sistemas de creencias (sociales, políticas o religiosas) que los grupos o movimientos tienen sobre el mundo. Dichas creencias compartidas guían la interpretación de acontecimientos y condicionan las prácticas sociales de los miembros. Pueden ser negativas (creencias populares pero equivocadas, falsas y engañosas), o positivas, como las creencias de oposición feministas o antirracistas (Van Dijk, 2003). ¿Cómo se aprenden, adquieren o modifican? Al leer y al escuchar los discursos de los otros miembros del grupo, por las informaciones de los medios de comunicación, a través de los libros de texto y la publicidad, en las conversaciones cotidianas, entre otros. En suma, a través del uso del lenguaje, es decir, por medio del discurso. El ejemplo de la ilustración 3 sirve para ampliar lo anterior:

Caen 5 pirámides en Pasto. Blog Matador Cartoons
Caen 5 pirámides en Pasto. Blog Matador Cartoons.

Esta caricatura fue construida por el caricaturista colombiano Julio César González Quiceno, Matador, y publicada el 10 de noviembre de 2008 en el periódico El Tiempo, época en la que el caso de las pirámides fue muy “sonado”, pues en este mes múltiples oficinas de garaje de dicho negocio de captación ilegal de dineros empezaron a desaparecer sorpresivamente. En la cobertura realizada por los medios de comunicación nacionales se señalaba a Pasto como una de las ciudades en donde miles de ahorradores “vieron esfumar sus sueños de enriquecimiento fácil”, tal como lo presentó Caracol Radio en la edición de su página web del día 12 de noviembre de ese año.

La caricatura presenta una periodista que entrevista a un habitante de Pasto y le pregunta acerca de los motivos por los cuales invirtió mucho dinero en las pirámides: “¿Por qué invirtió tanto dinero en la pirámide?”. La respuesta del hombre, quien se muestra afligido por la situación, es: “Por ‘pastuso’ ”. Sin duda, la propuesta humorística de Matador es discriminante, ofensiva y abusiva pues contribuye a (re)producir el estereotipo —muy arraigado y cristalizado en Colombia— de los habitantes de Pasto como personas ingenuas, incautas e ignorantes; creencia que, desde la caricatura, es compartida y naturalizada por los mismos “pastusos”. Sin duda, esta representación ampliamente diseminada en Colombia ha hecho que los habitantes de Pasto sean “protagonistas” de múltiples textos humorísticos racistas, clasistas y sexistas. De tal forma, la caricatura de Matador encarna una creencia popular equivocada y engañosa compartida por varios grupos sociales en el país.

 

Cierre: La caricatura en contextos escolares

Las instituciones educativas deben propiciar el desarrollo del pensamiento crítico y la argumentación a través de estrategias de comprensión lectora de todos los discursos que circulan en la sociedad. Lo anterior quiere decir que la mirada analítica debe extenderse a esas otras prácticas discursivas no incluidas ampliamente en los escenarios escolares, como la caricatura. Esta es un tipo de discurso que a través de lo humorístico, la persuasión y la descripción puede generar procesos de compresión inferenciales y críticos; de ahí que la enseñanza y el aprendizaje de su abordaje sean tareas para las instituciones educativas. Estos procesos no sólo pueden darse desde las asignaturas de lenguaje o lengua materna, pues la misma variedad de temas que aborda la caricatura permite que su estudio se instale en otras áreas de conocimiento. Incluso pueden estructurarse proyectos de aula en torno a este texto que involucren campos como las ciencias sociales, la historia, la filosofía, la ética, la semiótica, el análisis del discurso, entre otros. En suma, el estudio crítico de la caricatura permite que los estudiantes comprendan otras formas del decir y del pensar de la realidad y del mundo.

Publicado originalmente en el periódico colombiano El Nuevo Día (2013).

 

Referencias

  • Beristáin, Helena (2001). Diccionario de retórica y poética. México: Editorial Porrúa.
  • Calsamiglia Blancafort, Helena y Amparo Tusón Valls (2012). Las cosas del decir. Manual de análisis del discurso. Barcelona: Editorial Ariel.
  • Gómez, Diana Rocío (2012). La caricatura política en torno a la construcción de la imagen de Álvaro Uribe Vélez: recursos metafóricos, metonímicos y transtextuales. Ponencia presentada en el Segundo Congreso Internacional Viñetas Serias: “Narrativas gráficas: lenguaje entre el arte y el mercado”. Argentina.
  • Guerrero, Juan Carlos (2008). “Caricatura y performance en los diálogos interculturales”. Revista de Estudios Sociales, Nº 30. Bogotá, pp. 46-57.
  • Ibarra, Hernán (2006). Trazos del tiempo: La caricatura política en Ecuador (1948-1963). Ecuador: Museo de la Ciudad.
  • Londoño Zapata, Oscar Iván (2012). Los estudios del discurso: miradas latinoamericanas I. Ibagué, Colombia: Universidad de Ibagué.
    (2013). “Lo obvio y lo obtuso de la caricatura”. La Cuartilla, Nº 93. Ibagué, Colombia: Universidad de Ibagué.
  • Medrano, Jéssica, Ivonne Oriette Vásquez y Margarita Salguero (2008). “La representación del político salvadoreño en las caricaturas de Carlos Ruiz (RUZ) y Ricardo Clement (Alecus)”.
  • Méndez Rondón, Juan Camilo (2013). “La interpretación de la caricatura política: un asunto de cultura política”. Zona Próxima (18). Revista del Instituto de Estudios en Educación de la Universidad del Norte, pp. 46-59.
  • Pedrazzini, Ana (2012). “Dos presidentes bajo la mirada del dibujante satírico: el caso de la caricatura política y sus recursos en dos producciones de Francia y Argentina”. Revista Antítesis 5(9), pp. 25-53.
  • Rodríguez Camargo, Doris Patricia y Ana Margarita Velásquez Camargo (2011). “Análisis crítico del discurso multimodal en la caricatura internacional del periódico The Washington Post”. Cuadernos de Lingüística Hispánica. Nº 17.
  • Sánchez Guevara, Graciela (2012). “La caricatura política: sus funcionamientos retóricos”. Revista Razón y Palabra.
  • Van Dijk, Teun A. (2003). Ideología y discurso. Barcelona: Editorial Ariel.