Letras
Del libro inédito Los marcados días de la lluvia

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La última hoja

La hoja terrenal, madura y blanquecina
se desliza, con el viento, por las alturas.
—Una vez más y seré libre —piensa,
mientras la suavidad de la brisa la eleva
hacia la lejana altivez de la nube.
Debajo, su árbol natal, la naturaleza.
Debajo, el bosque que afirma su vínculo de hierro.
Debajo, el candor del suspiro que llama a los enamorados.
Debajo, la sementera que fluye bajo la sórdida afonía del agua.

La hoja terrenal sigue su viaje,
ahora roza y lame el vértigo de los pájaros.
Avista el humo que cubre los tejados.
El otoño que silba su vocabulario en la noche.
El ardor de las casas que fluye por las ventanas.
La farola que se enciende a lo lejos
y unos niños que cantan bajo la luna.

¡Llueve!
Las gotas tocan su pecho reseco,
se siente frágil y cae sobre la tierra.
Ahora vuelve, para siempre, al polvo sin la vida.

 

Ella viene a verme

A mi amiga Efi Cubero

Ella viene a verme desde todos los ángulos del beso.
Un buque atraca en la tarde, en algún lugar de la dársena;
dentro, los marineros juegan a inventar naufragios;
dentro, los marineros llaman a las novias de cada puerto.
Viene a verme y me trae noticias desde sus ojos claros,
me trae su luz impenetrable,
su sonrisa que sucumbe ante los espejos.
Dentro del buque, los marineros fuman la pipa de la paz;
dentro, los marineros amarran los cables centenarios;
dentro, los marineros cantan con la voz de los puertos.
Ella viene a verme con sus manos al vuelo,
danza en sus parámetros de espuma y me sonríe;
viene a verme desde su sonrisa
y una luna de dientes me entrega en un beso.
El buque sigue atracado en dársenas vacías;
dentro, los marineros cantan con la voz del mar;
cantan como un coro de voces en la bruma;
cantan como si en este atraque remontara la primavera.
Ella viene a verme,
viene a verme con todo su amor por delante,
—dentro, los marineros remontan el oleaje— el oleaje.