Donde jamás estuve
Ha vuelto a nuestra puerta
el que dimos por perdido
parece que jamás hubiese tenido que partir
No pregunten dónde estaba
pues la voz se le tornó ronca
y la memoria vulnerable
Después de todo
ir o venir es sólo un punto de vista
y la ausencia es un corto paseo avezado
a las inflexiones del silencio
una línea que define el horizonte
cóncavo
convexo
un viaje sin predestinación a través de las grietas
por las que el sol declina
A nuestros ojos todo es incongruente
a sus ojos todo es idéntico y ya nada es igual
El helecho se marchitó
la tinta se seca
adherida a la pluma apartada
sin volver a surcar el papel
Las mantas están decoloradas
una arruga surca la frente y se refracta
en los días de vigilia
El tiempo
punto indefinible
la brisa se levanta y tras lo que se lleva
deja arena en los ojos
Mi mirada está fija en una cortina de visiones
Hace mucho que no oro
hoy siento la imperiosa necesidad de hacerlo
La vieja tela cae sobre mí al caer la noche
sudo fría y copiosamente
pronuncio después de mucho
el nombre de Jesús
y me sumerjo en una paradoja
tras un momento de contrición
Voces
En la madrugada sanarán mis heridas
ya no seré buscador de revanchas
la creí árbol de buen fruto
abrió las ramas de mis ojos y los lamió
Simboliza una culpa desnuda
en mis sueños está pálida bajo el cielo raso
se desata las trenzas
en la estampa de un mundo sin lunas
Se acercó de una manera distinta
caminó en pos de mí y probó de mi plato
ha plenado el mundo de granos de café
y exprime naranjas en mi boca
La envidia es un río bordeado de helechos
aquel sueño trae olores de primera vez
cantos de primer día
Detrás del fogón de mi memoria
besa la tierra donde dicen que nací
mientras juegan cartas los viejos
Los oye brindar
mientras desentraña las entrañas de la madrugada
Exhalación
No sé si volver
pero si lo hago y veo que ya es tarde
no lloraré
Ahora tengo los ojos cosidos
soy un entorno de naturalezas muertas
Ella es concupiscencia
y engorda como cerda
Mientras copula
su leche fluye y se almacena
en las muescas del pecho
Se ensombrecen aquellos días de fiesta
el vicio se hizo a la noche
como la lengua a sus aureolas
Ahora es día de juicio final
todo ha muerto
con el único propósito de resucitar
Una mañana
Las esferas de fuego que abriga en sus cuencas
me encontraron de pie
me coloqué en su frente
tenía cara de vidrio y manos trémulas
Aparte
el resto de los sentidos aún duerme
en el abisal saco del sopor
Soy un pensamiento
avanzo hacia los restos del día
tropiezo con el hambre de mi padre
y sus horas ásperas
Trato de emanciparme
pero no puedo salir de este dédalo desquiciante
Al redibujarse el alba el lastre no será distinto
Esta mañana es como cualquier otra
pero yo no la percibo igual
Fría
la ansiedad se suspende
el día pasa de largo y la noche llega
como por inercia
como por un accidente
que separa y une los párpados
Sus manos corren la cortina y miran la luna
ahora puedo mirar a través suyo
en las mañanas que simbolizan
mi resurrección
Morichal
El techo debió quedar más alto
y más contraídos sus cráteres
así
lo que sembré
podría esbozar un poco de libertad
y podríamos soñar con torbellinos de hojas
Sonreiríamos y nuestra voz sería meliflua
Todo crecería
aunque el cielo esté cargado de ácido
la lluvia no semejaría un llanto
de lanzas cruzadas
de flores contra el cemento
Grita la gente afuera
el agua rasguña los cristales
todos tienen hambre y miedo
Más allá del llanto
los morichales derrotados
tratan de alcanzar una torre eléctrica
que les señala la afrenta
en su carrera hacia el cielo
Errática
Como su estrella es roja
sé que no puedo confiarme
Errante y errática
vuelve a expulsar su aliento
para castrar sueños
me desarropa
me arranca la piel
mientras juega con mis labios
mi psiquis es una plastilina
macera las hojas caídas de mi voluntad
En las noches jóvenes
nubla mis ojos enfermos
Pécor
Un camino lleva a la montaña
hay cielos que duermen en ella
mi boca se quiebra
la tormenta enmudece con labios vibrantes
Mientras los ríos cambian de curso
recuerdo la manera de mirar al mundo
Hay mucho sin ti de truenos y truenos
que no dicen nada
A los oídos que son un adorno
los ahoga el sonido del madero
y la piedra canta sus deslaves
El pan sobre la mesa hace añorar
al África niña y su tierra sagrada
Tengo sal en la boca
lastima la herida
la tersura de su piel ha nacido
para corroer mi alma
no hay nada dulce cuando se vacían los ojos
y un paso sigue al otro y al otro
sólo por hacerlo
en este mundo pequeño
Aflicción
Releí todas sus cartas
eran mariposas sobre la hoguera
a veces somos náufragos de sueños
a veces levamos anclas
sobre sus turbios cursos
ave cansada
sobre las aguas de la muerte
Hora de cenar en casa de los burladores
inhalo el olor de este hogar
palpo el vacío entre las paredes
beso las mejillas del asco
Acércate
que mientras escribo
la alegría vuelve a echarse a mis pies
como manso perro
los niños se descalzan
portan una fuente de caramelos
y la bendición de las lágrimas
que no se marcan
Fugacidad
Concédenos la voz de lo imaginario
la verdad carece de importancia
lo importante es vanidad
Tenemos perlados los labios
con un rocío de espejismos
anida en mí la mentira
se hilvana sin dejar de vociferar
Observen cómo se transfigura
no lo hagan con sarcasmo
estamos ante el verdadero opio
de este mundo triste
Cestas vacías
Hay una guitarra rota
al lado de una retrospectiva
de la contracción que recoge la memoria
Siempre veremos tres mujeres
una de ellas saluda
una fuga eterniza su pañuelo
y lo acopla al vacío
La brisa parece que eriza el agua
creo que bordea el jardín y sigue
Una barrera pétrea y la distancia
serán contenedores del cielo
un eje solitario demarca lo “lejos”
Será un saludo a lo invisible
de las redes que jamás llegarán al agua
y en su inacción parecen pasmar todo
en un cuadro de antaño
unas velas azules
y una guitarra sin cuerdas