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Letralia, Tierra de Letras - Edición Nº 38, del 15 de diciembre de 1997

Las letras de la Tierra de Letras


Cuentos breves

Víctor Meza

Ceguera

En un lugar de La Mancha de cuyo nombre tampoco me acuerdo, vivió Sancho, que por obra y gracia de su autor fue el único de aquella comarca que no sufría de ceguera intelectual y que, al contrario de lo que puedan muchos pensar, era muy inteligente. Él manipulaba a Cervantes a su antojo cada vez que tomaba la pluma... Fue quien dio con la razón de la sinrazón... Las posteriores noticias dan como cierto que gobernó felizmente en la ínsula prometida por el señor Quijana que así se llamaba el Quijote en los momentos de lucidez y a quien hizo firmar un documento notariado de su compromiso.

Alá

En el desierto de Arabia, en la provincia de Hedjaz, Mahoma encontró a un pueblo sin dios, y se dijo: "Angel Gabriel, llévame al cielo de los profetas en busca de un Dios para este pobre pueblo pagano". Y Gabriel lo llevó montado en la burra Burac. También, y en compañía del ángel, visitó el infierno. Ya de regreso, lo contó a todos y se constituyó en El Profeta. Todos le creyeron.

Desde esos tiempos, existe este Gran Dios de los árabes, gracias a la genial ocurrencia de Mahoma.

Buda

Bodhisattva siempre buscando un gurú, y el resto buscando a Bodhisattva.

—Dejen de buscarme —decía— y búsquense a sí mismos. No busquen a Dios si no se han encontrado ustedes.

Ellos, sordos y ciegos, buscando el incomparable sendero de la paz, en la atormentada senda de otra mente que busca.

Él, decepcionado del estudio y dedicado a la ascesis, y ellos ya hace dos mil años dedicados al estudio de Él.

La rueda, la gran rueda, el samsara. Romper el cielo interminable. El símbolo solar de Visnú. Visnú era, quién lo sabe, otro Bodhisattva buscándose y aquellos tontos de antes cometiendo el mismo error y convirtiéndolo en otro dios.

—Yo logré el nirvana, ustedes invéntense uno y lógrenlo, pero no a través de mí.

Filosofía del dolor

Profesor de filosofía de la Universidad Summa. Disertaciones. Elucubraciones. Condecoraciones. Al final, después de tantos escolásticos y de un maniqueísmo nauseabundo, asume una postura medio existencialista; digo medio, porque nunca lo declaró. Lleva la vejez con dignidad hipócrita, porque la diálisis semanal y los cólicos nefríticos acabaron para siempre con toda la pestilente filosofía.

En estos momentos sólo concibe el dolor. Maldice. Pide la muerte... Nada de muertes sublimes, novelescas, sólo una rápida y reconfortante muerte, y al diablo con esa vida mísera de filósofo frustrado que nunca olió una flor verdadera.

A Charly (García)

Se ata a su cintura el cordón de plata. Aspira todo el humo que puede. Flota, y ya en la estratósfera comienza a teclear como nunca.

Desde esa altura la ciudad nocturna y enmarañada pasea en su laberinto a los fantasmas de neón, a las viudas de percal... A lo lejos canta el zorzal.

Afina su vista al sur y se decide por el nirvana... Otro pinchazo en la desnuda vena azulada y eso le basta para sobrellevar la miseria vital un minuto más.

Ya recogen sus despojos de la sucia alfombra del cabaret. El pelo blanco. El repertorio agotado... No más música, sólo silencio del bueno. Viviendo siempre en éxtasis.