Letras
Elegía

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I mourn’d, and yet shall mourn with ever-returning spring.
Walt Whitman

“había todos los colores de rosas, claveles, también en todos los colores, margaritas, yerberas, lilas, según Mayte, una que parece una espiga y es de color rojo intenso, aves del paraíso, orquídeas, lirios en todos los colores, girasoles, gladiolas en varios colores también (yo sólo las recordaba blancas y anaranjadas), esas que les ponen a los bouquet de novias que huelen rico, no sé cómo se llaman, varios tipos de crisantemos (unos llamados pompones, según Gisela) y las dalias que tú decías, en fin, todo un jardín para papá y un festín para el colibrí. Saludos y un abrazo”.
Correo de mi hermana Evelyn
describiendo los arreglos florales en el funeral de papá...
1/8/2009

 

Preludio

A la víspera partías,
una cascada vacía
onda en la distancia
mi hermana decía:
“Padre ha muerto”
yo no lo entendía
pero salía al acto.
Agua en las ventanas
aunque no llovía,
y un silencio blanco
¿a qué hora morías?
¿Y en casa, que dicen?
Ya a nadie oía.
Tomé el primer avión
tan pronto salía
Y creí que tardaba
pero no, ya venía.
Y mi hija lloraba,
su dolor dolía,
y madre no estaba,
porque ya dormía.
No creí encontrarte,
pero aún te oía
Y vinieron todos,
tantos conocías.
¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo?,
nadie lo creía.
Coronas florales, apenas cabían
a ellas “aire en el aire”, el pájaro,
que el poeta decía
Y “aire en el aire”, el viento
que en la piel sentía
vértigo del momento,
súbita caída, víspera de penas,
y sin despedidas...

 

“Aire en el aire”

Pablo Neruda, “Oda al colibrí”

El colibrí navega el aire
y traza una estela audible.
Iridiscentes sus alas
se esconden de la lenta mirada
y así es aire en el aire cuando,
irreverente, entra al jardín
que te han hecho tus dolientes.
No sabe que estamos de penas,
Por eso trae alegremente la vida
sin vértigos, plena...

 

Despedida

Ya no pude describir
las vibraciones de marzo,
ni el agua marina en el viento,
ya no pude.
Las escenas con tantas voces
quise reproducirlas,
ya no pude.
Se oyeron, se vieron,
saltaron con todos los ruidos,
palabras del último encuentro.
Estabas triste al verme partir
y te dije que volvería, pero no pude.
Tengo esta pena,
como si te hubiera mentido,
es que no llevé provisiones
para el camino de regreso.

 

La noticia

“Approach strong Deliveress!”.
Walt Whitman

Antes llegó la llamada,
cascada vacía por caer,
corrí a la vía para llegar.

Mañana de marzo, la luz comienza a cambiar
y el aire se impregna de ese olor a raíces,
como de cebollas.
Poco a poco se funde el hielo en los recodos,
el sol calienta las ventanas cerradas.
Marzo. La calidez, con letargo, regresa.
Ya se oyen algunos pájaros exploradores:
el tordo, el petirrojo, las tortolitas.
Al anochecer, aún los búhos anuncian sombras.
Esta mañana, a la luz nueva del mes,
el cielo está frío, claro y limpio,
pero, como si lloviera,
se nublan de vapores las ventanas...
Recuerdo que siempre te oí decir
que nadie muere la víspera sino cuando le toca,
pero te has ido el día anterior,
tan pronto, nunca debió tocarte.

Esa víspera se llenó de pasajes inciertos
Y ya no supe qué hacía
Y si aquí yo perdí el punto de encuentro,
allá mi hermano sintió que le robaban abril,
y a todos...
El futuro tomado a la fuerza,
un destino sin provisiones.
Y ahora, ¿qué haremos
cuando abril llegue sin la brisa,
cuando el olor a raíces nuevas
se quede otra vez enredado
en el jarrón de tus cenizas,
sujetas aún a los puños de la vida?

Sólo una tarde para alcanzar el sur.
Una tarde apenas
en que la que sólo tengo silencio
para el dolor de mi hija.

Ya no estás en la habitación
que ocupabas
mientras se te iba la vida.
La vida, movimiento
que ya no tenías porque
el vértigo se apoderó de ti
bajando el ritmo de tu corazón,
distrayendo tus alegrías,
apenas un hilo luminoso en tus ojos.

Ya no hay nadie en los espacios que eran tuyos
cuando saliste,
y me dejaste sintiendo que te fuiste
a la víspera, cayendo.

 

Esperanzas

Noche de sosiego no habría sido la noche previa,
Pero ya habrás recuperado la energía que perdiste
Y en otro espacio estarás
sin el agobio de tu corazón abatido.
Ya estarás más tranquilo
donde el corazón no es necesario
Y creo que siempre te veré,
en el círculo de las noches de insomnio,
cuando haga falta el optimismo perenne,
que no heredé.
No vendrás, lo sé, pero estarás,
Y si la muerte libera, como creía Whitman,
ahora, quizás,
estés ocupado en alguna conversación alegre,
sin el dolor de un corazón desanimado,
por lo insípido que se puso el mundo
cuando no podías moverte.

 

Brisas y penas

El fresco del trópico entra,
lo traen las altas brisas marinas.
Este salón casi al aire libre
se abre a los presagios de lluvia.
Tus hijos somos ahora rosas en tu pecho
serás padre central siempre.
Pero, ¿quién nos ayudará con las memorias
cuando aparezcan los niños que fuimos?
¿y qué haremos con los que vienen a despedirte
buscándote en nuestro abrazo,
viéndote en nuestros ojos?
Ahora, madre te llora en el jardín
que te han hecho tus dolientes
con las rosas multicolores,
y las lilas sin fin para el colibrí indiferente.

¿Quién lanza este dardo viviente
al centro de la vida como negando la muerte?

Allí están todos,
míralos llegar, tus amigos, tantos,
se agolpan como voces,
personajes detrás de tus historias.
Tu capilla ardiente parece
la reunión de siempre.
Todos hemos vuelto, para verte.

 

Caídas

Van a llevarte ahora y no quiero
sólo quiero que la cascada se llene
con tu conversación alegre
Y que caiga como el viento de marzo
con el olor a raíces nuevas
y con las quejas de las tortolitas
y el llamado del primer tordo.

Quiero que la cascada se llene
con el agua que empaña las ventanas
que caiga y condense el aire en el aire
para ver las alas y las gotas
y que al fin mi voz se quiebre
y que hable este dolor que duele...
que se llene, con los susurros de tus hijos solos
sorprendidos a la víspera y para siempre
que se llene con el agua clara de tu conversación alegre
y que caiga sobre el jardín inmenso
que te han hecho tus dolientes.