Letras
Globos de colores

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Cuando la noche era demasiado fría para sus débiles huesitos, mami estuvo allí, tratando de explicarle a un pequeño niño por qué su cuerpo era más débil que el de los demás. Cuando su pecho ardía por correr detrás de los otros niños, mami estuvo allí, tratando de explicarle a un pequeño niño que su corazón era especial y que debía ser cuidado mucho más que el corazón de sus amiguitos. Cuando aquel niño la vio bailar y su corazón latió de manera extraña, mami estuvo allí, tratando de explicarle a un pequeño niño lo que era el amor, y cómo le regalaría latidos a su corazón especial.

Ella era su vecina, una pequeña niña de trenzas detrás de su cabeza. A él le gustaba mirarla bailar en las clases de danza en las que mami lo había inscrito como única actividad física. Él amaba el baile, y todos amaban el que algo le entusiasmara tanto.

Él siguió mirándola bailar, y mil soles se pusieron; cuando él ya casi no era un niño, ella aún seguía bailando en el centro de la sala. Y él la miraba.

Y su corazón ganaba un nuevo latido con cada vistazo.

Un día él fue a verla ensayar para un hermoso musical, él estaba muy atrás y mami y papi se sentaban a su lado, compartiendo miradas conocedoras y esperanzadas, felices porque veían la felicidad que le producía a su hijo ver bailar a aquella niña. Y antes de darse cuenta, él estaba junto al escenario, y sonreía porque ella le sonreía.

Ella pensaba que él era mejor bailarín, y todo mundo pensaba que él era realmente bueno. Pero cuando ensayó para el musical, su corazón especial no lo resistió, y su cuerpo bailarín se desplomó sobre el pequeño escenario.

Y todo mundo pensó que sería el fin.

Luego en el hospital él supo que ya nunca le dejarían bailar de nuevo, y cuando se lo dijo, ella respondió que bailaría por él, y que él bailaría a través de ella. Entonces, en medio de la habitación de hospital, ella bailó porque eso le hacía feliz, mientras él capturaba nuevos latidos con cada vistazo.

Él pensó que sería el fin.

Dijo que aunque ya no le quedaban muchos latidos, y aunque se sentía mal al tener que atarla a alguien que estaba muriendo, su corazón especial la quería, y siempre pertenecería a su lado. Ella dijo que iba a tomarlo y cuidarlo por siempre. Entonces él la besó torpemente, y ella estuvo muy sorprendida.

Él le dijo que de todas maneras no era justo tener que cuidar un corazón tan enfermo. Y ella miró al cielo y pensó en globos. No esos globos a los que arrojas al cielo y regresan, y que vuelves a empujar alto, pero ellos siguen cayendo. No. Ella pensó en los hermosos globos de colores que flotaban en el cielo y se tensaban contra las cuerdas que los mantenían en tierra. Un día esos globos iban a reventarse, y su vida como globo terminaría, pero aun así, no había nadie a quien no le gustara sostenerlos mientras duraran.

Fue cuando ella dijo que su corazón era especial y que estaba feliz de poder sostenerlo. Y que este no era el fin.

La noche antes de que un hombre con su corazón especial muriera, mami estuvo allí, aun cuando no necesitaba explicarle nada a un gran hombre, ella estuvo allí. Y una hermosa mujer bailarina también estuvo, danzando en medio de la habitación de hospital, cargando a un pequeño niño con un corazón ordinario, a quien un día le explicaría que papi tuvo que irse porque su corazón era muy grande para este mundo. Y él capturó sus últimos latidos de aquel momento.

Y luego, su corazón especial se detuvo.