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Letralia, Tierra de Letras - Edición Nº 40, del 2 de febrero de 1998

Las letras de la Tierra de Letras


Variaciones sobre J. C. Onetti

Osvaldo Mario Picardo

Onetti recorre Memphis

Te dijeron que ahí estaba la tumba de Faulkner,
pero era en otra ciudad llamada también Memphis.
Te dijeron o lo leíste
que volaban demonios sobre una cruz blanca
en un prado verde
y que habría otros nombres como en Spoon River.
"Un artista es una criatura impulsada por demonios".
Lo leíste o te dijeron que estaba muerto
pero a vos te consta que no había tumba.
Lo leíste y en la lectura solitaria de un nombre egipcio
caminaste equivocado una mañana
buscando a un desaparecido.

Onetti nos destroza

"...Nos hace llorar, nos pone tristes",
dice una boca de cerezas de la University of Berkeley.
A veces, el tema tiene la belleza de una estatua griega,
tiene esa emoción en que la vida endulza con un beso
y tiene la mentira en que se esfuerza el alma.
A veces y entonces,
un tipo dentro, un demonio amargo
se sube a la mano que antes acariciaba
y desgarra y viola y asesina.
Y dice:
"es así la vida".

Habla el Tola Invernizzi

Una mujer violín suena de fondo
trepada al humo,
sólo alas de violín en el mentón y el puño:
ese cuerpo desnudo sonando para uno.
Y la cabeza que se apoya sobre su cadera,
de ciervo y de toro cuando la toca.
Como la música flota en un violento mar.
Se vuelve una guerra de cuernos y propiedad,
un silencio muy quieto
en que manos más diestras
tocan
lo que se ha oído nuestro.

(Sin título)

Se nos desorganiza tan fácil todo
todo que es entonces menos que su mano
de pronto enredada en tu pelo y que
"cierra tus ojos y escucha" de Piazzolla y Mulligan,
o que un día exhaustos de andar por Corrientes
los dos
sobre los pasos de otra música (la de Orlando)
y otro orden (el de ustedes solos).
Se nos desorganiza tan simple todo
todo que es entonces más que la concordia
en que decimos ver desde el fondo
a los demás
flotar en la corriente sin hundirse.

nos se digo oigo entre los brazos que te caen
y el pecho que le explota
desorganiza tan burdamente
la vida

Menos que una moneda dando vueltas
hasta donde sólo restan
perdidas formas de ahogados.