Sin embargo, desde varios frentes se organizan los enlaces en bien documentados directorios que le ayudarán a guiarse a través de las madejas de la telaraña. Algunos ejemplos de valía son la Carta de Marear, de Pedro Romero y María Angélica Hernández Mardones, El Viajero Virtual de la revista Espéculo, o, con toda la modestia del caso, el Itinerario de Letralia, páginas en las que el internauta con afinidad por las letras hallará la orientación necesaria para no zozobrar en los mares eternos del ciberespacio.
Una de las iniciativas más firmes y mejor producidas en este sentido es La página del idioma español, un híbrido entre directorio de enlaces y noticiero cultural dirigido desde Río de Janeiro por el periodista uruguayo Ricardo Soca, corresponsal del diario El País, de España, quien desde abril de 1996 mantiene en Internet su proyecto, que "busca sumarse así a otras iniciativas dirigidas a abrir en la Internet nuevos y más amplios espacios a la comunidad de 400 millones de hispanohablantes".
Con una constante preocupación por el desarrollo y estudio del castellano, La página del idioma español bifurca sus listas de enlaces en unas quince categorías, aunque no espere que este número se mantenga, pues Soca las ha incrementado con una velocidad vertiginosa. Quince eran en el momento de nuestra última visita, hace algunos días.
En todo caso no es el número sino la calidad de lo que se ofrece en los enlaces, lo que interesa aquí. Entre las herramientas de trabajo con el idioma, la página de Soca incluye enlaces a diccionarios virtuales que pueden ser consultados con pases de ratón y algunos tecleos, directamente desde su ordenador. Algunos de estos diccionarios son temáticos, como un diccionario de seguros o una base de datos sobre telecomunicación. Para los traductores, existe un aparte donde hallarán desde revistas electrónicas especializadas hasta bases de datos interactivas. Igualmente, la sección de gramática ofrece múltiples enlaces donde cualquiera puede aclarar sus dudas sobre el correcto empleo de nuestra lengua, como el vademécum de la agencia EFE o un programa que corregirá sus textos rápida y eficientemente.
Para usuarios que prefieran el contacto con otros humanos a la interacción con el silicio, La página del idioma español brinda un completo "Quiosco", que no es más que un directorio de la prensa electrónica de Latinoamérica, así como enlaces a listas de correo y revistas especializadas. Para los internautas que no hablan nuestro idioma, la página ofrece algunos enlaces a cursos de español que se imparten en la red.
Los defensores del idioma encontrarán también compuertas para desarrollar acciones de todo tipo. Por ejemplo, una colección de artículos sobre el espanglish, muy interesante dada la difusión que ha tenido este fenómeno social; una sección donde se reflejan los más candentes debates relacionados con nuestra lengua, o la sección donde usted encontrará todas las referencias que necesita para participar en proyectos comunitarios de defensa del idioma.
Tres secciones con explícita apariencia de directorio, pero cuya constante relación con la circunstancia actual del idioma las hacen de visita obligatoria y frecuente, son las que se refieren a literatura —revistas y páginas dedicadas a la difusión de las letras—, miscelánea —páginas sobre las bellas artes y la filosofía— e informática —páginas técnicas sobre la relación de la informática y el idioma.
Las secciones restantes tienen orientación exclusiva hacia lo informativo. Entre éstas, una página dedicada al I Congreso de la Lengua —¿alguien recuerda la hache de García Márquez..?; pues aquí podrá leer, completo y directamente del original, su discurso en aquella ocasión—; una sección de noticias sobre la ortografía que por los momentos está casi absolutamente ocupada por el Nobel colombiano, y otras secciones con artículos sobre el español y su desarrollo. Por cierto, si todavía no sabe cómo trasmitir acentos por correo electrónico, toda la información al respecto se encuentra en esta página, esperándole.
Una visita a La página del idioma español es, ni más ni menos, la entrada a un complejo y sumamente útil santuario de la lengua en un ambiente hostil al castellano como suele declararse, expresamente o no, la gran red.